Anticipados
Ramón Zurita Sahagún martes 14, Abr 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Vicente Fox Quesada aprovechó el triunfo panista alcanzado en Guanajuato en los comicios del 6 de julio de 1997, para presentarse como un sólido prospecto presidencial.
El entonces gobernador de Guanajuato, anunció su intención de ser el candidato de su partido (Acción Nacional) para contender en los comicios del 2 de julio del año 2000.
Con ello, Fox Quesada rompió con las reglas no escritas de la política mexicana, en que se respetaban los tiempos de sucesión y desató un interés inusitado en la carrera presidencial.
Antes de eso, en los tiempos de partido único se acuñó la frase dicha por el veterano dirigente cetemista, Fidel Velázquez Sánchez, de que político que se mueve no sale en la foto.
La referencia era que el partido oficial dictaba las normas a seguir, según voluntad del presidente en turno.
Vicente Fox rompió con todos los esquemas en ese sentido y aprovechó su condición de gobernante para atraer los reflectores internos y externos sobre su eventual candidatura.
Hoy, los tiempos ni siquiera llegan a esperar los resultados de las elecciones intermedias, ya que los aspirantes a suceder al actual presidente asoman la cabeza, unos, mientras que otros son exhibidos por quienes buscan con desesperación atraer buenos resultados para sus partidos.
Dos son los casos más notables de los personajes que, antes de la elección del 7 de junio, son inscritos en esta todavía larga carrera hacia la Presidencia de la República.
Los dos personajes en cuestión son aspirantes naturales para contender en el 2018 como candidatos presidenciales.
El uno, Andrés Manuel López Obrador continúa siendo el más sólido prospecto de la izquierda mexicana, con todo y que abandonó el partido que presidió y que lo llevó en dos ocasiones a la candidatura presidencial. El otro, Miguel Ángel Mancera Espinosa, ganó con amplitud su elección para convertirse en jefe de gobierno del Distrito Federal, cargo que ha servido de plataforma de lanzamiento para los únicos dos candidatos presidenciales del PRD.
López Obrador se sabe, se presentará como candidato presidencial por tercera ocasión, aunque dependerá de su estado físico, luego del problema cardíaco que lo aquejó hace un par de años.
Con él no importan los resultados electorales que obtenga su partido (Morena), aunque es factible que éstos le sean favorables, considerando que se trata de un partido nuevo, que se presenta por vez primera en una elección.
Mancera Espinosa (considera que aún es pronto para pensar en la Presidencia de la República)) fue enviado al ruedo por los dirigentes de un partido (PRD) que tendrá que mostrar en los comicios del 7 de junio que mantienen viabilidad y futuro como partido.
El PRD tendrá su prueba de fuego y la gestión del jefe de gobierno será evaluada en el Distrito Federal, mediante los resultados que obtenga el partido del sol azteca.
Es cierto que Mancera Espinosa no milita en el Partido de la Revolución Democrática, pero fue este organismo político el que descubrió su talento político y lo proyectó a su actual cargo, convirtiéndolo en una preciada joya política, que poco a poco se ha ido devaluando.
Ahora los dos, partido y político, se encuentra en una etapa a la baja, donde los dos se necesitan para superar sus respectivas crisis y en el caso del partido mostrar que cuentan con un aval para su subsistencia política-electoral.
El anticipo de las eventuales candidaturas de la izquierda es el primer paso de lo que se ventilará en un futuro no lejano y que será el descarte de uno de los dos o, incluso, de los dos hacia el 2018.
No es tiempo para evaluar las posibilidades de uno y otro hacia el próximo sexenio, pero sí lo es para comenzar el desgaste que tendrán cada uno de esos personajes aspirantes a la Presidencia de la República.
Tanto López Obrador como Mancera Espinosa son vistos con posibilidades de competir, por lo que no había necesidad de remarcarlo como parte de la estrategia electoral con rumbo al 7 de junio del 2015.
Los dos, como los panistas Gustavo E. Madero Muñoz, Rafael Moreno Valle Rosas y Margarita Zavala Gómez del Campo, son vistos como prospectos de sus respectivos partidos, al igual que los priístas Luis Videgary Caso y Miguel Ángel Osorio Chong.
Los ejemplos de Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, los tres más recientes presidentes de México, dan cuenta como las estrategias de adelanto sí dieron resultado.
Se podrá decir que Fox Quesada y Calderón Hinojosa sí anunciaron anticipadamente sus intenciones de competir por la candidatura de su partido y que Peña Nieto se reservó ese derecho hasta terminar con su encargo de gobernador, pero el priísta caminaba sin adversario interno al frente, ya que Manlio Fabio Beltrones Rivera nunca fue visto con posibilidades reales.
Y aunque llaman la atención los destapes de los prospectos presidenciales para el 2018, la elección del 7 de junio del presente año, servirá para conocer las realidades de cada uno de los partidos competidores.
Son diez los partidos en competencia y 500 los espacios de la Cámara de Diputados y nueve gubernaturas las que atraen la atención de todos, pero más que nada los electores deberán dilucidar si cada uno de los partidos participantes cuenta con el suficiente número de seguidores que le garanticen la permanencia como partidos y si alguno de ellos pasará pronto al olvido, por no obtener el tres por ciento necesario para mantener el registro definitivo.