Si Bolívar viviera…
¬ José Antonio López Sosa viernes 11, Sep 2015Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Es una vergüenza internacional que las posiciones ideológicas y los fanatismos políticos puedan más que las raíces comunes que dos pueblos como Colombia y Venezuela tienen en su pasado.
Ambas naciones fueron pilar de la Gran Colombia y tienen muchas más cosas en común que las diferencias que sus gobernantes y en ocasiones, su pueblo pregonan.
Ha habido excesos de ambos lados de aquella frontera, el gobierno colombiano, principalmente bajo la administración de Álvaro Uribe dio cobijo a personas acusadas de corrupción en Venezuela, asimismo el propio Uribe con su característico temple, en diversas ocasiones arremetió contra el entonces presidente venezolano Hugo Chávez.
Del otro lado, en Venezuela, Hugo Chávez no se cansó de acusar a Colombia de formar parte de la conspiración global imperialista de desestabilización para su revolución bolivariana, a veces con un poco de razón, otras con mucha fantasía pero lo que faltó siempre fue diálogo y diplomacia.
Hoy día, tras el arrebato del presidente venezolano Nicolás Maduro al declarar estado de excepción en la franja fronteriza y cerrar diversos cruces con Colombia, se muestra que la intolerancia del régimen venezolano es su motor.
Si viviese Bolívar, a ese que tanto adoran de ambos lados de la frontera, ¿con qué ojos miraría la situación actual?
Vaya antagonismo cuando un gobierno como el venezolano habla de los ideales de Bolívar mientras cierra la frontera con su país hermano.
Cito este supuesto porque ambos gobiernos, sobre todo el venezolano suele citar a diario a Bolívar como justificación para todo aquello que deciden, bueno y malo.
El problema del lado venezolano radica en una simpleza: el que no piensa como yo está mal y es mi enemigo.
Ese es el espíritu filosófico de la llamada revolución bolivariana.
En contraste del lado colombiano la cercanía con los Estados Unidos les ha orillado a meter una que otra zancadilla innecesaria al ya de por sí intolerante gobierno venezolano.
Al final del día la realidad la padecen los ciudadanos: en Colombia el desarrollo económico próspero que no llega a los que menos tienen y en Venezuela, una crisis generalizada que acerca al país al colapso, con una justificación permanente de sus dirigentes en una fantástica “guerra económica de la oligarquía”, tan fantástica como los discursos demagogos que invocan a Bolívar cuando en la práxis, se hace lo contrario a sus ideales.
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