Investigar la muerte de tres periodistas más
¬ Augusto Corro viernes 10, Jul 2015Punto por punto
Augusto Corro
Anteayer la Unesco condenó los asesinatos de tres periodistas en México y demandó una investigación.
En este espacio recientemente nos referimos a las muertes de Filadelfo Sánchez Sarmiento, Gerardo Nieto Álvarez y Juan Mendoza Salgado.
Irina Bokova, directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) pidió que de manera urgente se investiguen los crímenes cometidos entre el 26 de junio y el 2 de julio.
Es de agradecerse el interés de funcionaria tan importante en hechos tan reprobables en México. Pero plantados en la realidad, le podemos decir a Irina Bokova que las muertes de los comunicadores no merecen la atención de las autoridades.
En los estados y municipios es tal el poder de las autoridades y de los narcos que son ellos quienes deciden sobre el destino de los periodistas. De ahí que México es uno de los países más peligrosos para ejercer la libertad de información.
Del año 2000 a la fecha, las agresiones contra los comunicadores se repiten con los ingredientes de siempre: violencia e impunidad.
En el caso de Filadelfo Sánchez Sarmiento, los delincuentes lo mataron a balazos; Juan Mendoza Salgado fue encontrado muerto, con vendas, y semidesnudo. Gerardo Nieto Álvarez, de la revista “El Tábano” apareció degollado en su oficina, en Guanajuato.
La demanda de investigación de los crímenes contra periodistas también la hicieron ya otros organismos internacionales, pero no es atendida.
Algunos gobiernos estatales como el de Veracruz, encabezado por Javier Duarte, tienen pendientes muchos casos por resolver; pero se la toman tranquila.
Nadie toma en cuenta las condenas contra los asesinatos de periodistas, como ocurre en Veracruz, uno de los paraísos de la delincuencia organizada y de los caciques. La lista de comunicadores asesinados en esa entidad lo reconfirman.
EN EL 2012 CAPTURARON A “EL MENCHO”
EL Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) está de moda.
En los principales diarios del mundo lo señalan como la organización criminal más importante en México. No solamente eso, también sus dirigentes tienen la influencia suficiente para burlar a la justicia.
Por ejemplo, Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, capo del cártel fue capturado en Zapopan, Jalisco, en agosto del 2012, pero liberado dos horas después por intervención del gobierno panista de Emilio González Márquez.
La aprehensión estuvo a cargo del personal de la Secretaría de Marina.
La captura del capo provocó la protesta del cártel que respondió con narcobloqueos en Guadalajara y diversos municipios.
Ahora, el hijo de El Mencho, Rubén Oseguera El Menchito, sale y entra a las cárceles como Pedro por su casa. Por cuarta vez fue detenido y arraigado por cuarenta días.
¿El ex gobernador de Jalisco Emilio González Márquez será investigado por aquella liberación de El Mencho? No, seguramente. Tampoco se moverá un dedo para saber quién ayuda a El Menchito a burlarse de la justicia.
La impunidad de los narcos vuelve a imponerse.
EL DAÑO YA ESTÁ HECHO
El daño a los empresarios de los circos es irreversible. No habrá más espectáculos con animales y tarde o temprano no habrá más carpas.
Las reformas a la Ley General de Vida Silvestre, promovidas por el Partido Verde, son parciales y muy alejadas de la realidad.
Esperaremos el tiempo necesario para reconfirmar que la vigencia de ese código generará conflictos que afectarán a los animales que supuestamente se quiso proteger.
¿De dónde obtendrán los dueños de los circos el dinero suficiente para proporcionarles el alimento adecuado a las fieras?
Con las carpas cerradas ¿cuál será el verdadero destino de cientos de animales salvajes acostumbrados a atenciones especiales?
La demagogia del Partido Verde funciona en la teoría, pero en la práctica solo provoca problemas sin solución.
Sirva lo señalado para tratar el conflicto de tortura real a los animales, como ocurre en la fiesta brava, en los palenques, en los rodeos, en las charrerías, en el cautiverio de las bestias, etc.
Pero el maltrato a las reses en las corridas de toros no les interesa a los “verdes”. La tortura y la muerte de los astados son aceptadas y programadas sin mayores problemas.
En las charrerías y en los rodeos los caballos y los toros son tratados con rudeza ilimitada, etc. Nadie lo ve.
En los palenques, las peleas de gallos nos recuerdan una etapa de salvajismo que no se puede superar.
Si la Ley General de Vida Silvestre busca proteger a los animales tiene que ampliar su perspectiva, porque así como se encuentra, deja intocable el espectáculo cruento de las corridas de toros.
Desafortunadamente, en la aplicación de las leyes de protección a los animales esta vez se empezó al revés.
El destino de las fieras es impredecible. ¿El Partido Verde se encargará de alimentarlos? Vaya enredo.
La pregunta obligada: ¿Cuándo se pondrá fin a las corridas de toros?