¿Comicios en paz?
Luis Muñoz jueves 4, Jun 2015Segunda vuelta
Luis Muñoz
Cuando la violencia llega a niveles incontrolables, sucede lo que en Nigeria: cancelación de las elecciones.
En México estamos lejos de un escenario como ese, pero más vale poner nuestras “barbas a remojar” antes que el destino nos alcance. Es cierto que el ambiente político está enrarecido por todo lo que ha sucedido, previo a la votación del próximo domingo, pero la situación no es como para poner en riesgo la realización de los comicios, ni siquiera en Guerrero, Oaxaca u otra de las entidades donde hay “focos rojos”.
En Nigeria, la Comisión Electoral decidió suspender durante tres meses las elecciones presidenciales por las enormes dificultades para garantizar unos comicios que cumplieran con estándares mínimos de seguridad.
Aquí, en México, el reclamo permanente es que se garantice la seguridad durante la jornada electoral en la que miles de ciudadanos acudirán a votar.
El senador Alejandro Encinas alertó sobre esta situación y advirtió que esta campaña de violencia no puede seguir; cuestionó el aparente clima de normalidad democrática, pues es evidente que se han generado acciones que violentan la tranquilidad de la población y promueven la no participación ciudadana.
Quizá el más claro ejemplo de este clima de violencia, sea el asesinato del candidato a diputado federal por el distrito 32 con cabecera en Valle de Chalco, Miguel Ángel Luna Munguía, un suceso que mereció la condena unánime de la sociedad en general.
Encinas ha reiterado que en este proceso electoral se han presentado eventos de una violencia extrema, donde los candidatos se han visto forzados a renunciar a sus aspiraciones, debido a intimidaciones, amenazas, secuestros y hasta asesinatos.
Ante esta situación, las tareas deben estar bien definidas. El INE en su papel de organizador de los comicios y las autoridades encargadas de la procuración de justicia en garantizar la seguridad a lo largo de la jornada comicial.
Si cada uno cumple con su función, no debe haber problemas más allá de los “normales”.
Recordemos —como observa el Consejo Nacional de Educación para la Vida y el Trabajo (Conevyt)— que los procesos electorales son la forma legal y pacífica para disputar y discutir, en el terreno político, las diferencias ideológicas y de principios de diferentes partidos políticos que contienden por el poder público.
Esta debiera ser la naturaleza de la contienda electoral, pero se han empeñado en dirimir sus diferencias mediante la diatriba, las descalificaciones, los ataques verbales, las amenazas y aún peor los atentados a la vida. ¿Hacia dónde vamos?
Por lo pronto, hay que insistir que las elecciones son un instrumento clave para designar gobernantes mediante la participación de la ciudadanía y la interacción entre partidos y grupos políticos. Una de las características fundamentales de las sociedades democráticas es la realización de elecciones libres. Hoy en día y como resultado de las demandas sociales por una mayor democracia, en gran parte de las naciones los procesos electorales ocupan un lugar importante del espacio político.
Démosle, pues, la importancia que tiene este ejercicio democrático y acudamos a las urnas el próximo domingo, con la convicción de que estamos cumpliendo con un derecho: el derecho a elegir a nuestros gobernantes.