Todo lo queremos gratis
¬ José Antonio López Sosa miércoles 4, Ago 2010Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Esas fueron las palabras del diputado local Maximiliano Reyes Zúñiga cuando le manifesté mi indignación porque las vialidades que se están construyendo en la Zona Metropolitana del Valle de México vayan a tener un costo.
Obviamente el político pierde la dimensión de las cosas y piensa que los ciudadanos somos entes que requerimos el paternalismo y la gratuidad del gobierno. Olvidan muchos de ellos –como se lo hice saber al diputado—que a cada instante los ciudadanos comunes y corrientes somos una fuente inagotable de pago de impuestos, en todos los rubros del quehacer diario nos encontramos de frente con la recaudación en sus diferentes formas y tamaños: el Impuesto al Valor Agregado (IVA), el Predial, la Tenencia, el pago de derechos, el Impuesto sobre la Renta, el Impuesto sobre Productos del Trabajo, el Impuesto Empresarial a Tasa Única, el Derecho de Uso de Aeropuerto, los distintos impuestos en la rama turística, en fin, toda clase de pagos que tenemos que efectuar para que el estado mexicano y su amplia burocracia subsistan.
Frente a esta gran cantidad de pagos que hacemos al gobierno, ¿cómo es posible –me pregunto—que haya servicios públicos que tengamos que pagar aparte y con un impuesto adicional?. El pretexto de siempre es que no hay los recursos necesarios para la construcción de infraestructura y, por ello, generosas empresas privadas construyen y operan estos servicios (llevándose claro está, jugosas ganancias a costa de la necesidad pública).
Resulta adverso enterarnos que parte de la clase política de nuestro país cree que los ciudadanos queremos todo gratis, se olvidan que de nuestros bolsillos salen sus salarios, automóviles, teléfonos, asistentes, viajes y demás prestaciones a las que tienen derecho, muchas veces sin restricción alguna.
La construcción de la supervía poniente en el Distrito Federal es obra necesaria para el crecimiento desmedido de la mancha urbana, sin embargo no deja de ser lesivo para la ciudadanía que haya que pagar por usarla de forma permanente.
El más claro ejemplo es la razón de ser de Caminos y Puentes Federales de Ingresos (CAPUFE), que nació con el ánimo que las autopistas construidas se pagaran por completo y después, se convirtieron en un gran negocio para gobierno y empresas donde hasta el día de hoy, seguimos siendo clientes cautivos sin capacidad de poner un alto.
Me parece que los ciudadanos no queremos todo gratis, más bien queremos ver trabajar nuestros impuestos, lo mucho que pagamos día con día.
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