PRI se ilusiona en el DF
Ramón Zurita Sahagún martes 21, Abr 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Consciente de que sus oportunidades en la capital del país son pocas, el PRI buscó nuevas estrategias para intentar rebasar sus cuotas del 20 por ciento de votos en el Distrito Federal.
Esas estrategias van desde la adquisición de candidatos que no fueron respaldados en sus respectivos partidos, pasando por el establecimiento de alianzas e inventar fórmulas atractivas para los ciudadanos, para aprovechar la disminución de la fuerza perredista.
Con todo y ello, los priístas se ubican como un partido sin posibilidades de triunfo en alguna de las delegaciones capitalinas con mayor número de votantes o con mayor presupuesto.
Eso sí, apuntan para la búsqueda de una mejor votación que les permita una representación más nutrida en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Dos son las delegaciones en las que el PRI apuesta su resto, la de Cuajimalpa y la de Milpa Alta, mismas que ya ha gobernado en una ocasión, desde que en el año 2000 los ciudadanos han elegido a sus autoridades locales.
En otras, los priístas recurrieron al préstamo de militantes de otros partidos para incrementar su votación y hacer presencia en las áreas de clase media y alta, ya que en las zonas populares su votación es ínfima.
Álvaro Obregón, Benito Juárez y Miguel Hidalgo son los pilotos de las nuevas fórmulas partidistas, donde ensayan con una candidata que fue apoyada por el PRD para la ALDF, un candidato que es, hasta la fecha, senador suplente del PRD, y una candidata que mantiene licencia como diputada local, postulada por el PAN.
Polimnia Romana, Xiuh Tenorio y Laura Ballesteros son los candidatos que el PRI apoya en sus coaliciones con el Partido Verde para las delegaciones Álvaro Obregón, Benito Juárez y Miguel Hidalgo, respectivamente.
Pero aunque el partido tricolor trata de vender estas fórmulas como nuevas, ya las intentó en el pasado reciente, sin el éxito esperado, ya que solamente Adrián Ruvalcaba, el jefe delegacional en Cuajimalpa con licencia, ganó su jurisdicción, luego de emigrar del PRD, organismo político que le negó la oportunidad de ser candidato.
Leticia Robles Colín fue delegada por el PRD e intentó serlo por el PRI en la delegación Álvaro Obregón, fracasando y no superando la barrera del 20 por ciento de sufragios.
Emilio Serrano, otro ex perredista, fue postulado por el PRI para jefe delegacional en Iztacalco, alcanzando un 28. 3 por ciento de los sufragios emitidos.
Xavier González Zirión, vinculado al partido Verde que fundaron su tío (Jorge González Torres) y su primo (Jorge Emilio González Martínez) fue nominado en Miguel Hidalgo, recibiendo un magro 19 por ciento de los votos totales.
Lo cierto, es que el PRI está desde 1997 en que recuperó la votación directa para jefe de gobierno (antes alcalde) en una posición incómoda ante el electorado de la capital del país.
Desde ese entonces, nada le sale a los priístas en la ciudad de México, habiendo conquistado solamente dos delegaciones (Milpa Alta y Cuajimalpa) por un período de tres años y una triste diputación federal de mayoría.
Su votación es raquítica, sin importar el nombre de los personajes que ponen como sus candidatos al gobierno capitalino.
Ya lo intentaron con Alfredo del Mazo González, ex gobernador del Estado de México; Jesús Silva Herzog, ex secretario federal de Hacienda y de Turismo y Beatriz Paredes Rangel, hasta en dos ocasiones, ex gobernadora de Tlaxcala y ex presidenta nacional del PRI y en dos de esas ocasiones se fueron al tercer lugar y al segundo en las otras dos.
Pero también el PRI ha mandado a parte de sus mejores cuadros a la búsqueda de un triunfo delegacional, sin suerte alguna.
Óscar Joffre Velázquez, ex director del Instituto Politécnico Nacional ya compitió por Gustavo A. Madero sin éxito. Luz Lajous, dos veces diputada federal y de una dinastía con linaje priísta fue enviada a Miguel Hidalgo y fracasó. Jorge Schiaffino, uno de los principales operadores del PRI intentó ser jefe delegacional en Cuauhtémoc y tampoco pudo.
Y es que los priístas han ido a la baja constante desde que en 1997 obtuvieron un 25 por ciento de los votos totales, merced a los casi un millón de sufragios emitidos a su favor por la ciudadanía.
En 2000, en ocasión de una elección presidencial, obtuvieron casi el mismo millón de votos, pero un bajo 22 por ciento de los sufragios, lo que repercutió en la derrota de su candidato presidencial, Francisco Labastida Ochoa.
Dos mil tres mandó a los priístas a un pobre 11 por ciento de los votos capitalinos, al sumar solamente 337 contra el millón 270 mil que obtuvo el PRD.
Las elecciones presidenciales suelen ser mejores para los priístas, ya que en 2006 registraron un millón de votos con porcentaje del 21 por ciento, contra el 46 por ciento y más de 2 millones 200 mil sufragios para el dominante PRD.
Dos mil nueve mandó a los priístas nuevamente debajo de los 500 mil sufragios, contra los 780 mil registrados por el ganador PRD.
Para la elección presidencial del 2012, la pasada, los priístas se quedaron cercanos al millón de votos, pocos en comparación de los 3 millones emitidos a favor del PRD, lo que dio un porcentaje del 19 por ciento para los tricolores y un 63 para los del sol azteca.
Ahora, buscan la revancha, aprovechando el reparto de sufragios que harán los votantes de una izquierda fragmentada y enfrentada.