¿Cuándo recapturan nuestra confianza?
¬ José Antonio López Sosa martes 21, Jul 2015Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Como suele suceder cuando una tragedia sacude a todos los niveles de gobierno en nuestro país, ahora las alianzas, la cooperación y el trabajo arduo se dan a conocer, sobre todo con relación a la fuga de “El Chapo” del penal de máxima seguridad “El Altiplano”.
Desde el mismo día que se fugó, el gobierno y sus áreas de inteligencia buscan la recaptura, ayer se anunció con bombo y platillo que los Estados Unidos colaboran estrechamente con México para lograr tal recaptura.
En estos días leí un tuit muy certero: para reaprehender a “El Chapo”, necesitan reaprender a ser autoridad.
La solución del problema no es la recaptura por sí sola, es que se desarticule la gran cadena de corrupción que llevó por segunda vez a que este delincuente se fugara.
No podemos olvidar que no se desarticuló, ni el gobierno entregó información precisa y veraz del cómo y por qué se dio la primera fuga en 2001, hace 14 años ocurrió y aún no hay una explicación certera.
El gobierno necesita investigar y revelar quién estuvo delante y detrás de tan vergonzoso hecho, quiénes son responsables, cuánta gente se dejó comprar, quiénes actuaron con negligencia o por dinero en este caso (con nombres y apellidos), así como las sanciones o pena corporal sobre los responsables (también con nombre y apellido).
Si hoy recapturaran a Joaquín Guzmán, ¿en qué cambian las cosas?, el hecho se consumó y hay riesgo que ocurra una y cien veces más mientras no se esclarezca.
La solución del problema no es la recaptura, es la recomposición de la estructura de impartición de justicia -incluyendo los penales- del estado mexicano, ahí es donde está el verdadero problema sin resolverse.
Tenemos una lista interminable de crímenes y hechos que no se han esclarecido y alimentan la teoría del complot, esa que tanto aborrece la clase política y los analistas afines al poder: el crimen contra Luis Donaldo Colosio, el asesinato de José Francisco Ruíz Massieu, el crimen contra el cardenal Posadas, la caída del sistema de 1988, la matanza del 2 de octubre de 1968, la desaparición de Manuel Muñoz Rocha, la fortuna de Raúl Salinas de Gortari, el destino de la partida secreta de Carlos Salinas, el enriquecimiento de los Bibriesca Sahagún, la corrupción en la Estela de Luz, la primera fuga de “El Chapo”, en fin, podemos seguir y llenar columnas, lo común de los casos es que no hay certeza ni veracidad en las investigaciones, menos aún en las conclusiones.
Insisto, ¿de qué sirve entonces la recaptura?
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