Amman, la urbe de piedra blanca
¬ José Antonio López Sosa lunes 27, Abr 2015Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Amman, Jordania.- Son 750 mil habitantes los que están registrados aproximadamente en la capital de Jordania, aunque las cifras no oficiales hablan de 2.5 millones de habitantes como consecuencia de los refugiados sirios que vinieron hasta aquí.
La historia que encierra a esta urbe data del paleolítico, cobró importancia en la etapa grecolatina y finalmente desde la ocupación otomana hasta la inglesa y finalmente, en la etapa actual del Reino de Jordania.
Ocho colinas constituyen la ciudad, las casas y edificios de piedra blanca y mármol dan un paisaje característico de las ciudades del Medio Oriente, por sus calles caminan encontrándose musulmanes, cristianos y judíos sin que ello represente algún tipo de rivalidad o problema entre la gente.
La “Citadela” representa la remembranza histórica de Amman y de la región palestina entera, el teatro grecorromano se deja ver colina abajo como una obra magnificente que fuese un centro de arte para los romanos.
En el centro de Amman las calles y mercados de pronto se asemejan a lo que vemos en México, evidentemente que con productos y gritos distintos pero siempre recordando los siglos de ocupación árabe en España, que al final del día llevaron usos y costumbres siglos más tarde con la conquista en nuestras tierras.
Tenemos más en común con el mundo árabe de lo que pensamos.
La gastronomía en Amman es ampliamente recomendable, la cocina jordana tiene menos especias que el resto de la comida árabe, sin embargo usan mucho jengibre, cardamomo, azafrán y otros ingredientes característicos de la zona.
El aeropuerto internacional de Amman está perfectamente comunicado con Europa, Asia y los Estados Unidos. Royal Jordanian pasó de ser una empresa del estado a una público-privada que se ha posicionado como una de las que mejor comunican a los países del Medio Oriente.
Desde la cima de la “Citadela”, se observa Amman como la urbe de la piedra blanca, por doquier se ven edificios y casas que pintan los montes de blanco, de pronto con calles irregulares, subidas y bajadas pero que forman parte del paisaje urbano de una de la ciudades más importantes en esta región del mundo.
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