Mala señal
¬ Augusto Corro miércoles 22, Abr 2015Punto por punto
Augusto Corro
Poco cuidadosos con su manera de vivir, los escándalos de los políticos son noticias de primera plana.
La cúpula de la partidocracia se olvidó que debe cuidar su imagen y la de su familia para evitar la crítica demoledora de la opinión pública.
Por ejemplo, los últimos escándalos corren a cuenta de los hijos de Gustavo Madero, el flamante presidente del Partido Acción Nacional (PAN).
Una organización denominada “Cambiemos de Rumbo” exhibió una videograbación en la que Alejandro Madero, hijo del líder político blanquiazul, gastó cinco millones de pesos durante su luna de miel.
El junior y su esposa Diana estuvieron en diversas ciudades del mundo en un viaje que duró un año. El dirigente político también le regaló una mansión en Houston, Texas.
Por otra parte, en otro video se exhibió a Sofía y Cristina Madero, hijas del panista, en viajes internacionales, con un costo de siete millones de pesos, sin incluir compras.
Los adversarios del dirigente blanquiazul le exigen que informe sobre el origen del dinero que derrochan sus vástagos.
Suponemos que se trata de ingresos económicos que Madero consiguió honestamente. Pero no es lo importante del problema.
La importancia va directamente a la falta de solidaridad de un dirigente político nacional, con gastos incontrolables de dinero en viajes y suntuosidades, mientras millones de mexicanos viven en la pobreza.
Los dirigentes panistas hace tiempo que perdieron el rumbo de sus principios. A raíz de sus triunfos presidenciales empezaron a destruir su partido con escándalos de todo tipo, incluidos los “moches” y el libertinaje de las fiestas de sus legisladores.
IMPUNIDAD
México ocupa el segundo lugar en el nivel de impunidad, con un índice de 75.7 puntos de acuerdo con una medición comparativa de 59 países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Lo anterior se desprende del Indice Global de Impunidad realizado por la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) y el Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia de Puebla.
De acuerdo con dicho estudio, México se encuentra detrás de Filipinas que suma 80 puntos.
Objetivamente, los datos que salen a la luz pública no son nuevos. La impunidad ese cáncer que padece México tiene muchos años de afectar a la sociedad mexicana.
La impunidad y la corrupción van de la mano y sinceramente no se ven posibilidades de erradicarlas. Por ejemplo, los datos refieren que el 99 por ciento de crímenes no son castigados. Esta cifra es suficiente para demostrar que en materia de aplicación de justicia estamos en la calle, como se dice coloquialmente.
La justicia mexicana se vio rebasada por las acciones delincuenciales. Obviamente, los culpables de innumerables delitos gozan de libertad total. En innumerables casos, los jueces no contaron con las pruebas suficientes para condenarlos.
En otras situaciones, las mismas víctimas no tuvieron el valor para denunciar los atropellos. En otras circunstancias, las demandas de justicia no fueron atendidas como se ve en las extorsiones y secuestros.
Sin darle vueltas, los miles de desaparecidos en México reconfirman por qué nuestro país ocupa el deshonroso segundo lugar en impunidad.
INQUIETUD
En las delegaciones políticas de Cuauhtémoc e Iztapalapa surgió una inquietud entre los todavía perredistas.
Ante la inminente derrota del partido del sol azteca, los aún amarillos reflexionan sobre si continuar en el PRD o cambiar al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Como se sabe, la disputa en ambas demarcaciones será cerrada, aunque las apuestas favorecen a los morenos.
En Iztapalapa, Clara Brugada Molina, quien ya desempeñó el cargo, parece que nuevamente será la ganadora.
En Cuauhtémoc ya se da como triunfador a Ricardo Monreal, también de Morena.
Mientras, los aún funcionarios perredistas en las delegaciones se preguntan qué hacer ante la amenaza de que ganen las elecciones los morenos.
EL CINISMO DE AGUIRRE
El prestigio político del ex gobernador Ángel Aguirre Rivero se encuentra por los suelos. Para empezar se vio obligado a dejar la gubernatura debido a su relación con el ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, acusado de ordenar el secuestro y desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Como si eso no fuera suficiente, su familia se vio involucrada en el saqueo a las arcas públicas de Guerrero.
En fin, Aguirre solicitó una licencia el 24 de octubre que vence el viernes, pasado mañana. Según trascendió, el ex mandatario no pretende renovar ese permiso, sino de retomar el poder.
El propio gobernador interino, el inepto Rogelio Ortega, se encargó de advertir sobre las inquietudes de Aguirre.
La pregunta obligada: ¿Quién o qué lleva a Aguirre a pensar que puede volver a gobernar Guerrero, luego de la pésima imagen que luce por la desaparición de los normalistas y el pésimo desempeño de su familia en cargos públicos?