Justicia a la niñez de Oaxaca
¬ Augusto Corro jueves 23, Jul 2015Punto por punto
Augusto Corro
Por fin, en Oaxaca habrá orden en la educación pública, luego de sexenios del caos propiciado por autoridades estatales ineptas y líderes magisteriales “grillos”.
Las autoridades anunciaron la desaparición del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) controlado por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y su apéndice la Sección 22.
Con lo anterior, se busca recuperar la rectoría del estado en materia educativa en Oaxaca.
Se crea un “nuevo IEEPO”, es decir, un Instituto Estatal de Educación Pública, donde los maestros no volverán a ostentar algún cargo de importancia para el funcionamiento de la enseñanza. En síntesis, se le quita a la CNTE el control de los profesores.
El magisterio oaxaqueño, en manos de dirigentes ambiciosos perdió el rumbo. Ni ellos mismos sabían cuáles eran sus metas. A veces efectuaban paros “locos” por demandas salariales, otras veces protestaban contra la reforma educativa, etc. Una de sus acciones negativas fue la de boicotear el proceso electoral reciente.
Los líderes de la disidencia magisterial se encargaron de trastocar la tranquilidad por todos los lugares donde se les ocurría llevar sus protestas. En el Distrito Federal, en la capital oaxaqueña, etc., fue total el repudio a los maestros y a sus actos vandálicos.
Sin embargo, esos hechos violentos de los profesores quizás no afectaron tanto a la sociedad mexicana, como el dejar sin clases a los niños oaxaqueños. Sin ningún miramiento, los ciclos escolares eran alterados impunemente.
Quizás esa actitud de los maestros oaxaqueños fue la más condenable. Ellos, mejor que nadie, conocen la pobreza en la que vive el pueblo y que para superarla el único camino es el de la educación.
Pero no, fue más importante para líderes sindicales encauzar su lucha por el rumbo de la política; mezclar sus intereses personales con supuestas luchas sociales, sin pensar que los más afectados eran los niños.
Por ejemplo, Rubén Núñez, el dirigente que más asomaba la cabeza, ganaba alrededor de cien mil pesos mensuales, sin dar clases. Reconoció que los maestros le pagaban por hacer política. Raya en el cinismo la declaración de ese mentor-“grillo”.
Se tomó, pues, la decisión de ordenar la educación en Oaxaca. Lo más importante será el de asegurar que los niños cuenten con ciclos escolares completos, con profesores de la mejor calidad educativa.
El gobierno federal ofreció toda la ayuda necesaria para reencauzar la educación pública en Oaxaca. En buena hora.
¿Podrá con el paquete el inepto gobernador Gabino Cué?
OTRO GOBERNADOR EN EL RIDÍCULO
En Guerrero, como en Oaxaca, el gobernador funciona como una figura decorativa. Nadie lo respeta. Es más, los hace huir, los tiene amedrentados.
Veamos: el mandatario estatal, Rogelio Ortega, y varios funcionarios se reunieron en la sede del Congreso local, en Chilpancingo, para develar una placa con el nombre del teniente José Azueta Abad, héroe durante la invasión estadounidense a Veracruz en 1914. La ceremonia oficial se efectuaba sin contratiempos hasta que llegaron los maestros disidentes a protestar, entre éstos, algunos padres de los 43 normalistas desaparecidos.
El gobernador y los legisladores huyeron de la sede del Congreso en medio del gas lacrimógeno que lanzó la policía para dispersar a los manifestantes. Así, autoridades civiles y castrenses pudieron salir del Congreso y escapar a bordo de sus vehículos blindados.
OTRA VEZ LA CANTALETA
Todo mundo sabe que son millones de niños en todo el mundo que se ven en la necesidad de trabajar. Eso no es nuevo. Además, todo mundo sabe que poco o nada se hace para ayudar a los menores de edad a resolver sus problemas.
En México, para no ir tan lejos, de los 2.5 millones de niños que trabajan, cerca de un millón no percibe sueldo o gana una mínima remuneración por trabajar jornadas de más de ocho horas.
La población más vulnerada se encuentra entre los cinco y 16 años que trabaja a la par que los adultos con horarios prolongados. Este problema se vive más en el campo.
El tema de tratado por la diputada perredista, Cristina Gaytán Hernández, durante una entrevista. Dijo la legisladora que “se impulsarán cambios para proteger a los infantes”.
La realidad es que ni ella, ni nadie a la vista, se preocupan por la protección de los menores trabajadores.
¿Alguien sabe de la aplicación de medidas contra la explotación de la mano de obra infantil?
Ese sector de la sociedad sigue desamparado por una simple y sencilla razón, forman parte de más de 50 millones de mexicanos que viven en la pobreza. Esta condición de carencias económicas los obliga a colaborar con la familia para conseguir algo de dinero.
La legisladora Gaytán Hernández, al interesarse por el tema de los niños que trabajan cumple con su responsabilidad de velar por los intereses de los menores, pero se trata de una sola voz en el desierto que difícilmente será escuchada y menos atendida.