Crisis en el sol azteca
¬ Augusto Corro viernes 7, Ago 2015Punto por punto
Augusto Corro
El Partido de la Revolución Democrática vive su peor crisis política, luego de los pobres resultados que obtuvo en las elecciones de junio pasado.
Es tan compleja la situación de sobrevivencia en esa organización política, que el líder, Carlos Navarrete, puso a disposición de la cúpula perredista el documento de su renuncia, por si esta es necesaria para lograr la refundación o reconstrucción del PRD.
Así pues, se encuentra la moneda en el aire. ¿Se va o se queda Navarrete como presidente del PRD? Entre las tribus perredistas, la mayoría se inclina por el cambio del dirigente nacional.
Sin embargo, la corriente Nueva Izquierda de “Los Chuchos” actuará de tal manera que si bien es cierto que Navarrete podría dejar el liderazgo, ellos lucharán por mantener el poder en el partido, como ocurrió en los últimos años.
Quizás Jesús Zambrano y Jesús Ortega se encuentren a un paso de demostrar su fuerza real y total en un escenario que por ahora les es adverso, debido a sus errores políticos, al divisionismo interno y a sus peores resultados electorales.
No olvidar que una de esas fallas graves fue su entreguismo al gobierno federal a través del Pacto por México. Con esa acción empezó a abollarse la imagen de ese organismo político y de “Los Chuchos”.
LA CRISIS
En el PRD la crisis política empezó hace mucho tiempo. Los factores que intervinieron son múltiples, aunque uno de ellos fue determinante: el pleito de “Los Chuchos” contra Andrés Manuel López Obrador.
Los seguidores del tabasqueño empezaron a manifestar su repudio a la cúpula perredista que poco o nada hizo para evitar el divisionismo que jamás pudo erradicarse. Al final de cuentas, López Obrador dejó a los perredistas para su fundar su propio partido: Movimiento de Regeneración Nacional.
Ese conflicto se agudizó durante la presencia de Navarrete en la presidencia del PRD. También le tocó ver cómo abandonaban el partido figuras de la izquierda, entre otras, uno de los fundadores, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Marcelo Ebrard Casaubon, ex jefe del gobierno capitalino.
Claro, a López Obrador lo siguió un número considerable de amarillos, que de no ser por la presencia de tribus aguerridas, que también buscan satisfacer sus ambiciones personales de sus líderes, el partido solo viviría en el anecdotario político mexicano. Y de no lograr la refundación anhelada, en eso acabará el PRD que ahora no alcanza a identificarse como un partido de izquierda.
Primero, la dirigencia perredista encabezada por “Los Chuchos” tuvo que asimilar el éxodo de los lópezobradoristas o morenos y luego rumiar sus derrotas en los comicios de junio. Esto realmente les dolió porque en su bastión principal, el Distrito Federal, perdieron varias delegaciones políticas y el control en la Asamblea Legislativa.
IRRESPONSABILIDAD COMPARTIDA
Los conflictos en el PRD se agudizaron durante la presidencia de Navarrete. Desde los primeros días de octubre que asumió el poder, le reventó en las manos el asunto de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos.
Tal vez con un cargo de conciencia, el líder, recién llegado al puesto, fue a Guerrero a ofrecer disculpas por la mala administración de los gobiernos perredistas en esa entidad.
Cabe señalar que la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre pasado, en Iguala, Guerrero, se escribió una de las páginas más cruentas en nuestra historia moderna: los policías municipales y los narcos secuestraron a los normalistas y los desaparecieron. Esta herida aún no cicatriza.
Los policías y los narcos fueron acusados como los autores materiales de esa tragedia, mientras que el alcalde perredista de Iguala, José Luis Abarca, fue señalado como el cerebro que dirigió la acción contra los estudiantes.
Después de esos acontecimientos, el presidente municipal huyó. Días después y previa entrevista con el ex diigente Jesús Zambrano, el fugitivo fue detenido en Iztapalapa, gobernada por un delegado perredista.
A lo anterior debe agregarse el pésimo gobierno perredista de Ángel Aguirre Rivero, que tiene en el presente a Guerrero sumido en el caos y la violencia y a Acapulco en una de las ciudades más peligrosas del mundo.
El mandatario Aguirre Rivero hizo de la administración pública una empresa de colocación de empleos. Más de cincuenta parientes desempeñaban diferentes trabajos en el gobierno estatal. Su hermano Carlos Mateo terminó en la cárcel por el delito de lavado de dinero.
En fin, no pasará mucho tiempo para saber cuál será el destino político de Navarrete, que dicho sea de paso, le tocó bailar con la más fea, como se dice coloquialmente.
Feliz fin de semana.