El chikungunya pega al político
¬ Salvador Estrada martes 15, Sep 2015Folclor urbano
Salvador Estrada
Los políticos principiantes y los maduros ya tienen muchos años de padecer “ese mal” sin esperanza de encontrar la medicina adecuada o la pócima mágica que les quite esos dolores de rodillas que los lleva a “doblarse”.
Ante el desconocimiento de ese mal los políticos han creído que es herencia familiar y que el ADN tiene mucho que ver en la forma como actúan los políticos, ya sea en su partido o ante los poderosos.
Pero esos argumentos no son reales. Su mal no es contagioso ni hereditario. Su enfermedad es agacharse, doblarse, encorvarse. Ser “chueco”, transa, oportunista y lambiscón.
Pero, ¡por fin! se descubrió el origen de ese mal que daña tanto a mujeres como hombres y que los hace perder la dignidad y ser incongruentes en su vida política. El causante de que los políticos sean “agachones”, serviles o “barberos” es ¡el mosquito chikungunya! Este es originario de Tanzania, pero desde hace mucho tiempo está en la vida política de México.
Y la picadura de ese mosquito es la causa que ante el dolor que produce en las extremidades inferiores obliga a los infectados “a ser “agachones o a agacharse y volverse a agachar por que chikungunya quiere decir “agacharse”, doblarse” en el idioma africano kimakonde.
Desde hace muchos años los políticos estaban enfermos de “chikungunya” y no lo sabían, pero ahora que este insecto ha llegado a los estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Colima y Quintana Roo, ya se está combatiendo.
La Secretaría de Salud tiene el control con un ejército de fumigadores que recorren los estados afectados a fin de que se acaben ”los agachones”.
Si los políticos desean ya no ”agacharse” y recuperar su dignidad tendrán que tomar analgésicos de ética política y muchos líquidos de moral. Los pacientes se recuperan completamente, pero en algunos casos por la edad los dolores articulares pueden durar algunos meses más.
El chikungunya está siendo combatido en todo el mudo para que “nadie se agache, ni se encorve” en señal de servilismo ante el poderoso o para que los políticos no se doblen o sean “chuecos”, con la intención de lograr una mejor posición política. Algunos lo llaman tener ”un hueso más grande”.
Pero, ¡quién lo creyera!: un diminuto mosquito obliga a ser agachón, oportunista y lambiscón a los políticos transas con un simple piquetito de ambición. Pero además del analgésico y de los líquidos para la sanación existe un remedio tradicional: El piquete del chinkungunya se contrarresta con caminar erguido o ser “derecho“ y vivir en congruencia y rectitud que es el camino para no ser un político enfermo.