Uber y los taxistas
¬ José Antonio López Sosa martes 19, May 2015Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Comentar con relación a Uber y su problema en la ciudad de México se ha convertido en algo casi de filiación política, se ha polarizado al punto de estar a favor o en contra, sin medias tintas.
Tenemos que basarnos en la realidad y en la legalidad.
De acuerdo a la legislación vigente en el Distrito Federal, para prestar el servicio de transportación privada en la modalidad de taxi, se requiere de una serie de requisitos que deben cumplirse, comenzando con una matrícula (placa) específica para tal efecto.
Durante la última década o más, han surgido miles de taxis sin dicha matrícula, producto de negociaciones políticas o engaños y en lugar de llamarles piratas se les dio el nombre de “tolerados”.
Estos automóviles con placas particulares y a veces sin placas, circulan pintados de taxi y hacen funciones como si cumplieran con la ley, no podemos decir que no pagan, sí lo hacen -más no al erario- a sus líderes y a quienes les otorgan los amparos para que trabajen.
¿Es ilegal la existencia de estos taxis tolerados?, sí. ¿Deben desaparecer? sí.
Surgió Uber y llegó a México, ahora quienes tienen un automóvil privado pueden mediante esta “app” hacer funciones de taxistas sin tener o cumplir con alguno de los trámites establecidos por la legislación vigente.
Uber mantiene un estándar de alta calidad en sus miembros, seguridad al pasajero y en muchas ocasiones hasta mejores tarifas. Es una buena oportunidad para empleados o desempleados de hacer un poco más de dinero en sus ratos libres, además da la facilidad de ubicación y prever los recorridos para dar mayor seguridad.
¿Es ilegal la existencia de Uber?, sí. ¿Debe desaparecer el servicio?, sí, en tanto la legislación no se modifique de acuerdo al interés público.
Ahora bien, ¿qué riesgos se corren de permitirle a Uber trabajar de forma ilegal como se ha hecho hasta hoy?, sencillamente que cualquier persona pueda usar su automóvil particular como taxi, sin preocupación o restricción alguna. La ley es para todos y de permitirse la existencia de Uber a como están las cosas hoy, se estarían haciendo excepciones.
Por otro lado, existen abusos y corrupción en los taxistas permisionados, no todos cumplen enteramente con la legislación, no hay una capacitación permanente en los conductores, las unidades no siempre están en las condiciones indicadas, se cometen abusos sobre el usuario en muchas ocasiones, en fin, podríamos seguir con un listado de carencias que tiene el transporte público concesionado denominado taxi en la ciudad de México. Ello es responsabilidad del gobierno en turno y tienen que implementarse operativos para ello.
Finalmente, antes de permitir a Uber trabajar libremente -más allá del clamor social-, se debe abrir un debate legislativo y sobre todo, una participación ciudadana al tomar la decición.
¿Le alcanzará a la entrante Asamblea Legislativa en septiembre próximo someter a consulta popular la decisión de permitir o no servicios como Uber?, ya veremos, sería un buen inicio democrático.
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