La confianza de Astudillo
Ramón Zurita Sahagún miércoles 29, Abr 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Héctor Astudillo Flores irradia confianza y se le nota más suelto que hace once años, cuando por vez primera intentó gobernar Guerrero.
Las encuestas le favorecen, por lo que afloja el paso para conseguir el voto de los electores guerrerenses.
Astudillo Flores sabe que será una competencia electoral con pobre presencia de los votantes por la serie de problemas que se continúa viviendo en algunas regiones del estado.
También está consciente del repudio de ciertos sectores ciudadanos sobre los partidos de izquierda y más todavía de que la fragmentación de los partidos de esa ideología le beneficia al partido tricolor.
Es por eso que distrae parte de su tiempo de campaña para hacer proselitismo en la ciudad de México, buscando acercamientos con empresarios, políticos y periodistas que no votan allá, pero le reportan otro tipo de dividendos.
Astudillo Flores dedicó el lunes para atender asuntos personales en uno de los hoteles de Polanco y se le vio distendido, relajado, lejos del ajetreo de las pautas que marca una campaña política.
Según varios observadores se le ve mejor que 11 años antes en que su apariencia física denotaba cansancio, hartazgo y conocimiento de que perdería en las urnas ante Zeferino Torreblanca Galindo, como sucedió en el terreno de la realidad.
El lunes fue un buen día para Astudillo Flores, ya que uno de los diarios nacionales notificó que según una encuesta, el priísta se mantenía al frente de todos los candidatos y superaba a la perredista Beatriz Mojica y al abanderado del Movimiento Ciudadano Luis Walton Aburto.
Los otros candidatos, Nueva Alianza, Morena y los demás ni siquiera pintan para alcanzar el registro local.
Para frenar al candidato priísta en su intentona de revancha, la izquierda plantea la posibilidad de fusionar la candidatura de Mojica con la de Walton, siendo este último el que se retire de la contienda. De lograrlo, el proceso electoral podría ponerse más cerrado.
Por eso, la izquierda que hace mayoría en el Congreso local decidió ratificar como gobernador sustituto a Rogelio Ortega, con todo y que no ha demostrado absolutamente nada en el tiempo que lleva al frente de la administración pública estatal.
Prefirieron eso a entrar en una dinámica de desgaste provocada por los seguidores de Ángel Heladio Aguirre Rivero (que todavía los tiene) y otros aspirantes a ocupar la plaza como gobernadores sustitutos.
Con todo y la confianza que manifiesta Astudillo Flores sabe que es necesario recuperar la alcaldía de Acapulco como punto fundamental para su triunfo en las urnas.
En Acapulco contiende el priísta Marco Antonio Terán contra el ex gobernador Zeferino Torreblanca Galindo, ahora postulado por Acción Nacional.
Zeferino es un eterno aspirante a gobernar Acapulco, aunque ya lo hizo en una ocasión y en otras dos fracasó.
El ex gobernador inició desde 1993 su intentona por gobernar el puerto turístico, repitiendo en 1996, perdiendo en ambas ocasiones hasta que en 1999 se convirtió en la primera autoridad surgida del PRD en gobernar ese ayuntamiento.
De ahí se catapultó al gobierno estatal y el PRD se consolidó en ese municipio, hasta que Manuel Añorve Baños aprovechó una desavenencia entre los partidos de izquierda que presentaron sus candidatos cada uno de ellos y los ganadores fueron los priístas.
Guerrero es con Michoacán uno de los dos estados que van a los comicios del 7 de junio y que se encuentran convertidos en una verdadera papa caliente, donde los partidos saben que el triunfo les será de alto costo.
No porque sea tan difícil que los electores les den su respaldo en las urnas, sino por lo que se les espera.
En Guerrero se mantiene vivo el problema magisterial, pero a eso se la añade la situación de los 43 desparecidos en Ayotzinapa, la presencia del narcotráfico, la inseguridad y violencia, los problemas de pobreza extrema, la baja del turismo y una serie de situaciones que asedian al gobierno estatal.
Ángel Heladio Aguirre Rivero y el ex alcalde de Iguala José Luis Abarca dejaron un mal sabor de boca entre la ciudadanía, la que los responsabiliza de la suerte corrida por los estudiantes desaparecidos de la normal de Ayotzinapa.
Hasta antes de la negra noche de Iguala, el Partido de la Revolución Democrática se mantenía como el favorito para frenar al gobierno estatal y el senador Armando Ríos Píter se mantenía como el favorito del PRD para convertirse en su candidato y era marcado por encima de otros aspirantes de cualquier otro partido político.
Sin embargo, los sucesos de Ayotzinapa y el giro que tomaron los acontecimientos hizo desistir de ese propósito al senador Ríos Píter, quien se bajó de la contienda y dejó el espacio libre para otro de los aspirantes de su partido.
De acuerdo con la versión del propio Ríos Píter le fue insinuada la necesidad por parte de su partido de entablar un pacto político con el gobernador con licencia, Ángel Aguirre Rivero, lo que le provocó rechazo e indignación.
El otro senador Sofío Socorro Ramírez pretendió encabezar al PRD y fue rebasado por Beatriz Mojica, por lo que intentó asumir el gobierno estatal en forma interina o con carácter de sustituto, como había hecho antes el hoy gobernador con licencia Ángel Heladio Aguirre Rivero.
Los asuntos entre los perredistas no están solucionados, por lo que se considera como otro lastre para poder aspirar al triunfo en las urnas. Por eso, el rostro de satisfacción de Astudillo Flores, a quien le cayó la candidatura del partido tricolor de rebote, ya que Manuel Añorve Baños consideraba que la nominación sería para él.