Unidad de izquierda, ¿imposible?
¬ Augusto Corro martes 11, Ago 2015Punto por punto
Augusto Corro
Los políticos de izquierda buscarán la unidad que los lleve a triunfos inéditos. No será fácil porque desvirtuaron el fin de sus metas.
Por ejemplo, en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) ya se dieron cuenta que el divisionismo es el enemigo a vencer.
Lo único complejo de esta situación es que buscarán a sus adversarios políticos, de la misma línea de izquierda, para establecer alianzas frente a las elecciones estatales del próximo año y presidenciales en el 2018.
¿A qué nos referimos? Pues a la posición de los perredistas que intentarán un acercamiento a sus adversarios acérrimos, los líderes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Los dirigentes de ambos partidos saben muy bien que divididos no lograrán nada en contiendas políticas que se antojan complejas.
Ante esas posibilidades no les quedará más remedio a las organizaciones políticas que aliarse con quien sea, no importa que practique o no el mismo credo político.
Ya los perredistas acordaron, en su última reunión nacional, integrar una comisión que busque alianzas con partidos progresistas para los comicios de 2016. En esa comisión estarán Ifigenia Martínez, Pablo Gómez, Leonel Godoy, Luis Sánchez, Ariadna Montiel y Elpidio Tovar de la Cruz.
Claro, esa coalición organizaciones políticas incluye al Partido Acción Nacional (PAN) y descarta al Partido Revolucionario Institucional (PRI). Actitud extraña, luego del servilismo perredista al gobierno federal tricolor, como ocurrió en el caso del Pacto por México.
Así pues, los perredistas tendrán que utilizar todo su ingenio para salir del abismo en que se encuentran y uno de los caminos es la unidad para mostrar fortaleza. El 2016 servirá como año experimental para comprobar hasta dónde podría llegar la izquierda unida.
Y si hablamos de la izquierda unida, necesariamente tienen que aparecer la alianza de Morena y el PRD. ¿Aceptará López Obrador esa coalición? Es posible, porque su ambición es convertirse en inquilino de Los Pinos.
Aunque su brazo derecho, el presidente de Morena, Martí Batres, ya rechazó cualquier alianza con los amarillos.
Para nadie es un secreto la unidad es fundamental en los partidos de izquierda, pero ésta no se dio por el sinnúmero de intereses personales de sus líderes.
Para no ir tan lejos, “Los Chuchos”, los todavía dueños del PRD, en su afán desmedido de poder, tienen a su partido en la peor crisis de su historia.
El propio López Obrador, en su ambición también busca alianzas con el partido o agrupación que sea. Su desesperación lo llevó a ofrecer la unidad a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), sin reconocer que se trata de una agrupación desprestigiada, casi al margen de la ley.
¿Cómo aliarse con maestros a quienes no les interesa la educación de los niños oaxaqueños? Es una actitud imperdonable el negarse a dar clases, por una lucha que ni los propios educadores saben de qué se trata.
Pero a López Obrador le interesan los maestros oaxaqueños, aunque el mismo y sus morenos no movieron un dedo para exigir justicia en el asunto de los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos aquella fatídica noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre del año pasado.
Pronto sabremos la aceptación o rechazo de Morena a las alianzas con sus rivales, los perredistas que sueñan con la unidad, porque no les queda otra vía. Sin principios, sin ideología y sin valores, los amarillos se encuentran en la lona.
CRISIS DE LIDERAZGO BLANQUIAZUL
Hacía varios días que Vicente Fox guardaba silencio. No aguantó más. Ayer abrió la boca para afirmar que Acción Nacional enfrenta una crisis de liderazgo por la permanencia de dirigentes débiles, sin pasión, ni compromiso por México.
La verdad sea dicha, el blanquiazul no tiene un gran liderazgo desde hace mucho tiempo. Quizás, el último dirigente fue Carlos Castillo Peraza, un político inteligente y culto. Una mezcla extraña en un panista.
Fox, sin ninguna autoridad moral para opinar del PAN, se lamentó que dentro del proceso interno para elegir nuevo líder, los aspirantes Javier Corral y Ricardo Anaya se enfrasquen en descalificaciones que dañan la imagen del instituto político.
Para ser objetivos, quizá nadie la ha dicho a Fox que con su pésima administración presidencial dañó más al PAN que los propios enemigos del partido, por una sencilla razón, no era panista.
El partido lo cobijó para que llegara a Los Pinos y luego el guanajuatense se olvidó de Acción Nacional. Desde aquellos años ve al blanquiazul y a sus militantes como bichos raros.
Es larga la historia de conflictos entre Fox y el PAN. En las últimas elecciones presidenciales, ni siquiera tuvo la atención de votar por Josefina Vázquez Mota, la candidata blanquiazul.
¿Qué no hay liderazgo en el PAN? Mejor, a tener un dirigente como Fox, uno de los expresidentes más inútiles de México.