La discusión Ejecutivo-Legislativo
¬ José Antonio López Sosa viernes 4, Sep 2015Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Si algo deben agradecer tanto Felipe Calderón como Enrique Peña al ex presidente Vicente Fox, fue haberlos librado de acudir al Congreso de la Unión, a dar verbalmente una síntesis del estado que guarda la nación.
Hoy es suficiente de acuerdo a la Constitución que se entregue por escrito y después, los miembros del gabinete asistan a lo que denominan la glosa del informe.
Por supuesto que era obsoleto el viejo sistema priísta, donde el día del informe era literalmente el día del presidente, donde el entonces Congreso a modo por décadas aplaudía sin cesar cada 1 de septiembre, sin embargo, la democracia también implica debate y esta posibilidad fue arrancada a la sociedad cuando el Presidente dejó de asistir al Congreso.
Si queremos un estado democrático, el presidente en turno debiera ir al Congreso por lo menos una vez al año y escuchar los cuestionamientos de los distintos grupos parlamentarios con relación al estado de la administración pública federal, responder a los mismos y contribuir al debate no sólo en las iniciativas que él mismo envía, sino en el ejercicio del poder político desde la presidencia.
Pareciera que desde la administración de Vicente Fox se busca cuidar al presidente, no exponerlo a los legisladores ni a nadie que pueda cuestionarle, por ello esta suerte de informes entre amigos, donde se dan cita aplaudidores del presidente y donde de manera informal, se hace de nueva cuenta un día del presidente entre aplausos y porras.
Necesitamos una discusión sana y a fondo entre Ejecutivo y Legislativo, necesitamos que el debate sea constante y diario, necesitamos que no sólo se discuta lo que se reformará sino lo que se hizo en la tarea diaria, ello constituye un elemento para madurar un poco nuestra incipiente democracia que en ocasiones pareciera reducir su edad en lugar de aumentarla.
En manos de la legislatura entrante está también este tema, debe manejarse con toda seriedad y responsabilidad más allá de cuestiones electoreras o políticas particulares.
Urge ese debate constante, urge ese informe anual en la máxima tribuna de la nación, urge que el presidente responda críticas y cuestionamientos en el plano político y no sólo a través de la televisión.
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