La semana de los mitos
¬ José Antonio López Sosa lunes 14, Sep 2015Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Arrancamos ayer la semana de los mitos en nuestro país, no se trata de ser pesimista y resistirse a celebrar a la patria, simplemente no debemos dejar de lado lo que el viejo régimen del siglo pasado nos dejó como herencia y que, en muchos casos, sigue sirviendo como un mecanismo de control social.
Ayer como cada año, se conmemoró la caída de los Niños Héroes de Chapultepec. Perfectamente documentan en el libro “Niños Héroes” José Manuel Villalpando y Alejandro Rosas el mito que se creó en el siglo XX a partir de este hecho, ni son todos los que eran ni eran todos los que son, así de sencillo.
El gobierno de la República sigue rindiendo honor a seis cadetes y dejando de lado a muchos otros, cambiando historias y haciendo del mito, una herencia hegemónica.
Mañana por la noche, la conmemoración del Grito de Dolores, en la fecha de cumpleaños de Porfirio Díaz tal como lo dispuso el dictador durante su mandato, a pesar que el cura Hidalgo se levantara la madrugada del 16 de septiembre, Díaz dispuso que la celebración fuese, ¿por qué no?, en su cumpleaños, el día 15.
Otro mito que celebramos es nuestra independencia, en realidad cada día nos volvemos una nación más dependiente, sobre todo de los Estados Unidos de América tanto en materia económica como política.
No estaría mal si ello se tradujera en beneficios para los ciudadanos, pero ¿dónde están que no los vemos?, la palabra soberanía se ha prostituido tanto para la derecha como para la izquierda, tanto para los que quieren privatizar hasta el agua como para los que invocan a un gobierno como el de Stalin en la extinta Unión Soviética.
Lo cierto es que la mexicanidad va más allá de la celebración política disfrazada de fiesta cívica. Un Grito de Dolores desde el Balcón Presidencial y un desfile militar no definen la identidad que como nación tenemos, ese mosaico que se aquilató con la base de las culturas indígenas originales y la llegada de razas distintas, lo mismo españoles (con la carga de 8 siglos de dominación árabe) que afrodescendientes, otras etnias europeas y asiáticas que convergieron en nuestro territorio para crear la que hoy es nuestra sociedad mexicana.
Vale la pena celebrar México, ¡claro!, lo que resulta incómodo es celebrarlo a partir del poder político o con base en él, teniendo como eje una celebración oficial que no tiene nada que festejar, al contrario, que cada día nos debe más.
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