Métodos presidenciales
Ramón Zurita Sahagún lunes 6, Jul 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Fue la súbita irrupción de Vicente Fox Quesada la que desató la fiebre de los aspirantes presidenciables, en el no tan lejano 1997.
Antes de eso, los prospectos presidenciables se cuidaban de manifestar sus aspiraciones y hacían caso de la sentencia del viejo dirigente cetemista Fidel Velázquez Sánchez: el que se mueve no sale en la foto.
Los priístas siempre han sido disciplinados y acatan las instrucciones de sus dirigentes, aunque han ensayado distintos métodos de selección de sus candidatos presidenciables, sin que ninguno de ellos permanezca.
El más recurrente de ellos y que seguramente se mantendrá en la siguiente selección de su candidato presidencial es el del “dedazo”, aquel que Roberto Madrazo Pintado amenazó con eliminarlo, pero del que se valió para autodesignarse candidato presidencial. Claro que los priístas han innovado en sus ya más de ocho décadas de selecciones de candidatos presidenciables y de algunas han salido bien librados, pero en otras han representado sendos fracasos.
La primera de ellas fue en 1929, cuando el aspirante mejor posicionado era Aarón Sáenz y sorprendió que el designado para representar al naciente partido tricolor resultase ser Pascual Ortiz Rubio, con todo el respaldo del entonces patriarca Plutarco Elías Calles. Desde ahí se estableció lo que sería norma de conducta partidista, la línea, “dedazo” o hasta la figura del “tapado”.
Llego para quedarse y de 1929 hasta 1981, cada uno de los candidatos priistas fue seleccionado de esa forma.
Pascual Ortiz Rubio, Lázaro Cárdenas del Río, Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán Valdés, Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo y Miguel de la Madrid Hurtado, fueron los elegidos por su antecesor, para convertirlos primero en candidatos y después en Presidentes de la República.
Fue el último de ellos, De la Madrid Hurtado el que pretendió innovar el sistema de selección y encontró una forma nueva para su partido: la pasarela de seis aspirantes. Sergio García Ramírez, Manuel Bartlett Díaz, Carlos Salinas de Gortari, Alfredo del Mazo González, Ramón Aguirre Velázquez y Miguel González Avelar, fueron los seleccionados para cumplir con esa tarea. La pasarela fue exitosa, pero al momento de elegir al que sería abanderado, las cosas se complicaron y estuvieron a punto de abortar.
Una indiscreción de uno de los hoy aspirantes a la candidatura priista al gobierno de Sinaloa, creó un clima de confusión.
Dos diarios matutinos daban como candidato al entonces procurador general de la República, Sergio García Ramírez, aunque al final el candidato resultó ser Carlos Salinas de Gortari. Investido como Ejecutivo federal, Salinas de Gortari optó por retornar al viejo esquema del dedazo y designó para tal tarea a su entonces secretario de Desarrollo Social, Luis Donaldo Colosio Murrieta.
El asesinato de Colosio Murrieta renovó el esquema de selección y el nuevo candidato (Ernesto Zedillo Ponce de León) fue designado por medio del video.
Con todo y que este método fue el usado para convertirlo en candidato, Zedillo Ponce de León, tampoco quedó conforme y buscó otra estrategia.
Esta consistió en que cuatro prospectos (Francisco Labastida Ochoa, Roberto Madrazo Pintado, Manuel Bartlett Díaz y Humberto Roque Villanueva), recorrieran el país y se sometieran a una supuesta voluntad ciudadana, para ver quien ganaba en un mayor número de los 300 distritos electorales federales.
Ganó Labastida Ochoa, con la inconformidad de militantes y ciudadanos que sintieron la existencia de línea en favor del ya ex secretario de Gobernación.
El resultado fue que el sinaloense Labastida Ochoa se convirtiera en el primer candidato presidencial propuesto por el PRI en perder en las urnas. Su verdugo fue el mismo Fox Quesada, que había anticipado con tres años su búsqueda del voto ciudadano.
Transcurrieron seis años más y los priistas no querían correr el mismo riesgo y buscaron abrir su esquema, con nuevas fórmulas.
Desde los estados varios gobernadores alzaron la mano y formaron un grupo que fue conocido como TUCOM (Todos Unidos contra Madrazo).
Enrique Martínez, Coahuila, Natividad González, Nuevo León, Tomás Yarrington, Tamaulipas, Manuel Ángel Núñez, Hidalgo y Arturo Montiel, Estado de México, además del coordinador en el Senado, Enrique Jackson, pasaron lista de presente y sometieron sus posibilidades a la voluntad de un grupo de notables.
Montiel resultó favorecido e iría a una consulta abierta contra el entonces dirigente nacional del PRI, Madrazo Pintado. Todo terminó en un desaguisado, con Montiel exhibido como un político de gigantesca fortuna, por lo que el propio gobernador mexiquense decidió retirarse de la contienda.
Los priístas ya tenían hasta fecha para una elección directa del candidato presidencial, aunque solamente quedaba Roberto Madrazo, por lo que buscaron quien lo pudiera enfrentar. Todos los del TUCOM se negaron, por lo que un militante anodino alzó la mano y lo dejaron participar, con el resultando una victoria abrumadora de Madrazo.
Todos aquellos gobernadores que se sintieron agredidos con la exhibida a Montiel, idearon una estrategia para impedir el triunfo de su candidato presidencial.
Fue la segunda victoria de Acción Nacional, con Felipe Calderón, otro candidato anticipado como lo fue Vicente Fox, ganando la interna de su partido al favorito Santiago Creel y luego la presidencial a Andrés Manuel López Obrador y al mismo Roberto Madrazo que fue enviado hasta el tercer lugar. Los tricolores regresaron al antiguo método para no abrir de nuevo su selección de candidato presidencial a una consulta popular.
Enrique Peña Nieto fue avalado por el consejo de notables de su partido, aunque en realidad carecía de adversario, ya que Manlio Fabio Beltrones, había decidido hacerse a un lado en sus propósitos presidenciables. El 2018 no parece traer sorpresas o innovaciones en los métodos que usan los partidos para seleccionar a sus candidatos presidenciales.