Los nuevos gobernadores
¬ Augusto Corro jueves 11, Jun 2015Punto por punto
Augusto Corro
Luego de conocer la lista de ganadores de las elecciones del 7 de junio se plantea la siguiente pregunta: ¿qué sigue?
La respuesta no es fácil. Imposible responderla inmediatamente.
Por ejemplo, hay estados donde gobernar será un reto sobrehumano.
Para no ir tan lejos, ¿qué pasará en Guerrero? Ya su próximo gobernador, el priísta Héctor Astudillo Flores, declaró que su gobierno luchará contra la corrupción, la impunidad y la inseguridad.
Claramente habló sobre la necesidad de pacificar y reconciliar el estado.
¿Logrará sus propósitos el priísta?
Para empezar, en Guerrero la delincuencia organizada logró mezclarse con la política. Los gobiernos perredistas le dejaron un verdadero cochinero en los cargos públicos.
Así pues, Astudillo tendrá que partir de cero para recomponer el tejido social hecho trizas por la espiral de violencia y los desórdenes de grupos de inconformes, entre otros los promovidos por los maestros.
A raíz de los acontecimientos de Iguala, con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, se enrareció la vida pública guerrerense.
Desde septiembre del año pasado desapareció la tranquilidad en los pueblos de Guerrero. Sus habitantes vieron como se incrementaba el número de tumbas clandestinas con restos de cuerpos humanos.
Astudillo también tendrá que tomar en serio su papel de luchador contra la narcodelincuencia, toda vez que en la mencionada entidad es catalogada como una región productora de opio. Además, deberá vigilar que los alcaldes y las policías municipales y estatales se unan a los diferentes cárteles de la droga.
En el renglón de la política, el nuevo mandatario tendrá la oportunidad de hacer un buen papel, luego de los gobiernos perredistas que le antecedieron que llevaron a Guerrero a ubicarlo como un estado fallido.
¿Podrá Astudillo con el paquete de gobernar, como se dice coloquialmente, en un estado donde todo se encuentra en un perfecto desorden?
EN MICHOACÁN
Los michoacanos también estrenarán gobernador. El perredista Silvano Aureoles Conejo buscará superar las etapas negras que vivió el estado debido a la delincuencia organizada.
Si bien es cierto que desaparecieron los cárteles de “La Familia Michoacana” y “Los Caballeros Templarios”, la delincuencia alcanzó a penetrar en los círculos políticos y sociales de aquella entidad.
La población fue objeto de toda clase de delitos por parte del crimen organizado, que no se limitaba a la producción y tráfico de drogas, sino que invadió esferas de la economía, al mismo tiempo que secuestraba y asesinaba.
Los dos gobiernos perredistas que le antecedieron en el cargo a Aureoles Conejo, nada hicieron para erradicar a la delincuencia. Tuvo que encargarse de esto el gobierno federal, sin lograr plenamente su objetivo.
Ahora, llega el nuevo gobernador con la idea de atender las demandas de los electores que ya no quieren saber de corrupción de funcionarios públicos.
En la últimos meses del gobierno priísta, los michoacanos comprobaron que las autoridades estaban coludidas con los delincuentes y esto ayudó, en parte, a que votaran por una nueva opción en la gubernatura.
El priísta Fausto Vallejo no pudo gobernar, debido a su enfermedad y permitió que se infiltrara el cártel de “Los Caballeros Templarios”, que capitaneaba Servando Gómez Martínez “La Tuta”.
El hijo de Fausto Vallejo, Rodrigo “El Gerber”, ya fue aprehendido en dos ocasiones por la policía, pero es dejado en libertad. Esta imagen de corrupción llevó a los electores a votar a favor de Aureoles Conejo para que la erradique. ¿Se podrá?
En Michoacán, como en Guerrero, gobernar no será nada agradable o reconfortante.
EL PRI CAPITALINO
A simple vista, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no avanza en el Distrito Federal (DF).
¿Alguien le exigirá cuentas al líder tricolor capitalino Mauricio López?
En las delegaciones políticas, el PRI les volvió a dejar todo el pastel político al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y al Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Esto se ve en los resultados de los comicios, Morena, el nuevo participante en la jornada electoral, ganó cinco delegaciones, mientras el PRI logró la victoria en tres. Esto nos dice que al Revolucionario Institucional no le interesa gobernar en la capital mexicana.
Mientras otros partidos políticos se peleaban por espacios para su propaganda, en el tricolor era lo que menos les importaba.
En los diferentes distritos electorales capitalinos apenas si se vio alguna manta de los candidatos tricolores. Les dejaron la plaza libre a los demás partidos.
Queda pues la idea de que al PRI no le interesa ganar en el corazón de México.