La construcción del “Snowden” mexicano
Francisco Rodríguez martes 21, Abr 2015Índice político
Francisco Rodríguez
Con gran presencia en los medios de comunicación, el pasado mes de agosto, José Fonseca, vicepresidente corporativo de Kio Netwoks, anunció que esta empresa sería el centro de datos donde se establecería el primer centro de interconexión mexicano de internet, conocido como IXP, un centro de datos por el que las comunicaciones nacionales en materia de internet, principalmente, ya no tendrán que ir a centros de Estado Unidos o Canadá para su procesamiento.
La información apareció así: “José Fonseca, vicepresidente corporativo de Kio Networks, dijo a “El Economista” que el establecimiento del primer IXP mexicano se realizará en muy ‘pocos meses’, antes que concluya el año.
‘Se buscó que el centro de datos donde eso suceda sea totalmente neutral, que no sea un carrier (un operador de telecomunicaciones). Dijeron ‘Vamos a hacerlo más democrático’ y allí competimos algunos (proveedores de data centers) y, bueno salió asignado Kio y aquí se va a poner el primer centro de IXP’, dijo José Fonseca, en referencia a la ejecución de políticas públicas definidas por la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), basada en recomendaciones de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).
Lo anterior, no tendría gran relevancia para nosotros los ciudadanos que creemos que podemos vivir tranquilamente en nuestro país sin ser espiados, invadidos de nuestra privacidad o ser víctimas de ataques a nuestra propiedad intelectual por medios cibernéticos… de no ser por una serie de noticias que pudieran resultar alarmantes para evaluar la neutralidad referida por el señor Fonseca.
Como quizá usted recuerde, el pasado 14 de octubre, en mi columna intitulada El Socio de Aramburuzavala hice referencia a que Kio anunció a principios de este 2013 su asociación para ofertar servicios de videovigilancia e inteligencia a los gobiernos estatales —con el Grupo Obses, de Gustavo Cárdenas, el proveedor más importante de sistemas de espionaje y que viviese en un boom de ventas al amparo de Genaro García Luna en el sexenio anterior.
Viene a cuento tras las revelaciones que aparecieron en los medios de comunicación, gracias al señor Edward Snowden, del espionaje realizado por la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, en las que éste asevera que los IXPs fueron utilizados para espiar mensajes y correos electrónicos, y aún conversaciones que fueron realizadas a través de los llamados “teléfonos inteligentes” en forma masiva. Y esto no solamente en los switches de Estados Unidos y Canadá, sino de Europa y aún de Hong Kong.
Y NO HAY ANTÍDOTOS
El espionaje de computadoras en forma remota a través de trojanos o virus es un escenario común para los enterados. Aún más, el espionaje de los correos electrónicos se da especialmente desde los servidores de las compañías telefónicas. Así que imagine usted la facilidad con la que nuestros amigos de Kio, aliados con Obses, podrán espiar todo el tráfico de internet de todos los proveedores de dicho servicio en nuestro país, lo cual de por sí ya es escandaloso. A nosotros los mortales, creo, ya no nos sorprende lo que pueda pasar con nuestros dispositivos telefónicos.
Espiarlos es muy sencillo.
Y es que todos los llamados “teléfonos inteligentes” no son más que un computador portátil conectado a internet en forma permanente, a través de los operadores telefónicos. Mediante una serie de argucias tecnológicas, como inyectar un trojano o virus, al igual que en las computadoras empresariales o personales, se puede tomar el control de dicho dispositivo y extraer, no solamente todo el contenido de datos de un dispositivo, sino incluso escuchar en vivo todas las llamadas de los suscriptores, aprovechando la conectividad permanente y el incremento del ancho de banda que las compañías telefónicas o carriers están viviendo en todo el mundo, tanto con el llamado 3G, como con el 4G. Esta es una especialidad de la empresa Obses, el flamante socio de Kio Networks, que vendió, entre otras dependencias, a la PGR el sistema Finfisher para espiar teléfonos inteligentes en forma masiva.
Lo que con bombo y platillo festejaron directivos de la extinta Cofetel, la SCT desde noviembre del año pasado, CANIETI, la Corporación Universitaria para el Desarrollo de Internet, Megacable, Nextel y todas las compañías telefónicas de nuestro país quizá, por desconocimiento… ¿o habrá sido con cocimiento?
¿Será que Kio, que alberga los equipos de cómputo del SAT, Infonavit, Sagarpa, Salud y próximamente del IMSS, y buena parte de las dependencias federales que durante el sexenio anterior fueron “incentivadas” a contratar con Kio los servicios de “hosteo” de equipo de cómputo, será la nueva quimera cibernética para vender al mejor postor los datos que allí se resguardan o intercambian?
Porque Kio me recuerda a aquella empresa Choice Point, que hace no muchos años vendía padrones el IFE, de licencias de manejo por estados y del Distrito Federal, así como datos de cuentahabientes de bancos. ¿Estamos a merced de Kio y de Obses?
¿A quien compete blindar los datos personales y la privacidad de las comunicaciones electrónicas de nuestro país? ¿Están haciendo algo? ¿O, en complicidad, están omitiendo algo?