Al rescate de tres
Ramón Zurita Sahagún miércoles 12, Ago 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Uno de los principales propósitos electorales de la nueva dirigencia priísta que encabezará en los próximos días Manlio Fabio Beltrones Rivera, es el rescate de los tres estados que su partido perdió en los comicios del 2010.
En aquel entonces, una coalición de derecha-izquierda, formada, principalmente, por Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática les arrebató los estados de Oaxaca, Puebla y Sinaloa.
Los candidatos ganadores fueron Gabino Cué Monteagudo, Rafael Moreno Valle Rosas y Mario López Valdez.
Todos ellos tenían un común denominador de haber militado en el PRI, donde sus ambiciones electorales no les fueron concedidas.
En distintas etapas de su vida, fueron abandonando al partido tricolor y pasaron a formar parte de otro organismo político. De esa forma, Gabino fue alcalde Oaxaca y candidato de la izquierda seis años antes de ese triunfo.
Moreno Valle se pasó a las filas del PAN y consiguió un escaño de mayoría, cuatro años antes de ese triunfo por la gubernatura.
López Valdez (MALOVA) renunció al PRI unas semanas antes de la elección, se convirtió en candidato de la alianza derecha-izquierda y se mantuvo al margen de la militancia partidista.
Esos fracasos electorales sucedidos en el proceso electoral anterior se debieron, principalmente al interés de los entonces gobernadores Ulises Ruiz Ortiz, Mario Marín Torres y Jesús Aguilar Padilla de situar candidatos no tan accesibles para el electorado, pero que respondían a los intereses personales de los gobernantes.
Eviel Pérez Magaña, Javier López Zavala y Jesús Vizcarra, no resultaban ser los candidatos del PRI mejor posicionados, pero si los más cercanos al afecto de los entonces gobernadores. Los tres fueron derrotados con amplitud, en una jornada que abrió el camino para ese tipo de alianzas victoriosas.
Seis años después, los mismos partidos analizan la posibilidad de ir de nueva cuenta unidos, en un propósito de ganar el mayor número de gubernaturas de las doce que habrán de disputarse.
Claro que en esta ocasión las cosas son distintas, ya que el PAN vive conflictos internos complicados con los posicionamientos de dos grupos que buscan sacar ventaja con vistas a la elección presidencial del 2018.
En el PRD la situación no es ajena, ya que la debacle electoral del pasado proceso federal marca el inicio del declive del grupo preponderante de “Los Chuchos” (Nueva Izquierda) y el relevo de su dirigente nacional, Carlos Navarrete Ruiz.
Con esa circunstancia a favor, los priístas deberán evitar nuevas fracturas que les frenen el camino hacia la posibilidad de recuperar esos territorios.
Sin embargo, el panorama no es nada halagüeño para los militantes del tricolor, ya que en los tres casos, los prospectos principales se encuentran enfrentados entre sí.
Puebla tendrá una elección atípica, ya que el nuevo gobernador asumiría por un período de dos años, ya que en 2018 surgiría el nuevo mandatario sexenal, lo que provoca que la mayoría de los aspirantes del tricolor rehúyan la posibilidad de competir por la de dos y prefieren esperar la de seis.
La senadora Blanca Alcalá Ruiz es, al igual que hace seis años, la mejor posicionada, pero los grupos que mantienen su lealtad al ex mandatario Mario Marín empujan por una nueva candidatura de Javier López Zavala.
Otros aspirantes son Alejandro Armenta y Víctor Manuel Giorgana, diputados federales electos y el ex rector de la BUAP y actual diputado federal Enrique Doger.
El problema estriba en que los marinistas no quieren dejar pasar a la senadora Alcalá, como sucedió hace seis años y podrían originar un rompimiento.
Oaxaca tiene un problema similar, ya que dos ex gobernadores priístas disputan el derecho de elegir al nuevo candidato. José Murat Casab tiene en su hijo Alejandro (director de Infonavit) su carta principal, mientras que Ulises Ruiz Ortiz cuenta con dos alfiles: Héctor Pablo Ramírez (director de Liconsa) o en su defecto repetir al senador Eviel Pérez Magaña.
La situación en Oaxaca es que Murat y Ulises son adversarios irreconciliables, por lo que si alguno de los dos proyecta a su candidato, el otro hará lo imposible para cerrarle el camino, como sucedió hace seis años. Claro que los mencionados no son los únicos aspirantes, pero sí los mejores posicionados.
Hay otros como el alcalde de la capital del estado, Javier Villicaña Jiménez que alzan la mano, mientras que otros impulsan como aspirante al dirigente del Consejo Coordinador Empresarial, Gerardo Gutiérrez Candiani.
El encono entre Murat y Ulises hace necesaria una clara negociación, para evitar que los desfiguros de uno y otro provoquen una nueva derrota.
En Sinaloa tienen una amplia baraja de prospectos, aunque los dos mejor ubicados son el candidato derrotado hace seis años, Jesús Vizcarra y su entonces operador y consejero, el senador Aarón Irízar.
Estos personajes salieron sumamente contrapunteados de la elección de 2010, donde el hoy senador fue el encargado de coordinar el norte del estado y fue la zona donde perdió en forma más abrumadora Vizcarra.
Claro que hay otros prospectos del PRI que alzan la mano, por si habría que decidir con un tercero en discordia, el que tendría que limar las asperezas entre Vizcarra e Irízar, entre las que se encuentran las económicas.
El diputado federal saliente Heriberto Galindo y los entrantes David López y Enrique Jackson, además de la senadora Diva Hadamira Gastélum, pasan lista de presentes, con menores posibilidades.
Con este panorama de encono entre grupos estatales, Manlio Fabio Beltrones tendrá que hilar fino, para presentar una buena baraja de opciones ante quien decidirá los nombres de los candidatos adecuados.