Las campañas
¬ Augusto Corro miércoles 27, May 2015Punto por punto
Augusto Corro
Las campañas electorales rumbo al 7 de junio se caracterizaron por los escándalos políticos.
Faltaron los programas de trabajo, los principios, las ideologías.
Como pocas contiendas, la presente sólo reflejó la ambición de los candidatos por alcanzar un cargo público, sin importar el cómo.
No fue suficiente un nuevo Instituto Nacional Electoral (INE) para meter en cintura a los partidos que violaron las leyes electorales.
Nuevo árbitro para las elecciones, viejas mañas de los participantes. Y falta ver qué ocurrirá realmente el día de los comicios, ante tanta marrullería de los partidos políticos.
En lo que va del proceso electoral, lo que queda en la mente de los electores es la guerra sucia entre los candidatos. Trátese de aspirantes a gubernaturas, a presidencias municipales y a diputaciones federales.
De las acusaciones a los candidatos, algunas graves, únicamente quedará el recuerdo. Los delitos serán perdonados y borrón y cuenta nueva. ¿O alguien piensa que castigarán al gobernador de Sonora, Guillermo Padrés Elías, por ayudar a su amigo Javier Gándara Magaña, aspirante a sucederle en el cargo?
¿Cuál es el papel del INE ante el sinnúmero de violaciones a las leyes electorales? Por ejemplo, todo mundo sabe que los partidos buscan el voto a través de la entrega de despensas, cooptación y compra del sufragio, condicionamientos para la entrega de recursos de programas sociales y rebase en los topes de campaña, etc.
Claro, se aplican multas risibles en casos que no pueden ocultarse. Sin embargo, las sanciones no modifican las conductas del delincuente.
En el Partido Verde sus dirigentes se encuentran muertos de la risa por las multas que les aplican las autoridades electorales. Si hay un castigo por la guerra sucia, tendremos que esperar tranquilos cuando se dará ese acontecimiento.
La presente campaña electoral es de una pobreza tal que los encargados de las propagandas seguirán sumidos en la mediocridad, lejos de las luchas por ideales y principios, más centrados en los puestos públicos con la idea de enriquecerse.
En fin, las trivialidades triunfaron sobre las ideas. Esto lo sabe muy bien el electorado.
¿DERROTA PERREDISTA?
La última encuesta en Iztapalapa favorece a Clara Brugada, candidata a la jefatura delegacional, por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), con el 41 por en la preferencia electoral.
Le sigue Dione Anguiano, aspirante de la coalición entre los partidos de la Revolución Democrática (PRD); del Trabajo (PT) y Nueva Alianza, con el 29 por ciento de la votación.
Adriana Torres, candidata del PRI-Verde, apenas llegó al 12 por ciento.
De la división en la llamada izquierda mexicana, el probable triunfo de Morena marcaría un destino difícil para el Partido de la Revolución Democrática, porque Iztapalapa, ya lo dijimos en otras ocasiones, es la cereza del pastel político en el Distrito Federal, por el número de electores y por el presupuesto para la demarcación.
Es posible que el PRD conserve un mayor número de delegaciones políticas, pero no tendrá el poder en la más importante: Iztapalapa. En lo general, se esperan otras derrotas perredistas, así como la reducción de asambleístas amarillos. Es posible que la ALDF no cuente con la mayoría de perredistas como ocurrió en los últimos años.
¿Y EN MICHOACÁN?
De la última encuesta efectuada en Michoacán se desprende un empate técnico entre el candidato del PRI- Verde, José Ascensión Orihuela, y de la alianza PRD-PT, Nueva Alianza y Encuentro Social, Silvano Aureoles Conejo.
Según las entrevistas, habría un empate por la gubernatura con 36 por ciento. Luisa María Calderón ocuparía la tercera posición con 22.5 por ciento.
Recientemente, se daba como algo seguro el triunfo de Aureoles Conejo, pero ahora se habla ya de una contienda pareja, con la sorpresa correspondiente.
Por otra parte, la aspirante panista al gobierno michoacano, la panista Luisa María Calderón, se colocó en una posición que no augura ninguna posibilidad de triunfo.
Aureoles Conejo y Luisa María participan por segunda vez como aspirantes a la gubernatura. En la primera ocasión, la blanquiazul estuvo favorecida por su hermano Felipe cuando hacía las veces de presidente de la República y aún así no logró el triunfo.
En esa elección, resultó triunfador el inefable Fausto Vallejo, que tuvo un gobierno de puertas abiertas a la delincuencia organizada. Su propio hijo -Rodrigo- estrechó sus relaciones con el líder templario, Servando Gómez Martínez “La Tuta”. Michoacán lleva varios sexenios de vivir bajo la sombra de la violencia. Los antepasados gobiernos perredistas, encabezados por Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy, no pudieron erradicar a la delincuencia organizada.
¿Focos rojos en Michoacán? Seguramente, aunque no hay riesgo de cancelar las elecciones, dijo el gobernador Salvador Jara.