Decires
Ramón Zurita Sahagún viernes 22, May 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La creciente temperatura política, donde la cercanía de la fecha del proceso electoral calienta los ánimos, desata una serie de versiones sobre el resultado de los comicios en nueve estados, las que algunos toman en serio y otros no tanto, pero que son temas recurrentes en todo tipo de conversaciones.
Cada uno de los estados en que se disputa el cargo de gobernador trae su propia carga de historias que corren y que el mismo 7 de junio sabremos qué tan ciertas eran o la falsedad de las mismas.
Michoacán tiene su propia carga por todos los acontecimientos sucedidos en los años recientes que llevaron al relevo de dos gobernadores en un término de tres años. Uno de ellos, el primer interino se encuentra en la cárcel y el electo en las urnas prefirió pedir licencia, luego de sendas acusaciones sobre su hijo Rodrigo.
La versión que corre es que Silvano Aureoles Conejo, el candidato del PRD, negoció con autoridades federales y el mismo PRI un gran respaldo para ganar los comicios, luego del trabajo realizado como coordinador de los diputados federales del sol azteca para la aprobación de las grandes reformas estructurales de la actual administración.
El pago a sus buenos oficios habría sido la presidencia de la Cámara de Diputados y una negociación para pavimentarle al camino al gobierno de Michoacán y devolverle a este partido un estado que gobernó en dos administraciones consecutivas.
Una historia que abona a favor de esta versión es que los panistas de Gustavo E. Madero Muñoz buscarán por todos los medios posibles evitar el triunfo de su candidata en Michoacán, Luisa María Calderón Hinojosa, pues su eventual triunfo fortalecería al grupo que pretende llevar a la presidencia del partido a su cuñada Margarita Zavala Gómez del Campo.
Es tan fuerte esta versión que el propio y ensoberbecido candidato perredista, Silvano Aureoles, le espetó a la panista que hasta su propio partido la había abandonado.
En el mismo Michoacán, desde el principio se dijo que el PRI consideraba el triunfo de su candidato como una papa caliente, por lo que buscó un candidato sin posibilidades de triunfo y hasta negoció el triunfo a favor de Aureoles.
Sin embargo, José Ascención “Chon” Orihuela Bárcenas, es un político tozudo que no se deja amedrentar por estas versiones y que poco a poco se posicionó en las preferencias de los electores michoacanos.
El mismo día 7 de junio podremos saber cuál de estas versiones se hizo realidad o si ninguna de ellas lo logró y no pasaron de ser leyendas urbanas que intentan entorpecer la democracia.
Guerrero es otra entidad en la que se aseguraba que debido a los sucesos que desencadenaron la desaparición de 43 jóvenes, más otros incidentes relacionados con el crimen organizado, la salida forzada del gobernador Ángel Aguirre Rivero, la detención del alcalde de Iguala, José Luis Abarca y la aprehensión de amigos y familiares del ex gobernador, ningún partido querría el triunfo.
Quien gane, se afirmaba, tendría que gobernar con el apoyo militar y bajo la observancia federal, en peores condiciones de las que se han tenido en Michoacán.
Los priístas, se aseguraba, no le entrarían a la disputa por una entidad sumamente convulsionada y dejarían que los perredistas ganaran con facilidad, aunque en el terreno de los hechos presentaron al candidato mejor posicionado y que fue el primero de ese partido en perder la elección gubernamental.
Héctor Astudillo Flores se encuentra adelante en las encuestas, aunque no puede cantar victoria todavía.
Se difunde la versión de que el candidato de Movimiento Ciudadano, Luis Walton Aburto, fue cooptado para actuar como pieza fundamental para impedir el triunfo de la candidata perredista Beatriz Mojica Morga, con todo y que el ex alcalde de Acapulco sabe que no tiene con qué ganar la elección.
El triunfo en la elección de Guerrero se dará entre dos partidos, el PRI y el PRD, los demás son invitados de piedra.
Sonora es otro de los estados clave de la elección del 7 de junio, lleno de versiones contradictorias.
La más socorrida apunta a que si el PRI pierde será la tumba política de Manlio Fabio Beltrones Rivera, el coordinador de los diputados federales del tricolor, ya que se empecinó en la candidatura de la senadora Claudia Pavlovich Arellano, por encima de la del también senador Ernesto Gándara Camou.
Desde el gobierno federal se empuja para que el PAN retenga ese gobierno y mostrar que las dotes de operador electoral de Beltrones Rivera son nulas, se dice, con lo que se frenarían las aspiraciones del diputado priísta para presidir el PRI o aspirar a la candidatura presidencial del 2018.
Ya le entregaron las candidaturas de Manuel Añorve Baños en Guerrero y de Fernando Castro Trenti en Baja California, con resultados desastrosos para su partido, aunque se trataba de dos entidades no gobernadas por el PRI, lo mismo que sucede en Sonora.
Manlio Fabio se convirtió en el gran operador electoral de su partido en Sonora y desarrolla estrategias para revertir la tendencia negativa de la candidata, la que se ha encargado de incrementar ella misma.
Baja California Sur es una entidad en la que los priístas creyeron poder recuperar, por lo que repitieron al mismo candidato de hace cuatro años, el hoy senador con licencia Ricardo Barroso Agramont, respaldado por un empecinado Emilio Gamboa Patrón.
El coordinador de los senadores priístas hizo de lado a la alcaldesa de La Paz y hoy candidata a diputada federal plurinominal Esthela Ponce Beltrán, porque no le alcanzaba para el triunfo y hoy se ve que tampoco a su prospecto.