Impuesto a refresco y alimentos “chatarra” inhibe su consumo
Nacional viernes 12, Jun 2015- Reducción de 10%
El impuesto al refresco y los alimentos “chatarra” ha tenido un impacto significativo en la reducción de su consumo, señaló el comisionado nacional de la Coordinación de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad, de la Secretaría de Salud, Guillermo Ruiz Palacios y Santos.
Los resultados del impacto en el comportamiento del síndrome metabólico y la obesidad se reflejarán en mediano y largo plazos, “no antes de cinco años se verá el efecto de disminución de peso en la población”, indicó.
En conferencia de prensa luego de inaugurar el Foro Franco-Mexicano de Salud Pública e Innovación Médica, consideró que en el segundo semestre de este año se darán a conocer las conclusiones del estudio que muestra el efecto del gravamen que se aplica desde 2013 a las bebidas azucaradas y alimentos sin valor nutricional.
Detalló que desde la aplicación de ese impuesto, el Instituto Nacional de Salud, la Universidad de Carolina del Norte y distintas fundaciones iniciaron un estudio para conocer a corto plazo el impacto de esta medida.
“Se ha hecho un corte recientemente donde se observa que hay ya un impacto significativo en la reducción del consumo de estas bebidas azucaradas, pero no sólo ha tenido impacto en la disminución de bebidas azucaradas, sino también un impacto en el incremento en el consumo de agua embotellada, ha tenido un doble impacto”, destacó.
Rechazó ofrecer cifras del resultado, debido a que se pretende hacer público el estudio en el segundo semestre de este año, por lo cual “las cifras son confidenciales todavía”.
Ruiz Palacios y Santos mencionó que el Consejo Nacional para la Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Comisión Nacional Coordinadora de los Institutos Nacionales de Salud elaboran el proyecto para evaluar el impacto de este impuesto en la salud de los mexicanos en el mediano y largo plazos.
Agregó que la población escolar es una de las más afectadas por el sobrepeso y la obesidad y en una primera etapa del estudio se enfocará en ese grupo, pero consideró que habrán de pasar al menos cinco años para observar resultados.
Por separado, algunas organizaciones como la Alianza por la Salud Alimentaria han hablado de una reducción de 10 por ciento en el consumo de refrescos y un incremento de 13 por ciento en el de agua natural embotellada.
Urge más educación alimentaria
El ritmo de vida y la falta de educación alimentaria contribuyen al problema de obesidad en México, por ello es fundamental para una buena salud cuidar qué nutrientes se ingieren y la cantidad de éstos, aseguran nutriólogos.
Señalan que “la salud es una elección que cada persona hace con los actos de todos los días”, de modo que la población tiene que elegir en su dieta diaria aquellos alimentos que más nutrientes le aporten y consumirlos con medida.
Recomiendan conocer bien qué es lo que se va comer y saber si un alimento es nutritivo, por lo que una de las formas de hacerlo es revisar las etiquetas de empaque, pues contiene la información necesaria para medir la cantidad de calorías que podríamos ingerir.
Afirman que uno de los problemas que trajo consigo la obesidad en el país, es que la gente sólo voltea a ver los productos que no tienen calorías sin importar que éstos tampoco le aporten nutrientes, o bien, solo comen alimentos chatarra.
Los pacientes con obesidad frecuentemente tienen carencia de nutrientes importantes como hierro y magnesio, porque tienen exceso de malas calorías.
Los especialistas dicen que otro problema es que las directrices nutrimentales están lejos de la realidad de la gente, por lo que los profesionales de la salud deben dar alternativas tomando en cuenta que no todas las personas tienen acceso a ciertos alimentos.
Los endulzantes artificiales pueden ser una herramienta útil en el manejo de la dieta, en el control de azúcares y en el estilo de vida de cualquier persona, siempre y cuando se entienda que no porque se usen estos productos se disminuye de peso.
La mayoría de los niños mexicanos tiene contacto con el azúcar antes del año de edad, lo cual favorece que el niño se acostumbre a consumirlo y cuando sea adulto va a tener que regularlo de alguna manera si no quiere presentar enfermedades crónico-degenerativas.
Sugieren que los padres no le den a probar la azúcar refinada a los niños antes de los dos mil días de vida para que el cerebro, que de algún modo tiene una memoria, se acostumbre a sabores menos cargados.