Piden a Ebrard aplazar entrada en vigor de Ley de Residuos Sólidos
Cd. de México lunes 16, Ago 2010El presidente de la Industria de Bolsas de Plástico, Juan Antonio Hernández, pidió al jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, que aplace la entrada en vigor de las reformas a la Ley de Residuos Sólidos que prohibe la entrega gratuita de bolsas de plásticos en comercios.
Consideró que los comerciantes, industriales y la población no están listos para la puesta en marcha de esa legislación, ante la falta de información, diferentes interpretaciones y errores que existen en ella.
Al reconocer que la venta de bolsas de plástico se ha reducido en la capital, explicó que el cobro de éstas en los establecimientos mercantiles o su sustitución por biodegradables nada resuelven, por lo que es mejor impulsar la práctica de la recolección, la separación y el reciclaje de desechos.
En el marco de la entrada en vigor de las reformas a la ley previstas para el 19 de agosto, Hernández reprobó que las autoridades de la Secretaría del Medio Ambiente (SMA) propongan el cobro de las bolsas, pues en la referida ley no fija alguna tarifa.
Asimismo se desconoce cuál sería el destino de esos recursos y si se incluirían las que sirven para empacar, contener o transportar productos, como el empaque de un ganchito, o sólo las que sirven para transportar mercancía. También consideró ridículas las multas para quien las regale, pues las sanciones económicas van de 36 horas de arresto y de 10 mil a 20 mil días de salario mínimo.
Lamentó que los diputados no se pongan de acuerdo al respecto y consideró importante tener tiempo para crear una ley consensuada, que tenga sustentabilidad y se dé una sola interpretación, además de ofrecer más información a la población y a los comerciantes.
Tras confiar en que antes del 19 de agosto se tenga un periodo extraordinario de sesiones, el líder industrial destacó que es importante que Marcelo Ebrard otorgue una prórroga hasta que exista un consenso entre los diputados y salga una reforma sustentable.
La ley publicada en 2009 contemplaba la creación de una norma que regulara el hecho de que las bolsas fueran degradables o biodegradables, pero ese trabajo está estancado y no se ha podido avanzar, señaló. El Instituto de Ciencia y Tecnología local ha sido incapaz de crear una legislación ante la falta de fundamentos científicos, abundó el presidente de la Industria de Bolsas de Plástico.
Las bolsas degradables o biodegradables no son la solución, opinó, pues se fabrican con la raíz de las papas, de la caña de azúcar o de otros materiales, y no hay fábrica en el mundo que pueda general tal cantidad de biopolímeros para suministrar la cantidad que se requiere.
Las bolsas degradables, abundó, no tienen problemas de fabricación, aunque el precio se tendrá que incrementar en 20 por ciento, pero ese plástico no se puede reutilizar, además se carece de una norma que regule su uso; de ahí la importancia de fomentar la cultura del reciclaje.
Juan Antonio Hernández comentó que iniciaron una campaña de información entre los comerciantes, principalmente los pequeños, para que sepan cómo deben llegar los verificadores a inspeccionar la venta de las bolsas y evitar con ello actos de corrupción.
Insistió en la necesidad de un diálogo con Marcelo Ebrard y la secretaria del Medio Ambiente local, Martha Delgado Peralta, para consensuar ideas, pues dijo que la funcionaria se ha reunido con algunas empresas a las que ha sugerido la venta de las bolsas a un peso.
Recordó que a partir de la “satanización” de las bolsas de plástico se han perdido casi 15 mil empleos de los 150 mil que generan en el país, y las ventas se han reducido entre seis y siete por ciento.
A nivel nacional se generan 30 mil toneladas de bolsas de acarreo, de las cuales 18 por ciento son para el Distrito Federal, donde se regalan diariamente 15 millones de bolsas que equivalen a uno por ciento del total de la basura que se genera y termina en los tiraderos por la falta de reciclaje.
Para la creación de esta ley, añadió, la Secretaría de Medio Ambiente se basó en una disposición que se hizo en Irlanda en 2003, donde se estableció un impuesto de 10 centavos por bolsa para que la gente dejara de adquirirlas, pero la estrategia no funcionó pues aumentó la venta de bolsas grandes para la basura.
A su vez Eduardo de la Tijera, especialista en la sustentabilidad del plástico, pidió al jefe del Gobierno del Distrito Federal (GDF) escuchar a los industriales y evitar que entren en vigor las sanciones hasta que exista consenso y una sola interpretación de la ley.
Asimismo exhortó a los consumidores a que no paguen doble por la bolsa y al comerciante, que no permita que lo intimiden porque basta con manifestar que la bolsa se cobra.
Explicó que la ley de residuos sólidos no es nueva pero prohibe algo que no existe, pues las bolsas se cobran dentro del precio de la mercancía, al igual que la renta, el combustible, los sueldos, los gastos administrativos y otros.
Si la autoridad sugiere el cobro de un peso por bolsa, refirió, esa acción equivaldría a poner un impuesto a los alimentos con un impacto de 13 por ciento del gasto de alimentos en promedio de las familias, lo que a su decir es una forma simulada de aplicar un IVA.
El costo de la bolsa también representaría despojar a la población de recursos, pues por un lado al Programa de Adultos Mayores del gobierno capitalino se destinan cuatro mil 600 millones de pesos, pero a sus familias les cargaría cinco mil 500 millones de pesos si se les cobra a peso la bolsa; “eso es falta de sensibilidad política”.
El especialista consideró que la degradación del material no reduce el consumo de las bolsas, por lo que se debe tener un plan de manejo que está reglamentado desde 2003.
En él se considera un programa de separación de residuos, que sólo lleva 25 por ciento de avance pese a que desde 2008 el programa de separación de residuos debería aplicarse en su totalidad.
De la Tijera destacó que otra de las formas de reducir el uso de las bolsas de plástico es que en los comercios se utilicen para tener más capacidad y que adquieran de buena calidad, toda vez que en ocasiones usan dos para que resista el peso de lo que transportan.