Enseñanzas beduinas
¬ José Antonio López Sosa miércoles 6, May 2015Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Feynan, Jordania.- Nunca pensé tener a una familia beduina enfrente, conocer y escuchar su modo de vida y ser testigo de cómo esta herencia milenaria les ha forjado no sólo un modo de vivir, sino valores y responsabilidades sociales muy específicas.
Los beduinos en Jordania -como en otras regiones de Asia y África- son seminómadas, van de un lugar a otro llevando consigo sus familias y sus pertenencias, buscando lugares más frescos en el verano y más cálidos el invierno. Sus tiendas están hechas con piel e hilo de cabra, sus pisos con tapetes y sus bases hechas de madera representan un tipo de habitación única en su especie.
Las familias beduinas viajan en caravanas, se establecen junto a otras familias y comparten gran parte de sus vidas, han logrado a lo largo del tiempo códigos y normas para que puedan convivir con todo lo que la propia naturaleza humana implica.
Las familias se apoyan unas con otras, no sólo en los enseres básicos sino incluso en la infraestructura cuando reciben visitantes o tienen celebraciones, lo que es de uno es de la comunidad, es parte de sus enseñanzas de vida.
El café forma parte esencial para la convivencia y la solución de conflictos, cada familia tuesta sus granos verdes, les añade cardamomo y lo prepara con algún toque distinto. Alrededor del café se dirimen problemas (mismos que obligatoriamente se arreglan sin dar lugar a reclamos o rencores posteriores), se proponen y aceptan matrimonios y se intercambian experiencias y vivencias.
Los beduinos elaboran su propio pan, multiplican su ganado y mantienen un gran respeto por la naturaleza y sobre todo por el otro. En ciertas regiones de Jordania tienen efectos legales sus usos y costumbres, a fin de respetar una milenaria cultura.
La comunidad beduina tiene profesionistas, pastores y jefes de familia, siempre volviendo a sus orígenes y respetando sus tradiciones.
Lo más sorprendente es que, en Feynan, Jordania, las familias beduinas reciben a los visitantes de otras naciones, comparten sus tradiciones y enseñan algo de su cultura a quienes llegan hasta sus tiendas a conversar con ellos.
Hay un par de lugares esenciales para vivir estas experiencias: el Feynan Ecolodge, un hotel en medio del desierto entre las montañas pobladas por beduinos y el campamento Al Zaweidad, donde se puede vivir un par de días en un campamento beduino hecho hotel.
Tras vivir la experiencia beduina, uno no vuelve a ser el mismo de antes, no por cliché o por una redacción melodramática, simplemente porque con lo más básico, una tienda de campaña beduina, se pueden aprender cosas que la simplicidad las convierte en complejas cuando las reflejamos con nuestra vida diaria.
El tema de las mujeres es controvertido, tienen los mismos derechos salvo la interacción con extraños y la obligación de atender a sus familias, pero ese tema será parte de otra columna.
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