Una realidad; no todos los niños iniciaron clases
Nacional martes 25, Ago 2015- Forman parte de la explotación laboral
Claudia Arellano
Ayer iniciaron las clases para el ciclo 2015-2016, pero la realidad en México no es la más prometedora para todos los niños, como es el caso de Mario López Martínez, quien a sus diez años ya ha laborado en tres lugares diferentes; el más reciente de ellos, un local que se dedica a la comercialización de chiles secos, semillas y especies. Mario dice que le habría gustado ir a la escuela como el resto de los niños, tener su uniforme y hasta una mochila de “Batman”, uno de sus personajes favoritos, pero “tiene que trabajar para ayudar con los gastos de la casa”.
Indicadores del Sistema Educativo Nacional en México señalan que al menos 5.5 por ciento de los alumnos que cursan secundaria laboran jornadas extenuantes de trabajo, mientras que otro 2.1 por ciento accede a alguna compensación, revela el documento que agrega: “Para los jóvenes de 15 a 17 años el factor laboral tiene un impacto en su trayectoria educativa, pues sólo cuatro de cada 10 que se ven obligados a realizar alguna actividad continúan sus estudios, frente a ocho de cada 10, quienes no están en el mercado laboral”.
Asimismo, el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), comentó a DIARIOIMAGEN que en preescolar, primaria y secundaria las mayores carencias de infraestructura y equipamiento se concentran en las modalidades que atiende a la población indígena, rural y en condiciones de alta y muy alta marginación en algunos sitios de la ciudad, que son básicamente personas que vienen de comunidades de provincia a la capital en busca de una mejor calidad de vida.
“Debemos trabajar para ayudar con el gasto”
“Mi mamá y yo llegamos aquí cuando tenía seis años con mis demás hermanos, dos más grandes y tres más chicos, los más grandes debemos trabajar para ayudar a mi mamá, porque desde que papá se fue a Estados Unidos no supimos más de él, no sabemos si vive o no, pero hay que sacar los gastos, y por eso aunque me inscribí a la escuela, unos días voy y otros no, estoy en cuarto de primaria”, dijo Mario con la mirada fija en el suelo.
El INEE destaca que la tasa de egreso de la educación primaria también refleja un rezago para aquellos niños de 10 a 14 años de edad, pues sólo 60 por ciento de quienes laboran 20 horas o más a la semana pueden concluir este nivel educativo. Y es que afirman que al realizar actividades domésticas durante 20 horas o más a la semana afecta la asistencia escolar de niños y adolescentes.
Es importante precisar que a pesar de que las leyes mexicanas establecen los 15 años como la edad mínima de admisión al empleo, en diversas regiones del país eso no ocurre.
Los niños y jóvenes que trabajan, tendrán menos probabilidades de avanzar a los siguientes niveles educativos. “El trabajo extenso afecta la asistencia de los niños a la escuela, no sólo eso, aquellos que realizan actividades laborales extensas y además asisten a la escuela, tienen menores oportunidades para asignar tiempo y dedicación a su escolarización. La tasa de abandono escolar en primaria registra un 0.7 por ciento; en educación secundaria 5.1 por ciento y en media superior alcanza 14.3 por ciento”, asegura la dependencia.
Mario relata que desearía no tener que trabajar, pero “siento feo ver que no le alcanza a mi mamá para dar de comer a todos, yo sí quiero ir a la escuela. Quiero ser policía, pero de los que no roban y manejar una patrulla, cuidar a la gente, quiero estudiar para no estar como ahorita, mis papás no estudiaron, mi mamá no sabe leer y por eso cuesta trabajo salir, yo ya sé leer, escribir y ya le enseñamos a mi mamá”, comenta.
Este año en el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, que se conmemora el 12 de junio, OIT, UNICEF y la Oficina de la UNESCO en México hicieron un llamado a promover la educación gratuita y de calidad para prevenir y eliminar el trabajo infantil, una situación que en México afecta a 2.5 millones niñas y niños menores de 18 años de edad, según el Módulo de Trabajo Infantil. De acuerdo a estos datos, uno de los motivos que los niños y niñas en México mencionan para trabajar es “pagar su escuela y/o sus propios gastos”.
El trabajo afecta la salud del menor
Este año, las agencias de la ONU difunden la campaña “No al trabajo infantil, Sí a la educación de calidad”, ya que en México 2.1 millones de niñas y niños de 5 a 17 años no asisten a la escuela, cifra que representa el 7.2% de la población en este rango de edad. En tanto, el 40 % de las niñas, niños y adolescentes que trabajan no van a la escuela. La primera razón por la que las niñas y los niños no asisten a la escuela es la falta de interés o aptitud, lo que está relacionado con la baja pertinencia y calidad de la educación. En este sentido, las organizaciones internacionales resaltan que es necesario que el sistema educativo dé seguimiento personalizado a las niñas y los niños más vulnerables.
Thomas Wissing, director de la OIT-México, señaló que “el trabajo infantil afecta la salud y el desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes, y su principal causa es la pobreza de los hogares. Sin embargo, no resuelve su situación económica, ya que por cada dos años que las niñas y los niños no estudian, ganan 20 por ciento menos en sus trabajos cuando son adultos”.
La representante de UNICEF en México, Isabel Crowley, recordó que la Convención sobre los Derechos del Niño, ratificada por México hace 25 años, establece “el derecho del niño a estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social”.
Enseñanza de calidad gratuita
Nuria Sanz, directora y representante de la Oficina de la UNESCO en México, destacó que el acceso universal a la educación, y en particular a la enseñanza de calidad gratuita y obligatoria, garantizada hasta que el alumno alcance la edad mínima que fija la ley para acceder a un empleo, es un factor decisivo en la lucha contra la explotación económica de niñas y niños. La educación es un instrumento poderoso que promueve la libertad y la autonomía personal y genera importantes beneficios para el desarrollo personal y la participación plena en la vida de la comunidad.
Según las estimaciones mundiales más recientes, unos 168 millones de niños de 5 a 17 años de edad se encuentran en situación de trabajo infantil y 85 millones están en alguna de sus peores formas, como el trabajo peligroso.
Mario es uno de tantos niños que desde las 5:00 de la mañana trabajan en el mercado de La Merced, acercados a conflictos sociales propios de la zona y que sin duda afectan su desarrollo y la sanidad de su crecimiento, debido a los ambientes a los que se enfrentan. Mario desea continuar sus estudios, pero asegura “es más importante comer y ayudar que ir a la escuela, aunque si me gustaría ir, creo que primero deben ir mis hermanos más chicos, yo ya aprendí a leer aunque sea”, indica un tanto resignado el pequeño niño que a los seis años “trabajaba cargando bolsas de mandado”.