¿Se hará algo?
Ramón Zurita Sahagún viernes 12, Jun 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Pasada la euforia de los comicios y en proceso de curar las heridas dejadas por los mismos, vale la pena preguntarse qué pasará con todas las denuncias y acusaciones surgidas al calor de las competencias electorales.
Es cierto que muchos de los señalamientos se lanzaron al aire, para ver cuáles de ellos daban en el blanco adecuado, pero muchos más acertaron y hoy se vuelve necesario que la autoridad actúe sin dilación.
Varios gobernadores fueron exhibidos por sus abusos de autoridad y de confianza, acumulación de bienes, concentración de fortunas, alcanzadas al amparo del poder público, por lo que merecen, cuando menos, ser objeto de una amplia investigación.
Curiosamente, esos gobernantes y los partidos en que militan fueron objeto de la repulsa ciudadana en las urnas, la que retiró el apoyo que alguna vez dieron a esas autoridades.
Rodrigo Medina de la Cruz, gobernador de Nuevo León, fue el más expuesto por la inmensurable riqueza concentrada por su familia, incluidos su padre y él mismo.
Al gobernador norteño se le soltaron los demonios, con los excesos de su padre, dador de los contratos de obra pública, la compra de bienes inmuebles en distintos lugares, principalmente Texas y Nuevo León.
Las acusaciones fueron tan sonoras y obvias que colaboraron en gran forma al derrumbe de la candidata tricolor al gobierno estatal, Ivonne Álvarez.
Ella había arrancado con un gran posicionamiento electoral, sacando hasta 20 puntos de diferencia a sus principales adversarios, el hoy gobernador electo, Jaime Rodríguez Calderón (“El Bronco”) y Felipe de Jesús Cantú. Uno candidato independiente y el otro panista.
Lo novedoso del estilo de campaña de Rodríguez Calderón, aunado al vertiginoso descubrimiento de las grandes propiedades de la familia Medina, pusieron en una caída libre a la priísta, que no tuvo más remedio que intentar frenar el derrumbe, mediante el deslinde de su principal promotor, el propio gobernador del estado.
El deterioro de la imagen del gobernante y el halo de corrupción de su administración contribuyeron a la derrota que ya se advertía por el poco arrastre mostrado por su candidata y la poca aceptación de su postulación.
Pero si la aspirante salió perjudicada, más todavía el gobernante en funciones, de quien se pronosticaba una posible incorporación al gabinete presidencial y con un poco de suerte entrar en el selecto grupo de prospectos presidenciables.
Eso, posiblemente ya no sucederá o no debiera suceder, por lo que Medina de la Cruz podría quedarse expuesto a ser investigado por el nuevo gobernador o hasta por las autoridades de la federación.
Jaime Rodríguez Calderón ya advirtió que tanto el gobernador como su padre debieran estar preocupados, ya que si se les encuentra alguna irregularidad, se actuará en su contra.
Guillermo Padrés Elías, gobernador de Sonora, es otro que una vez pasada la elección deberá poner sus barbas a remojar, ante la posibilidad de que el nuevo gobernante actúe en su contra y hasta de su familia, si se le comprueban varias de las acusaciones en su contra.
La fortuna del gobernador de Sonora y de su familia rebasa los 200 millones de pesos y solamente la cuadra con caballos pura sangre tiene un alto costo, pero además se encuentra vigente la discusión sobre los permisos para la construcción de una presa en un rancho de su propiedad. Padrés Elías termina su administración estatal bajo sospechas que pueden frenar sus pretensiones futuras.
Como Rodrigo Medina con Ivonne Álvarez, el panista Padrés Elías fue el principal impulsor de la candidatura de Javier Gándara Magaña y falló en su intentona de convertirlo en su sucesor.
Ubicada como una de las campañas electorales más sucias, la de Sonora dejó en claro que unos y otros (priístas y panistas) se valen de todo tipo de triquiñuelas, algunas de ellas catalogadas como legaloides.
La gota que derramó el vaso de los excesos del gobernante panista fue el conocimiento de su oposición a que una empleada doméstica suya fuese excarcelada antes del proceso electoral, lo que generó rechazo por parte del electorado que respaldó a la ex empleada de la familia Gándara. Al igual que Jaime Rodríguez, Claudia Pavlovich Arellano, la gobernadora electa de Sonora, anunció que desde su nuevo encargo investigará a Padrés Elías.
El tercer gobernante expuesto durante las campañas electorales fue el también priista de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, aunque libró los señalamientos de corrupto. Pero no pudo dejar de lado los que lo ubican como una pieza del ajedrez político que maneja su padre, el magistrado Leonel Sandoval Figueroa, que se mueve al conjuro del progenitor.
El padre del gobernador ya había sido acusado en el pasado por realizar actividades de proselitismo político a favor del PRI y ser al mismo tiempo Magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Jalisco y hasta se presentó una solicitud de juicio político en su contra por parte de abogados del estado.
Y aunque ocurrió el año pasado, quedó constancia de ello este año, cuando el mismo Sandoval Figueroa fue otra vez señalado como el coordinador de las campañas de los candidatos del PRI y obligado a separarse de su cargo de magistrado.
Los excesos de la familia Sandoval y la concentración de poder y contratos por parte del padre es tan evidente como sucede en Nuevo León.
Para tranquilidad de Jorge Aristóteles, los priístas perdieron todo en el estado, Congreso local, diputaciones federales y los principales ayuntamientos, pero a él le quedan todavía tres años de gobierno que le serán sumamente difíciles.
Y después de todo el lodo aventado durante las campañas, las autoridades harán algo para dilucidar que tanto es verdad y lo que no lo es y castigar los abusos de esos gobernantes.