Ineptos
¬ Augusto Corro martes 5, May 2015Punto por punto
Augusto Corro
Triste papel de los gobernadores que se ubican al margen de la violencia en sus estados.
Por ejemplo, se ignora qué le tocó desempeñar al mandatario estatal de Jalisco, el viernes pasado, tras prevenir a sus cuates de no salir a la calle, por los actos delincuenciales de los narcos en 26 municipios, incluido Guadalajara.
En la entidad, la presunta captura de un capo del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) provocó horas de terror con un saldo de quince personas muertas, entre estas seis militares, bloqueos y daños en bancos y gasolineras, así como la demostración de su fuerza al derribar un helicóptero militar.
En Jalisco, igual que en Tamaulipas, Michoacán y Guerrero, los gobernadores siempre dieron muestras de su mediocridad e ineptitud.
Esos funcionarios ya encontraron la manera de ver los toros desde la barrera, se lavan las manos y buscan que el gobierno federal resuelva sus problemas.
En Jalisco ¿qué hace el mandatario Aristóteles Sandoval para contrarrestar la espiral de violencia? Lo ocurrido el viernes demostró que las autoridades estatales carecen de medidas para brindar seguridad a la población.
Ante los ojos de las autoridades estatales y municipales nació y creció el CJNG. ¿Qué se hizo para evitar que se convirtiera en uno de los más poderosos? Nada.
El gobernador Aristóteles dio la impresión, en una entrevista, que los narcobloqueos son algo que ya no le llama la atención a nadie, porque lo hacen cada vez que los narcos se sienten amenazados por las acciones policiacas.
Se entiende, pues, que la inseguridad en Jalisco continuará por tiempo indefinido, mientras no se desmantele al CJNG y siga como figura decorativa el “gober” Aristóteles.
GUANAJUATO
Otro ejemplo lo tenemos en el gobernador de Guanajuato, Miguel Márquez.
Debido a los hechos violentos en Jalisco, el guanajuatense no lo pensó dos veces para solicitarle ayuda al gobierno federal y blindar la franja territorial que colinda con Jalisco.
Miguel Márquez asumió la misma actitud pasiva de los mandatarios estatales que esperan el apoyo federal para brindar seguridad y paz en sus entidades.
Con esa estrategia, los gobernadores poco apoyo brindan a la lucha contra la delincuencia organizada. Si no actúa el gobierno federal, los niveles estatales o municipales tampoco lo hacen, muchas veces porque no les conviene, porque ellos mismos tienen vínculos con los delincuentes.
GUERRERO
En Guerrero, el gobernador sustituto Rogelio Ortega llevó al estado a la zozobra total.
La espiral de violencia es incontrolable y ya afectó a toda la población. Están presentes las protestas populares, el crimen organizado en su máxima expresión, las pugnas fatales entre los políticos, etc.
¿Y el “gober”? Bien, gracias.
El fin de semana fue asesinado Ulises Fabián Quiroz, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia municipal de Chilapa, Guerrero.
Luis Walton, el aspirante a la gubernatura guerrerense, fue amenazado en la sierra por un grupo de bandoleros, que lo encañó. El político optó por suspender su campaña en la zona. Aidé Nava González, precandidata del PRD a la alcaldía de Ahuacuotzingo, fue secuestrada y asesinada.
El conflicto relacionado con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa sigue igual que al principio. Los padres de familia continúan en su lucha. En fin, sobran los elementos para calificar de fallido al gobierno de Rogelio Ortega.
TAMAULIPAS
Egidio Torre Cantú, el gobernador de Tamaulipas, también cabría sin mayor problema en la lista de los mandatarios estatales ineptos.
En la entidad fronteriza la población lleva años de vivir aterrorizada por las acciones de los cárteles de la droga.
Así como sucede en otras entidades, en Tamaulipas, las constantes pugnas entre los grupos delincuenciales tienen atemorizada a la sociedad.
El gobierno estatal dejó la responsabilidad a las autoridades federales, que tampoco pueden pacificar la región. En Tamaulipas no son nuevos los narcobloqueos, persecuciones, balaceras, etc. Los hechos delincuenciales ocurren día a día.
El domingo, en Nuevo Laredo, Tamaulipas, fueron secuestrados seis efectivos de Fuerza Civil de Nuevo León. Los hampones amenazaron con matar a los representantes de la ley. ¿Y Egidio? Pues el gobernador espera tranquilo y confiado en que las autoridades federales resuelvan sus problemas.
SEGUIRÁN EN EL PODER
En otras épocas, por menos de lo ocurrido el viernes en Jalisco, el gobernador era echado del poder.
Hoy, los tiempos son diferentes. Los delitos de los gobernadores no merecen atención alguna o son olvidados conforme avanza el tiempo.
El gobernador Aristóteles mostró su incapacidad para brindar seguridad a la población jalisciense. Lo correcto ante su ineptitud sería dejar el puesto. Esto nunca ocurrirá.
Miguel Márquez, el “gober” guanajuatense esperará tranquilo, sin mover un dedo, a que las autoridades federales blinden su estado. En Guerrero, Rogelio Ortega no debió continuar en la gubernatura, pero ya ven, los diputados aprobaron que continuara en el cargo.
El poder de los gobernadores seguirá intacto.