Todos al abordaje con AMLO
Roberto Vizcaíno viernes 30, Jul 2010Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
De seguir como ha comenzado, AMLO habrá logrado que el proceso de sucesión de Felipe Calderón se distorsione y que los otros aspirantes comiencen a fijar sus posiciones
Andrés Manuel López Obrador llegó el domingo al Zócalo, mandó de nuevo al diablo a las instituciones y a las reglas electorales, se declaró en campaña por la Presidencia de la República y listo para entrarle al proceso del 2012.
Y se fue a recorrer el país por ¿quinta… sexta… séptima vez? Ya sólo él lo sabe, y a lo mejor ni él.
“Si no lo hago así me gana el candidato de la televisión, Enrique Peña Nieto”, se justificó… cómo si lo necesitara.
La verdad es que al hacer lo que hace, AMLO se reitera en sí mismo.
“Fue un niño muy vivaracho –recuerda su padre– pero tenía una enfermedad: no se le podía decir nada, ni regañarlo, porque se trababa”.
Sigue igual. Dicen que genio y figura…hasta la sepultura.
El relato es parte del ensayo El Mesías Tropical hecho por el historiador Enrique Krauze y retomado aquí simplemente para dejar en claro que hay algunos espíritus y estructuras personales que no cambian. Una, para bien o para mal, es la de Andrés Manuel.
Con esa estructura sólo él se dicta su agenda, y la obviedad y sus hechos nos dicen que su reloj político le dijo que debe arrancar ya su campaña por la Presidencia de la República.
Así que, fiel a su esencia, arrancó el domingo en el Zócalo. De frente a las oficinas del gobierno capitalino donde hoy despacha Marcelo Ebrard. El mismo personaje que trabajó con él y que él proyectó para estar en la jefatura de Gobierno del DF y que por ello ahora es su primer obstáculo para llegar a Palacio Nacional (porque ya sabemos que él no quiere saber nada de Los Pinos cuyas instalaciones, en caso de que gane la Presidencia anhelada, él se encargará de desaparecer pese a que esa casona del Bosque de Chapultepec fue construida por el general Lázaro Cárdenas en los años 40 del siglo pasado y que forma el símbolo del poder en México).
Su evento tuvo múltiples mensajes. Ya otros los han señalado. Hoy sólo apuntamos los que creemos más obvios:
1.- Dejar en claro, obvio, que no lo vencieron y que va de nuevo. ¡Ojo muy especial para los de la Mafia que le robó la presidencia ! A esos 30 potentados que son dueños de México ya está cantado que si llega… como dijo el clásico: No se la van a acabar… no habrá sorpresas: el pleito con ellos está cantado. Más vale que vayan comprando boleto a la luna, porque ni en el polo norte o sur podrán esconderse de la furia del pueblo, ¡faltaba más!
2.- Dejar igualmente claro que ese cuento del candidato único de la izquierda era de kinder, y él ya está en nivel de doctorado. Así que si Marcelo Ebrard y su padrino Manuel Camacho saben contar, pues ni cuenten con él. Él, AMLO, ya tiene asegurada la candidatura del PT y Convergencia para ir a la contienda del 2012. Ahí les deja el PRD, porque además si bien Los Chuchos no lo quieren, no importa porque los perredistas de a pie lo aman y ellos van a votar por él.
3.- A las autoridades les dejó absolutamente en claro que no cuenten tampoco con él, que él va por la libre y que pueden esgrimir cualquier ley o plazo legal para hacer campaña que él ya la inició, ¿y qué?
4.- A sus otros contendientes les dice con sus hechos y palabras que en esta ocasión no será de ninguna forma una manzana fácil de pelar. Va a tener al menos dos comités en cada una de las 130 mil urnas o más que se pondrán en todo el país en esa elección y que sus afiliados se encargarán de que nadie le robe esta vez la Presidencia.
5.- A todos los mexicanos nos dice que nos acordemos de lo que ocurrió hace 4 años, cuando por poco los suyos no dejan tomar posesión a Felipe Calderón, sin importar que ello hubiera significado una crisis constitucional que lo menos hubiera provocado una inmediata fuga de capitales y una crisis social, política y económica impensable. No indica que debemos recordar que luego de que no le dimos los votos suficientes para ganar, nos condenó a la polarización social, a la confrontación política y a la obstrucción legislativa de nuestro desarrollo al mandar a los suyos en el Congreso a oponerse a todas las reformas posibles, mientras él mismo recorría el país descalificándolo todo.
Ahí quedó como una muestra de su museo de amarguras y venganzas la reforma energética en la que participó abiertamente a través de decenas de enviados suyos, y al final hasta él mismo, y cuando había logrado cambiar cuestiones de fondo, rechazó todo, dejando a suyos y extraños colgados de la brocha.
Nos demostró con crudeza que en su universo no hay ni cuestiones de consenso ni decisiones democráticas, sino sólo su palabra, ya lo decía su papá: si uno lo contradice, se traba.
Él es el Dios que reparte culpas y sanciones, su dedo señala y califica a buenos y malos y de su boca surgen los nombres de los enemigos de México, como los integrantes de esa mafia de 30 potentados cuya vida personal –nos asegura-, solo tiene el objetivo de vivirla para dañar al patrimonio de cada uno de nosotros y el de México.
¡Vaya destino de esos sujetos! Tan decentes que se miran.
Dentro de la lógica lopezobradorista cabría preguntarse por qué son tan ineptos esos 30, pues pese a todo su esfuerzo destructivo, succionador, de rapiña, aquí seguimos los mexicanos, con país y con vida y futuro pese a todo promisorio.
Cierto, y fuera de cualquier broma, las reflexiones no significan que ignoremos que tenemos graves problemas como sociedad y país. Pero es justo señalar que más allá de los dramatismos, existen alternativas de solución. Otras sociedades y naciones con quizá situaciones más graves, han surgido y hoy son potencias en todos los sentidos: Japón luego de la bomba atómica y la guerra; Alemania y Europa entera luego de la Segunda Guerra Mundial… Estados Unidos después de la depresión del 30 y de su combate a las mafias del alcohol… Colombia ahora con lo del narcotráfico, etcétera.
Cada país tiene que enfrentar y superar sus propios problemas. Sin duda que no pocos de los 30 mencionados por López Obrador abusan, pero de ahí a afirmar que viven para succionar y destruir a México es otra cosa.
Otras experiencias nos indican que vamos hacia la imposición de controles y creación de instituciones que sometan a monopolios, a un sistema más equitativo. Tenemos que superar todo lo que ahora nos ocurre.
¿Es López Obrador la solución de todo eso… o alguno de los otros mencionados para el 2012… o ninguno?
Una vez solucionados los problemas y conflictos de hoy –incluido todo este asunto de narcos y su violencia-, mañana, como sociedad, enfrentaremos otros. Afortunadamente México es un país vivo, en crecimiento.
Pero para lograrlo debemos de entrada ajustarnos a las normas y a las instituciones. No hacerlo sería vivir en la ley de la selva, en el caos, en la fuerza del agandalle.
Eso viene a cuento porque ahora, con su destape y lanzamiento anticipado, López Obrador se ha vuelto a saltar las instituciones y violado todas las normas electorales.
Es obvio que lo hace con conciencia de causa e intención. Le encantaría que lo pretendieran sancionar. Sería como aquello del desafuero promovido tontamente por Fox, que sólo le sirvió para victimizarlo y propiciar que la gente lo apoyara. Ya sabe usted: las masas siempre protegen al débil, a la víctima de las injusticias del poder.
Ojalá que ahora ni el IFE, ni los partidos, entren a ese juego. Hay que dejarlo correr libre como el viento para que llegue a la meta del 1 de julio del 2012 con su propio tamaño, el que sea que logre esta vez.
Hay que recordar que ya tiene 4 años en campaña… ¿y?
Lo importante de todo su camino es que las encuestas nos indican hoy que él es el personaje con mayor nivel de repudio popular. Ese por el cual 6 de cada 10 mexicanos nunca votarían.
Una de las consecuencias inmediatas de esta decisión suya de volvernos a imponer su agenda, es que a querer o no ya abrió la contienda electoral y ahora los otros contendientes comienzan a subirse a ese autobús.
Marcelo Ebrard reclama que la candidatura de la izquierda surja de una consulta popular abierta y Enrique Peña Nieto advierte que AMLO está violando normas electorales establecidas y por lo tanto fuera de tiempo.
De seguir como ha comenzado, AMLO habrá logrado que el proceso de sucesión de Felipe Calderón se distorsione y que los otros aspirantes comiencen a fijar sus posiciones.
Será un: todos al abordaje con López Obrador.
Los ciudadanos llegaremos saturados y hartos de un nuevo proceso electoral jalonado, caótico, seguramente enlodado.
Es decir, AMLO nos la va a volver a hacer.
¿Va a ganar? No tengo bola de cristal. No existe. Pero las encuestas nos dicen que no, que quedará en un tercer lugar. Ya veremos.