Políticos tránsfugas
Luis Muñoz viernes 10, Jul 2015Segunda vuelta
Luis Muñoz
Mucho se ha hablado del término “chapulín”, atribuido a los políticos que van de un partido a otro, lo cual, dicho así, no parece tener mayores implicaciones. Sin embargo, si a esos mismos políticos se les aplica la denominación tránsfuga, eso ya es otra cosa.
Existe la certeza de que el transfuguismo tiene lugar por diversos motivos, pero no necesariamente ideológicos.
Esta deserción, si cabe el término, suele darse en los casos de escisiones y cismas en los partidos políticos, pero también sin que necesariamente se dé esta circunstancia.
Es frecuente, aunque no siempre, que el tránsfuga cree un partido político como cobertura de su acción; la historia ha venido a demostrar que existen múltiples circunstancias por las que los políticos deciden abandonar una causa y admitir una nueva.
Consideran algunos que, al igual que en el ámbito militar, hay una traición en ello, considerando así al tránsfuga casi como sinónimo de traidor.
Si hay un ejemplo que ilustre esta situación, ese es el caso de Andrés Manuel López Obrador, que abandonó, primero el PRI, y luego el perredismo para formar su propio partido denominado Movimiento de Regeneración Nacional, mejor conocido como Morena.
Aquí cabría preguntarse si Obrador es tránsfuga “traidor” o representativo de un resurgimiento político, incluso casi como un converso al igual que en el ámbito religioso, o simplemente un oportunista que se aprovecha de las circunstancias de un perredismo dividido.
Dice César Cansino que la expresión “transfuguismo político” más que un concepto especializado acuñado por las ciencias sociales para referirse al fenómeno del paso o el tránsito inmoderado de actores políticos de un partido a otro por razones pragmáticas o por convenir a sus intereses, es un adjetivo que suele emplearse popularmente para señalar y descalificar a ese tipo de políticos por carecer de principios y valores sólidos y moverse oportunistamente de un partido a otro.
Seguro responderían lo mismo que Santa Anna cuando se le preguntó si traicionaba sus principios ¡No, no estoy traicionando nada, simplemente porque nunca los he tenido!
A ese ámbito de referencia más popular que científico, al transfuguismo político también se le conoce como “malabarismo” o “trapecismo”, expresiones igualmente sarcásticas para referirse a una práctica mal vista socialmente aunque cada vez más frecuente entre los políticos profesionales.
Ahí está otro caso, el de Fernando Espino Arévalo, dirigente del Sindicato del Metro y quien ha militado en el PRI y en el Partido Verde. Como él, muchos otros realizan esta práctica que ya se ha vuelto común en el medio político de nuestro país, pero igual se da en democracias insipientes que en democracias consolidadas.
PROPONEN CREAR PATRONATO
En una carta dirigida a Ricardo Bucio Mújica, presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), la organización denominada Parlamento Indígena Mexicano le expresó su propósito de signar un Convenio de Colaboración a fin de crear un Patronato para la Reivindicación Social e Integral para el Rescate y Reinserción de Jóvenes Primo-Delincuentes, preponderantemente con el sector más marginado del país: el indígena y campesino.
Cifras dadas a conocer revelan que suman más de diez mil los internos de este segmento en diferentes cárceles.
El dirigente del parlamento, Nabor López, dijo que la propuesta es crear y poner en marcha un patronato para la reinserción de los jóvenes que por primera vez cometen un delito (no grave), tomando en cuenta que existen experiencias exitosas de este tipo por parte del gobierno federal y del gobierno capitalino.
LA CRISIS DEL ACERO
La crisis del acero en México, y en el mundo, se debe a que se produjo de más y a que las potencias que lo hicieron cuentan con gobiernos que dan subsidios que —más que competitivos— son ventajosos y provocan que el acero excedente barato invada los mercados y afecte a las familias trabajadoras, señaló el diputado panista, Guillermo Anaya Llamas.