Nuevo sistema de reparto del poder
Roberto Vizcaíno lunes 6, Abr 2015Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Los sondeos indican que pese a todos los problemas, México camina a unas elecciones sin conflicto
- Las siguientes legislaturas podrían estar aprobando la reelección de gobernador y de Presidente de la República
- El nuevo sistema de reparto de poder estará marcado por la reelección de cargos populares
Ayer, ajenos a la gran mayoría de los ciudadanos, en Domingo de Resurrección, cuando la tercera parte de la población estaba en la iglesia celebrando el regreso de Jesucristo a la vida, cuando otra tercera parte regresaba atropellada a la ciudad para enfrentar el fin de las cortas vacaciones de Semana Santa y la otra tercera parte estaba literalmente metida en sus hogares viendo algún juego de fut o sólo dejando pasar la vida, los 10 partidos registrados en México iniciaban las campañas de proselitismo electoral que culminarán con la elección del domingo 7 de junio próximo.
Ese día, pese a apatías y hartazgos ciudadanos, a reclamos e inconformidades sociales, de acuerdo a los sondeos, entre un 50 y 65 por ciento de los 82 millones de mexicanos inscritos en la Lista Nominal del INE elegirán a 9 nuevos gobernadores, 500 nuevos diputados federales -300 de mayoría y 200 pluris-, a 16 nuevos delegados en el DF, a 64 nuevos asambleístas capitalinos, a 641 diputados locales y a 993 nuevos alcaldes en 17 estados.
Eso, si en lo que resta de abril y en mayo, no ocurre algo que pueda cambiar el curso de la reciente historia electoral de México que ha demostrado con hechos que los mexicanos estamos por encima de los conflictos políticos y de los jaloneos post-electorales.
Como sociedad sorteamos la alternancia en la Presidencia de la República y luego los reclamos de fraude de Andrés Manuel López Obrador, su grupo y sus simpatizantes en los comicios de 2006 y 2012.
Hoy, como antes lo estuvo, la sociedad mexicana está de nuevo inmersa en nuevos retos. Hay inconformidades o reclamos que se incrementan con nuevos acontecimientos expuestos y extrapolados por y a través de las redes sociales, y que luego son retomados y algunos distorsionados por personajes conocidos como líderes de opinión, y por medios informativos que buscan atraer clientela a través de ejercer un periodismo militante.
En el fondo hay sin duda razones para la inconformidad. Pero eso no es nuevo en cada elección que se da no sólo en México, sino en el mundo entero. Habría que ver lo que pasa en este momento en España, Francia y Estados Unidos.
Explotar a su favor estos descontentos sociales es parte de la habilidad de partidos y políticos, de candidatos y medios informativos.
Las promesas electorales se surten de las conformidades sociales. Entre más fuertes y sólidos sean los reclamos de los ciudadanos, más futuro tienen las ofertas de los políticos.
El voto de los ciudadanos no se da en el vacío. Se destina a quien ofrece más en la solución de reclamos ciudadanos.
¿PASARÁN LA PRUEBA?
Hoy sin embargo, más allá del supuesto hartazgo ciudadano, las instituciones electorales y generales del país (tanto federales, estatales y municipales), enfrentarán varias aduanas.
Una muy importante es la amenaza real que representa para este proceso electoral iniciado desde el año pasado la CNTE en los estados de Chiapas, Oaxaca y Guerrero y en menor medida en otros estados.
El número de personas involucradas en los actos de violencia desarrollados por la CNTE y/o CETEG (presumiblemente maestros, aunque está demostrado que en su seno actúan otros muchos como por ejemplo los anarquistas), y los métodos y objetos utilizados por estos, prevé que las autoridades –especialmente la Policía Federal, Ejército y Marina–, deberán tener un plan muy bien estructurado para contener y someter cualquier acción –que ya dijeron y han demostrado que las habrá–, en contra del proceso electoral.
Es evidente que a pesar de que las amenazas se concentran en Chiapas, Oaxaca y Guerrero –lo cual quiere decir que en 29 estados de los 32 que integran el país el proceso electoral corre normalmente–, lo que ahí ocurra de alguna forma calificará el proceso electoral todo.
Los otros puntos rojos se encuentran en las entidades marcadas por el crimen organizado y el narcotráfico.
Ahí sobresale Tamaulipas y van desde Michoacán a Veracruz y Nuevo León.
Pese a estas amenazas en estos y otros estados, y demostrado que los hartazgos y reclamos no llevarán a los mexicanos a un abstencionismo distinto al de otros procesos, al parecer hay condiciones para que se den comicios normales.
De ser así la reforma político-electoral aprobada apenas en 2014, que entre otras muchas cosas creó el INE, habría pasado su gran prueba.
NUEVO SISTEMA
Si –como digo antes–, no ocurre nada realmente extraordinario que desvíe todo el proceso electoral en curso, México entrará el 7 de junio en un nuevo sistema de reparto institucional del poder, es decir, por la vía del voto y no de la violencia y menos de las armas.
Y habrá entrado porque cualquiera de los 500 diputados federales que resultarán elegidos para integrar la LXIII Legislatura, o todos, podrán ser reelectos en los comicios del 2018 y luego en los del 2024.
La puerta está abierta y quizá veamos en las siguientes legislaturas nuevas reformas constitucionales, quizá para aprobar la reelección de gobernadores y, por qué no, la de Presidente de la República.
Esa es la importancia de la consolidación de la reforma político-electoral que deberá pasar la prueba hoy.
Quizá por eso los ataques y amenazas a las que ahora se enfrenta.
PERSPECTIVAS DEL REPARTO
En este contexto, si asumimos que los sondeos y encuestas recientes, últimas, tienen razón, la etapa del proselitismo electoral arranca con el PRI a la cabeza.
Le siguen PAN, PRD, Morena-AMLO, PVEM, Nueva Alianza, Encuentro Social, MC, PT y Partido Humanista.
Los sondeos indican que los 3 últimos podrían estar perdiendo su registro el 7 de junio. Sería bueno que lo perdieran cuando menos los últimos 5.
Las encuestas dejan ver que ninguno de los partidos tendrá mayoría absoluta en la siguiente legislatura, lo cual advierte que serán otros 3 años de negociaciones y acuerdos para sacar reformas e iniciativas.
Eso es bueno cuando menos porque de eso depende la creación de Presupuestos, es decir, de cobro de impuestos y de reparto de recursos federales.
En cuanto a las 9 gubernaturas en juego –a saber: Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Michoacán, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora–, los sondeos indican que el PRI podría estarse ratificando en Nuevo León, Querétaro, Campeche y Sonora, ganando en Guerrero y perdiendo frente al PAN en Colima, Michoacán y San Luis Potosí.
El PAN continuaría en BC Sur y arrebataría al tricolor Colima, San Luis Potosí y Michoacán y apretando fuerte para conseguir resultados parejos en Querétaro y Campeche.
El PRD no tiene más que perspectivas de triunfo en delegaciones del DF y pérdidas por demás anunciadas en Guerrero y quizá Michoacán, aunque Silvano Aureoles podría hacer la chica ganándole a Luisa María Calderón en Michoacán.
Como sea, con hartazgos y apatías, reclamos e inconformidades, en medio de crisis de credibilidad, México camina a la consolidación de un nuevo modelo de reparto institucional del poder. Si es que no hay en los siguientes 60 días algo que descarrile todo el proceso.