La conservadora visión retorcida del matrimonio
¬ José Antonio López Sosa lunes 29, Jun 2015Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
¿Por qué el matrimonio tiene que ser entre personas del sexo opuesto de acuerdo a legislaciones en muchos países del mundo?
Como seres humanos hemos antepuesto los principios obtusos de la edad media en nuestro acontecer diario.
De acuerdo a los tres grandes libros del monoteísmo contemporáneo, la Torá, la Biblia y el Corán, las relaciones entre personas del mismo sexo son condenadas como dogma de fe, augurando un castigo de dimensiones apocalípticas.
En estos tres documentos basamos –incluso legalmente- uno de los actos discriminatorios más aberrantes del mundo: prohibir legalmente los matrimonios entre personas del mismo sexo.
Suelen mezclar la moral, los valores e incluso hasta la ética –las tres pésimamente empleadas- para explicar por qué un hombre debe contraer matrimonio con una mujer, como si una relación entre personas del mismo sexo careciera de esos tres conceptos.
Tenemos una conservadora visión retorcida del matrimonio, por lo menos en México, aún cuando en el Distrito Federal se permiten matrimonios y adopciones homoparentales desde hace varios años.
¿Acaso el fin último del matrimonio es la concepción?, como si nuestra especie estuviese en riesgo de extinguirse o como si una relación de pareja estuviese supeditada al egoísmo de vernos reflejados a nosotros mismos en un nuevo ser humano.
Tal vez esta última visión es la que ha creado por décadas padres que se proyectan en los hijos e hijas frustrados por las ideas castrantes de los padres.
Otros hablan del orden natural, ¿quién de nosotros puede hablar por el orden natural cuando lo hemos destrozado desde que nuestra especie apareció?
En efecto por naturaleza si un hombre copula con una mujer esta resultará embarazada, ello obedece a un proceso reproductivo, sin embargo nuestra especie no tiene como prioridad el sexo con fines reproductivos, ¿por qué entonces recurrir a esos argumentos para defender el monopolio del matrimonio heterosexual?
Si fuésemos una sociedad un poco más civilizada, estos temas no tendrían que tocarse en esta columna, ni en foros o espacios de debate y reflexión. Si fuésemos una sociedad un poco más civilizada, no nos preocuparía si se casa un hombre con otro hombre, una mujer con otra mujer o un hombre con una mujer. Si fuésemos una sociedad un poco más civilizada, no nos importaría si un matrimonio heterosexual procreó o no hijos, si un matrimonio homosexual u heterosexual adoptó o no hijos, toda vez que estos hijos –biológicos o adoptados—tuvieran las garantías para ejercer sus derechos y crecer de forma sana.
Como somos incivilizados, como nos apegamos al dogma y como los fanáticos religiosos no tienen capacidad de reflexión, aquí estamos luchando porque se reconozcan los derechos universales sin importar la orientación sexual.
Mi esposa está por parir, a mí no me importa si los futuros amigos o amigas de mi hijo tienen dos papás, dos mamás, un papá y una mamá o sólo uno de ellos, eso estoy convencido no afectará en nada la formación de un ciudadano de bien y, quien piensa lo contrario pertenece a esa, la edad media, con todo lo que conllevó ideológicamente.
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