Manlio se encamina al PRI
Roberto Vizcaíno viernes 3, Jul 2015Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Beltrones ha sido por demás claro en sus aspiraciones y en señalar sus méritos
- Peña, a través de César Camacho, le dice ahora que no, que el PRI no será para él
- Scherer y Jacobo, dos personajes tan disímbolos, pero a la vez tan parecidos y coincidentes
Desde hace meses fluyen informaciones y comentarios periodísticos, especialmente en columnas especializadas, sobre el futuro que tendrá o debería tener Manlio Fabio Beltrones al final de su período como diputado federal y coordinador de su bancada el 31 de agosto próximo.
Él mismo ha dado en este entretiempo varias entrevistas en las que deja en claro que su aspiración –luego de dejar San Lázaro–, sería alcanzar la presidencia de su partido, el PRI.
Y ha fijado sus límites al indicar que preferiría irse a su casa, a disfrutar de sus nietas, antes que aceptar alguna propuesta que no vaya con su estructura que lo ubica como uno de los negociadores políticos más efectivos del sistema.
Específicamente ha dicho que no aceptaría una embajada.
Hace no mucho, unas cuantas semanas, durante giras de apoyo a candidatos en diferentes estados las entrevistas periodísticas derivaron justamente sobre este tema.
No había tema forzado. Los comentarios simplemente se derivaron de que ya se cumple el tiempo de que el actual dirigente nacional del tricolor, el mexiquense César Camacho, deba asumir su nuevo encargo de diputado federal y la coordinación del grupo parlamentario tricolor en la nueva Cámara de Diputados, justamente el cargo que Beltrones dejará vacante con el fin de su mandato.
En estas entrevistas el sonorense repitió lo que ya había dicho. Que sería un honor ser presidente del PRI.
Beltrones aprovechaba las inercias para mandar sus mensajes aspiracionales y de válido reclamo de posiciones.
La obviedad nos dice que al hablar públicamente de ello, el sonorense dejaba sentado que no tiene hasta hoy nada amarrado. Que no hay acuerdo establecido con Enrique Peña Nieto. Y que ve que pasa el tiempo y no hay intención de abrirle las puertas de las oficinas a las que aspiraría llegar.
Y que si algo ha mantenido la unidad y el predominio priísta es justamente el reconocimiento del valor, de los servicios prestados de cada político.
Beltrones terminará en agosto una tarea impecable: tramitar casi limpiamente y con el menor costo político y social nada más ni nada menos que 29 reformas constitucionales, 442 reformas y decretos y 44 nuevas leyes que han remodelado al Estado mexicano.
Sobre todo le ha entregado a Peña Nieto los instrumentos para trascender en la historia.
Beltrones y su equipo creen que su parte está cumplida.
EL PRI NO
Pero en respuesta le dicen que no, que sus aspiraciones de dirigir al PRI no tienen cabida, que él es un aspirante presidencial para el 2018 y que no le pueden dar la dirigencia del PRI porque entonces se replicaría lo que ya pasó con Roberto Madrazo.
El encargado de informárselo ha sido precisamente César Camacho, presidente saliente del PRI y entrante a San Lázaro. El personaje del mismo nivel de Beltrones, suponen.
La negativa rotunda de Peña Nieto a Beltrones se dio ayer a través de una entrevista a modo a César Camacho publicada en el espacio principal de El Financiero.
Ahí, Camacho le dice a Beltrones que “me parece que la persona que llegue allí (a dirigir al PRI), debe dedicarse en cuerpo y alma a armar un partido que tiene, en cada año de los venideros, retos. El año que entra hay 13 elecciones, 12 de ellas de gobernador; y debe armar un partido para 2018, para la elección del candidato a la presidencia”, pero no podrá postularse como candidato presidencial.
Y por si no hubiera entendido, con este comentario le explica al sonorense que el equipo del presidente en turno lo considera una opción de sucesión en 2018.
Aceptó que si bien los estatutos del PRI no obligan al siguiente presidente del partido a excluirse del juego de la sucesión presidencial, “de lo que se trata es de que haya un ejercicio libre, holgado, y que haya fair play, juego limpio para todos”.
En pocas palabras está diciendo que si Peña opta por Beltrones para cubrir el liderazgo del PRI en los siguientes 4 años, creen que el sonorense se dedicaría a construir su candidatura para la presidencial del 2018.
Y para que no quede duda de lo que le quieren decir es que no le van a dar el PRI, Camacho agrega:
“De esta manera el que tome el cargo como líder nacional de tricolor, no podrá hacer lo mismo que Roberto Madrazo hizo en 2006, cuando preparó su candidatura mientras dirigía al instituto político. Fue justo en esas elecciones cuando se contabilizó el menor número de votantes y diputados que había registrado el PRI”.
¿Así o más claro?
Por lo demás le avisan que el cambio del que ya fue excluido se inicia en agosto cuando se lance la convocatoria para renovar la dirigencia del tricolor.
En los hechos están dejándolo libre para que comience a recorrer el país y a armar su campaña para dentro de 3 años, pues Beltrones da para eso y más.
JACOBO-SCHERER
La vida los confrontó, la muerte los emparejó.
Cosas de la vida, Julio Scherer y Jacobo Zabludovsky fueron tan parecidos y con tantas coincidencias que hasta causa escozor. Bueno, basta decir que murieron este mismo año, Julio el 7 de enero y Jacobo el 2 de julio.
Otra cosa coincidente, de entrada a ambos sólo había que mencionar sus apellidos para saber de quién se estaba hablando. Si en una conversación alguien hablaba de “Scherer”, todos sabían que se refería a Julio… si decían “Zabludovsky” no hacía falta decir que era por Jacobo.
Ambos fueron quizá las dos referencias periodísticas más importantes de los últimos tiempos en México. Con estilos y objetivos absolutamente distintos –que no opuestos–, sobresalieron en una generación de grandes periodistas: Manuel Becerra Acosta, Miguel Ángel Granados, Miguel López Azuara, Pepe Pagés, entre otros.
Ambos fallecieron en la madrugada y casi a la misma edad. Scherer a los 88 y Jacobo a los 87. Julio nació el 7 de abril de 1926 y Zabludovsky el 24 de mayo de 1928… cumplían años con un mes de diferencia.
Scherer nunca pudo superar que Jacobo haya impulsado desde Televisa un boicot contra Excélsior. En verdad creo que podría ser un poco de envidia por lo que representaba Zabludovsky.
Yo nunca supe que Jacobo haya hablado mal de Julio.
A Scherer lo recuerdo frío, impersonal, ajeno, con actitudes que no pude ni podré entender respecto de personas que lo amaron y cuidaron como la querida Helen de quien él se desentendió cuando más lo necesitaba. De cómo nos dejó colgados esperando el periódico prometido. Hay otros muchos casos en medio que lo dejan frente a mí como un personaje con fuertes claroscuros.
A Jacobo lo traté sobre todo en viajes de trabajo y su imagen siempre fue el de un personaje inteligente, con gran sentido del humor, entregado plena y siempre exitosamente a lo suyo, envidiable en mucho de lo que hacía: beber un buen vino, escuchar buena música y hablar de buenos libros… recordar trabajos sobresalientes, grandes reportajes, crónicas de grandes momentos de la historia, entrevistas a los más sobresalientes lideres e intelectuales del momento. Nada gratis, producto de saber aprovechar un medio y su momento.
Jacobo y Scherer dos personajes pues, a lo mejor disímbolos, pero a la vez tan parecidos en algunas cosas y tan coincidentes en otras.