Los “moches” fiscales
¬ Augusto Corro miércoles 29, Abr 2015Punto por punto
Augusto Corro
En la guerra de lodo de las campañas políticas también salen a la luz pública verdaderos escándalos, como los abusos de los gobernantes que usan el poder para beneficiar a “sus amigos, a sus socios o a sus favoritos”.
Un ejemplo lo tenemos en la política fiscal del gobernador de Sonora, Guillermo Padrés, quien perdonó impuestos por casi 708 millones de pesos a 41 empresas cercanas a él, su familia y al candidato del PAN a la gubernatura, Javier Gándara.
Ante esa situación, el líder de los diputados, Manlio Fabio Beltrones Rivera, exigió al Servicio de Administración Tributaria (SAT) que investigue si el gobierno Sonora efectuó lo que se podría denominar como “los nuevos moches fiscales”.
La denuncia contra el mandatario sonorense ocurrió en la temporada electoral en aquella entidad, que empezó con acusaciones mutuas de los aspirantes a la gubernatura por el uso de aviones, que implicaron algún conflicto de interés.
Por otra parte, el líder del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Carlos Navarrete, también dijo que la condonación fiscal a favor de empresas vinculadas al gobierno de Sonora “es un escándalo más a la cuenta del gobernador panista, Guillermo Padrés”.
En marzo pasado se informó sobre la investigación que realizaba el gobierno mexicano al mandatario sonorense, Guillermo Padrés, y a su hermano, por recibir millones de dólares de un empresario ligado a compañías que ganaron contratos de la administración estatal.
En febrero del presente año fue dinamitada la presa construida ilegalmente en el rancho El Pozo Nuevo, propiedad del gobernador multicitado y de su familia. El dique almacenaba más de 2 millones de metros cúbicos de agua que provenía del río Manzanal.
En fin, habrá que esperar las investigaciones del SAT sobre los “moches” fiscales, un nuevo conflicto del mandatario sonorense acostumbrado a vivir en el ojo del huracán.
POLÍTICA A LA MEXICANA
En Guerrero seguirán los problemas sociales, económicos y políticos. Nunca hubo la intención de evitar que continuara Rogelio Ortega como mandatario estatal. El académico fue designado gobernador sustituto.
¿Los méritos? Ninguno. A partir de septiembre del año pasado, la entidad guerrerense cayó en una espiral de violencia y desgobierno. Los crímenes se convirtieron en hechos cotidianos y la delincuencia organizada alcanzó niveles increíbles.
Ortega llegó al poder como gobernador interino luego del desastroso papel que hizo el ex mandatario estatal, Ángel Aguirre Rivero, en el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Aguirre Rivero, primero solicitó licencia para dejar el cargo y finalmente decidió alejarse del poder. El sustituto Ortega ya en funciones no fue capaz de llevar el diálogo a todos aquellos afectados por los actos de la delincuencia organizada y por los hechos registrados en Iguala.
Las manifestaciones de los maestros, con su cuota de violencia, los secuestros y los asesinatos forman parte de la vida cotidiana en un estado afectado por la presencia de la delincuencia organizada.
El gobernador Ortega se concretó, desde su llegada al cargo, en fungir como figura decorativa, sin la posibilidad de sacudirse la influencia de su antecesor Aguirre Rivero, quien hasta el último momento se esforzó por recuperar la gubernatura.
En Guerrero, la lucha política no parece tener fin. Las elecciones del próximo mes de junio se encuentran en la incertidumbre que se deriva de la inconformidad ciudadana, las protestas del magisterio, el caso de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa y la narcodelincuencia.
¿Qué llevó a Ortega a aceptar el cargo si su incapacidad para gobernar es de sobra conocida? ¿Quién será el próximo mandatario estatal en Guerrero? Realmente no interesa. Cualquier político podrá hacer mejor papel que el desempeñado por Aguirre Rivero o el multicitado Ortega.
LA FRIVOLIDAD DE CUÉ
También al gobernador de Oaxaca, Gabino Cué Monteagudo, le dio por la frivolidad.
Unas fotografías en redes sociales muestran a dos mujeres cercanas al mandatario estatal que se cubren con billetes de 200 pesos, como si fueran cobijas.
El asunto no tendría mayor problema, si Gabino Cué fuese un sultán o un emir de los países petroleros árabes, pero no. El citado funcionario gobierna uno de los estados más pobres de México.
En esa entidad viven más de 2 millones de mexicanos en pobreza; en una entidad que igual que en Guerrero y Michoacán, no tiene quien la gobierne.