¿Serán ellos?
Ramón Zurita Sahagún martes 23, Jun 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Desde que sus nombres aparecieron en la lista de sus partidos como candidatos a diputados plurinominales, se anticipó que serían, seguramente, los coordinadores de sus respectivas bancadas.
César Camacho y Gustavo E. Madero presiden los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional, mientras que Jesús Zambrano, había pasado por el mismo cargo en el de la Revolución Democrática.
Los tres cuentan con carreras legislativas, donde los dos primeros han sido diputados y senadores en el pasado, y el otro, solamente, diputado federal.
Nadie objetó su incorporación como primeros lugares de sus respectivas circunscripciones y se les anotó como probables coordinadores de sus bancadas.
Pasada la elección y viendo las cuentas de sus supuestos liderazgos, se advierte que las preferencias a favor de unos y otros pudieran cambiar.
Como dirigentes nacionales de sus partidos, Camacho y Madero dejan cifras pobres en los porcentajes obtenidos por sus partidos, aunque en el caso del mexiquense podría argumentar que lograron mantener la supremacía de diputados federales y con Madero se mantuvo su partido como segunda bancada de la Cámara de Diputados.
Las cifras alegres que les daban las encuestas mandadas hacer a modo, son distantes de la realidad.
Mediante esas cifras, se auguraba para los priístas cerca del 35 por ciento de los sufragios emitidos, mientras que los panistas andarían alrededor del 30 por ciento, lo que resultó una simple quimera.
Los priístas tuvieron menos del 30 por ciento y los panistas apenas rebasaron el 20 por ciento de los sufragios y el perredismo se quedó un poco arriba del 10 por ciento, una verdadera debacle para todos ellos.
Pero para la intención de mantener mayoría en San Lázaro la estrategia del tricolor funcionó, ya que con su partido rémora, el Verde, consiguió hacerse de la mayoría de la Cámara de Diputados.
Donde no le fue bien al tricolor fue en los nueve estados en que compitió por los gobiernos estatales, aunque recuperó los de Sonora y Guerrero, además de mantener los de San Luis Potosí, Campeche y Colima.
En total, ganó cinco de nueve, ya que perdió Nuevo León, Querétaro, Baja California Sur y Michoacán.
Ganar más del 50 por ciento es una buena cifra, aunque no lo es tanto, considerando que gobernaba seis (Campeche, Colima, Michoacán, Nuevo León, Querétaro y Nuevo León) y aunque recuperó dos (Guerrero y Sonora), perdió tres que gobernaba (Michoacán, Nuevo León y Querétaro).
Es cierto que los priístas se quitaron una papa caliente con el triunfo perredista en Michoacán, pero tomaron otra igual de caliente o más, como es el caso de Guerrero.
Las derrotas de las candidaturas no son atribuibles a la dirigencia nacional del partido, ya que si alguien no participó en la selección de los candidatos, fue César Camacho.
El dirigente del partido fue relevado de esas funciones, las que asumieron desde Los Pinos, con la intervención del senador Emilio Gamboa y de los gobernadores en los casos de los estados priístas.
Tan notoria fue la presencia de Emilio Gamboa, que en los estados se esperaba con mayor alegría la presencia del senador, que la del futuro diputado federal.
Los candidatos del tricolor pasaban por dos aduanas durante las campañas, Los Pinos y el Senado de la República, y si les daba tiempo iban a saludar al presidente del partido.
Por eso, César Camacho podría librar toda clase de responsabilidades en la debacle de su partido y seguir aspirando a la coordinación de su bancada, aunque tal vez en su futuro existieran otros planes.
Gustavo E. Madero pecó de optimista y anunciaba grandes triunfos en la contienda electoral. Estuvo a punto de alcanzarlos, aunque se quedó rezagado, rascando el triunfo en Colima y San Luis Potosí.
De haberlos conseguido, la historia sería otra y el chihuahuense se encontraría cubierto de gloria, pero la historia se escribió de otra forma.
En los dos estados en los que ganó el PAN, lo hizo con candidatos ajenos a la élite de Madero. Carlos Mendoza y Francisco Domínguez. También dejó que Sonia Mendoza y Luisa María Calderón compitieran, pero éstas no corrieron con fortuna. Jorge Luis Preciado, Jorge Rosiñol, Javier Gándara, cercanos a Madero, no respondieron con la victoria anhelada.
Madero no tiene en riesgo la coordinación de su bancada, aunque ésta será menos numerosa de lo que se pretendía y la elección de su sucesor podría no beneficiarle como espera.
Jesús Zambrano fue el dirigente nacional del PRD anterior a Carlos Navarrete, pero se mantiene como una de la dos cabezas visibles del grupo (ya no tan) poderoso de “Los Chuchos”, los que mantienen el poder en el PRD desde hace cuatro presidentes. Los resultados electorales no le fueron nada favorables a su partido, ni a su grupo, ya que apenas rebasaron el 10 por ciento de los sufragios y contarán con una raquítica bancada de poco más de 50 diputados federales.
Consiguieron el triunfo en Michoacán (una papa caliente), aunque perdieron Guerrero (otra papa caliente), lo que los deja en igualdad de circunstancia en ese terreno, pero perdieron su principal bastión, el Distrito Federal, donde morenos, priístas y panistas sacaron triunfos inesperados.
Dejaron de ser mayoría en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y, tal vez, podrían mostrar el relumbrón que les da ganar la capital de San Luis Potosí y mantener la capital de Tabasco, Villahermosa (Centro), pero en lo demás, fueron arrasados.
Camacho, Madero y Zambrano aspiran a convertirse en los coordinadores de sus bancadas en la LXIII Legislatura y no falta mucho para saber si lo consiguen, aunque hay otros personajes que se mueven en forma abierta o soterrada, para rebasarlos en su propósito.