La guerra panista que viene
¬ Augusto Corro viernes 12, Jun 2015Punto por punto
Augusto Corro
¿Tendrá Acción Nacional la fortaleza necesaria para soportar una guerra intestina? Es posible que esa institución partidaria no lo resista y el pronóstico es sencillo: podría terminar dividido y en los últimos lugares del espectro político mexicano.
Sin embargo, el ex presidente Felipe Calderón ya decidió enfrentarse a la cúpula blanquiazul, sin importarle los costos del divisionismo. Los dos grupos panistas en conflicto sólo esperaban que concluyeran las elecciones intermedias para empezar su lucha interna.
Claro, por un lado se encuentran los calderonistas, con Calderón, que quiere recuperar el control del partido a través de su esposa Margarita Zavala, y por el otro, está Gustavo Madero, quien mantiene el mando, a pesar su pésima gestión como dirigente.
El ex mandatario se quejó de los resultados de los últimos comicios. Dijo que “de los estados donde gobierna el PAN, ganó en Baja California Sur y Guanajuato y perdió donde gobierna la coalición de intereses de Madero: Puebla y Sonora”.
Este reproche del ex presidente no tuvo ningún sentido hacerlo. Quizá sirvió para empezar la guerra, porque ya se sabía que el PAN no pudo recuperarse plenamente de su derrota en las elecciones presidenciales del 2012.
Los panistas desde esa fecha cayeron en un tobogán que no les permitió recuperar la fuerza que poseían durante los sexenios de Vicente Fox y el propio Calderón. Ambos políticos no supieron continuar en el poder y dejaron al país estancado y el tejido social destruido en algunas regiones del país, debido a la guerra fallida contra el crimen organizado.
A raíz de los pésimos gobiernos blanquiazules, el PAN no pudo recuperarse y Calderón fue incapaz de que su partido continuara en Los Pinos. Tampoco logró mantener el control en su partido. Ni siquiera pudo nombrar al candidato panista a la Presidencia de la República.
Madero sí es responsable de las derrotas panistas, pero no todo es culpa de él. Tanto Fox como Calderón colaboraron para que el PAN ya no fuera tomado en cuenta por el electorado. En las elecciones del 2012, esa organización política cayó al tercer lugar, de donde no sale.
LOS PRETEXTOS
Así, Calderón esgrime cualquier pretexto para enderezar sus críticas contra Madero, cuando el mismo ex mandatario no tiene cara para regresar a la política activa, luego del desastre en que sumió a México, al fallarle su lucha contra la delincuencia organizada.
No obstante de la imagen negativa de Calderón, este con aplomo y cinismo, le planta en cualquier plaza pública como si se tratara del mejor presidente que tuvo México, cuando en realidad, bien podría encontrarse en la lista de los prófugos de la justicia, por las atrocidades registradas durante su administración pública, que dejó más de 80 mil muertos, más de 20 mil desaparecidos y miles de viudas y huérfanos.
Pero como estamos en México, es posible que quienes votaron por los panistas no tienen una buena memoria o la mínima idea de lo que ocurre en la vida política mexicana. ¿Cómo esperaban los esposos Calderón-Zavala que Madero rindiera buenas cuentas si ellos dejaron al PAN al borde de su desaparición?
Sin duda, no todo fue culpa de Calderón, también Madero, lleno de intereses, no pudo jalar las riendas a los legisladores (no todos) que ante la anarquía de la dirigencia optaron por los escándalos, entre otros, la “oficialización” de los moches y las parrandas de los diputados con sexoservidoras.
Así, de alboroto en alboroto, el PAN llegó a las elecciones intermedias con una imagen deteriorada, imposible de mejorarla.
EL DIVISIONISMO
En el pleito entre calderonistas y maderistas, estos últimos siempre resultaron ganadores. Madero venció a Roberto Gil cuando compitieron por la dirigencia del partido. Después rechazó la candidatura del “delfín” calderonista, Ernesto Cordero, para la Presidencia de la República. Y recientemente, Madero le negó una curul en San Lázaro a Margarita Zavala, esposa del ex mandatario.
La lucha empezó pues, con la idea de Calderón de recuperar el poder en su partido. ¿Lo logrará o llevará a ese instituto político a su desaparición? ¿Correrá el PAN la misma suerte que los perredistas? Los amarillos se debilitaron por sus pleitos internos y las tribus acabaron con el partido.
Los perredistas comprobaron que el divisionismo los condujo a su peor derrota en las elecciones del domingo pasado: fueron rebasados por un partido nuevo, Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que participaba por primera vez en una justa electoral.
El PRD perdió la brújula y en el PAN podría ocurrir lo mismo.
Por lo pronto, los panistas se preparan para votar por su nuevo dirigente a finales de julio o principios de agosto. Calderón anhela que su esposa Margarita gane la partida. Seguramente no piensa el daño que le infligirá a su partido con una lucha interna desgastante.
El ex presidente ya tuvo su oportunidad, no pudo con el paquete. Madero es víctima de su propia mediocridad que, está visto, no le permitirá crecer políticamente.
Feliz fin de semana.