“El Gil” confiesa su culpa
¬ Augusto Corro lunes 21, Sep 2015Punto por punto
Augusto Corro
La Policía Federal capturó la semana pasada a Gildardo López Astudillo “El Gil”, autor material de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
En sus declaraciones ante las autoridades, el capo se refirió al escenario político guerrerense, en el que participan políticos y narcos.
Es decir, la narcopolítica en todo su esplendor.
“El Gil”, uno de los capos principales de “Guerreros Unidos”, aceptó que dio la orden de detener, levantar y posteriormente asesinar a los estudiantes. Incluso giró instrucciones de incinerarlos para no dejar rastro alguno.
“Los hicimos polvo, jefe, nunca los van a encontrar”, le informó “El Gil” a su jefe Sidronio Casarrubias.
De acuerdo con las investigaciones anteriores, Fernando Rodríguez “El Cepillo”, capturado en enero pasado, obedeció las instrucciones de “El Gil” para asesinar a los estudiantes y desaparecerlos.
Ahora, con su declaración, “El Gil” ratificó lo dicho por policías y sicarios que participaron en la masacre de normalistas la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre, el año pasado.
El capo volvió a referirse a la narcopolítica guerrerense y mencionó a nueve presidentes municipales “que apoyan y protegen a “Guerreros Unidos” a cambio de recursos económicos.
Esos alcaldes, cuyos nombres no se dieron a conocer, colaboran con la delincuencia organizada: les prestan coches patrullas, armas, uniformes y la radiofrecuencia policial para instalar retenes con el propósito de llevar a cabo secuestros.
Tampoco se sabe si esos presidentes municipales coludidos con la delincuencia pertenecían a administraciones pasadas o recientes.
Con la captura de “El Gil”, la Procuraduría General de la República (PGR) espera obtener más información que le permita aclarar por completo cómo ocurrió la muerte y posterior extinción de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
LAS REPERCUSIONES
La matanza de normalistas fue una acción criminal que sacudió a México e impactó mundialmente.
Ese hecho evidenció la relación estrecha entre la delincuencia organizada y la política, como señalamos al principio.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) resultó afectado por la tragedia. Entre otras razones, porque el presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, fue señalado como el autor intelectual del secuestro y muerte de los estudiantes.
La cúpula perredista le abrió las puertas a Abarca para que llegara a la alcaldía, a pesar de que conocían su historia delincuencial.
El controvertido líder de los amarillos, Carlos Navarrete, estuvo obligado a enfrentar el problema en cuanto tomó posesión como presidente del partido.
Por eso, extrañan sus declaraciones, sobre lo ocurrido en Iguala. Dijo, concretamente, que su partido fue blanco de duras críticas, por haber postulado a Abarca como alcalde de iguala.
Situación que, según Navarrete, el gobierno federal utilizó para distraer a la opinión pública sobre otros responsables.
La realidad es que el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa destapó la cloaca política en la que estaban metidos perredistas y narcos.
Y a Navarrete le tocó enfrentar la peor crisis política de su partido.
Navarrete pensó que un poco de demagogia podía controlar los efectos de la tormenta política. Fue a Guerrero a pedir perdón. Más bien fue a hacer el ridículo, como se dice coloquialmente. No le funcionó esa postura falsa.
Todo le salió mal. Posteriormente, el propio líder y sus socios “Los Chuchos” de la tribu Nueva Izquierda (NI) también intentaron defender al entonces gobernador Ángel Aguirre Rivero. No pudieron, el mandatario alcanzado por el caso Iguala, dejó el cargo.
El asunto de la desaparición de los normalistas, el divisionismo, y la deserción de militantes, tienen al PRD en vías de extinción.
En su asamblea reciente, el ex dirigente Jesús Zambrano recibió una rechifla por parte de los perredistas como una forma de reprocharle su actitud servil al gobierno federal.
En Iguala, el PRD empezó a cavar su tumba.
PRESOS POR LA FUGA DE “EL CHAPO”
El fin de semana fueron detenidos varios servidores públicos relacionados con la fuga de Joaquín Guzmán Loera (a) “El Chapo”.
Entre los capturados estaban Celina Oseguera Parra, la ex coordinadora de prisiones del gobierno federal; y Valentín Cárdenas Lerma, ex director de “El Altiplano”, la cárcel donde estaba recluido el sinaloense.
Oseguera Parra, según se informó, relajó la vigilancia que se mantenía sobre “El Chapo”. Por ejemplo, disminuyó el número de reportes sobre el comportamiento del capo, y de las personas que lo visitaban.
El capo del cártel de Sinaloa huyó de la cárcel de alta seguridad, “El Altiplano” por un túnel que llegaba hasta su propia celda.
Las investigaciones de la fuga continúan. Los detenidos son acusados por el delito de evasión del interno Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”.