De tres bandas
Ramón Zurita Sahagún lunes 31, Ago 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Tardó mucho, pero el presidente Peña Nieto decidió ejecutar, en el momento preciso, una carambola de tres bandas.
De un solo golpe cambió a los titulares de siete secretarías y otras dos dependencias, ya que faltó el nombramiento del director del Banco de Comercio Exterior y quedan pendientes los de directores de Lotería Nacional y Pronósticos Deportivos, así de cómo varias subsecretarías, acéfalas desde hace meses.
José Antonio Meade, Rosario Robles y Claudia Ruiz Massieu estrenan cargos, diferentes a los que ostentaban José Eduardo Calzada Rovirosa, Aurelio Nuño, Rafael Pacchiano.
Los cambios en su gabinete muestran su decisión de rejuvenecerlo, aumentar sus fichas para la sucesión, consolidar su equipo y frenar al adelantado.
El tiro fue de precisión y le permitió deshacerse de varios personajes que le allanaron el camino hacia Los Pinos y funcionaron dentro de su estrategia primaria, pero que a últimas fechas requerían de su relevo.
Justo un día antes de la celebración del Día del Abuelo (¿simple coincidencia?) el presidente optó por jubilar de su gabinete a los titulares de Sedatu, SEP, Sagarpa y Semarnat, rotar a los de Relaciones Exteriores, Turismo y Desarrollo Social.
Jesús Murillo Karam, Emilio Chuayffet Chemor, Enrique Martínez y Martínez y Juan José Guerra Abud formaban parte de los políticos que le sirvieron de contención para los primeros meses de su administración.
Los cuatro formaban parte del círculo político que le permitió acceder al gobierno del Estado de México, desde donde se construyó la plataforma que lo proyectó a la Presidencia de la República.
Murillo Karam y Martínez y Martínez fungieron como delegados del PRI y trabajaron bien en lo electoral y organizacional en el Estado de México, mientras que Chuayffet Chemor (ex gobernador) y Guerra Abud, mantienen presencia en la entidad.
Pero más allá de eso, Murillo y Chuayffet fungieron como contención a los problemas que podrían avecinarse con el ascenso al Poder Ejecutivo federal y las reformas consideradas necesarias por el nuevo gobierno.
Chuayffet ha sido y es adversario directo de Elba Esther Gordillo y de Manlio Fabio Beltrones, mientras que la dureza de Murillo era necesaria en la PGR por aquello de una situación convulsa.
Los dos, Chuayffet y Murillo (junto con Guerra Abud, de origen libanés), estaban convertidos en una piedra en el zapato para los proyectos futuros.
El mexiquense se encuentra enfrentado con dos personajes más cercanos al afecto presidencial, por añadidura también ex gobernadores: Alfredo del Mazo y César Camacho.
Por su lado, el hidalguense es factor de poder en su entidad, donde se considera un obstáculo para el grupo gobernante del secretario de Gobernación, Miguel A. Osorio Chong, quien manejará la sucesión en la entidad.
Ambos cumplieron con su cometido, pero llegó el momento de jubilarlos. Martínez y Martínez y Guerra Abud simplemente pasaron en forma anodina por sus dependencias.
La sangre nueva que llega y la que fue rotada muestra que las fichas presidenciales se acomodan para el futuro y que habrá que tomar en cuenta a cuando menos un par de ellos en la sucesión.
José Antonio Meade, nuevo secretario de Desarrollo Social y Aurelio Nuño Mayer, titular de Educación Pública, habrán de mostrar en lo futuro si cuentan con el empaque suficiente para ser considerados dentro de la baraja para el 2018.
Con la llegada de los nuevos miembros del gabinete se fortalece también la figura del secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, aunque en la situación financiera del país parece operar en su contra.
Meade y Nuño son fichas que se mueven alrededor del encargado de las finanzas públicas, como también lo hacen Enrique de la Madrid, el nuevo secretario de Turismo, y Virgilio Andrade, secretario de la Función Pública, aunque ya en el plano futuro, de cada uno de ellos dependerá el crecimiento y el criterio con que se muevan.
De los demás poco se podrían acercar a la disputa por la candidatura priísta, aunque, tal vez, Claudia Ruiz Massieu pudiera hacerlo, pero el peso de los apellidos que le ha permitido el súbito crecimiento político, podría operar en su contra.
Rafael Pacchiano, Enrique de la Madrid, Rosario Robles y hasta José Eduardo Calzada, simplemente son catalogados como secretarios del gabinete presidencial. Varios de ellos aportan frescura y juventud al gabinete y tienen como reto principal hacer bien el trabajo.
Lo que sí quedó claro con los cambios ejecutados es que nadie del círculo cercano del Presidente será removido si no es por una falta grave. Miguel Osorio, secretario de Gobernación; Luis Videgaray Caso, secretario de Hacienda y Gerardo Ruiz Esparza, secretario de Comunicaciones y Transportes, son considerados inamovibles.
De los demás cambios no causó sorpresa alguna que José Reyes Baeza fuese designado director general del ISSSTE, ya que el trabajo desarrollado en FOVISSSTE lo convertía en la mejor opción para suplir al interino Luis Antonio Godina.
Renato Sales Heredia dejó de ser el zar antisecuestros, para sumir la función de comisionado de Seguridad, un cargo en que era insostenible Monte Alejandro Rubido.
EQUITATIVOS
Los priístas mostraron que predican con el ejemplo en cuanto a equidad de sexo, ya que designó a ocho hombres y ocho mujeres como vicecoordinadores de su bancada en San Lázaro.
Ivonne Ortega, Georgina Trujillo, Yulma Rocha, Martha Tamayo, Martha Hilda González, Carolina Viggiano, Yarit Tannos y Nancy Sánchez Arredondo forman el contingente femenino y Enrique Jackson Ramírez, Jorge Carvallo Delfín, Jorge Carlos Ramírez, Javier Guerrero, Jorge Estefan Chidiac, Tristán Canales, Álvaro Ibarra Hinojosa y Baltazar Hinojosa son los representantes del género masculino. Todos ellos bajo la coordinación de César Camacho.