Plato de lengua
¬ Gustavo Mora miércoles 28, Jul 2010Nostálgicos y acelerados
Gustavo Mora
De lengua me como un plato parece calificarse la última declaración de Andrés Manuel López Obrador sobre lo que el tabasqueño estima pueden ser los resultados de la elección presidencial del 2012.
Con su tropicalismo y obsesionismo tropicales, el ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal dijo ante el total de acarreados que acudieron al Zócalo capitalino, que será candidato presidencial nuevamente por cualquier partido o hasta sin partido. Y que espera alcanzar una votación…¡del doble de la que obtuvo en el 2006! Es decir, de casi 30 millones de electores (se le reconocieron 14 millones 683 mil 896 sufragios)
Si el abstencionismo en cada elección casi comparte el número de votos depositados en las urnas, es imposible que un solo candidato al que se etiquetó como peligroso para México (ahora lo sería más por su amargura y espíritu de revancha), se acerque siquiera a esa cifra.
Claro que a un año y 11 meses de la elección del 1º de julio del 2012, se puede decir cualquier bobada o mentira. Pero no es para tanto.
En la pasada elección presidencial entre 5 contendientes, los votos no registrados y los nulos, se obtuvo una votación total reconocida por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de… 41 millones 290 mil 729 sufragios. ¿Se imaginan que López Obrador se llevara solito casi 30 millones de votos en el 2012?
Este tipo está chiflado, con riesgo de que si acude al psiquiatra, el que se vuelve loco es el que está de curandero.
Por esta vez, se olvidó del innombrable (Salinas), de Calderón y de Peña Nieto que son sus blancos favoritos en todos sus discursos en las plazas públicas. Tampoco se metió en la bronca de las alianzas PAN-PRD en algunas de las últimas elecciones para gobernadores.
— oo0oo —
El secuestro del ex candidato presidencial panista, Diego Fernández de Cevallos, se está convirtiendo en un batidillo en el que nadie cree nada. Ni en las supuestas filtraciones que publicó Pepe Cárdenas, ni en el retiro del gobierno y la policía de las investigaciones, y casi no en las cartas que parecen de su puño y letra, con el Jefe Diego vendado y como dice la canción: flaco, ojeroso, cansado y sin ilusiones.
Pero lo que más despierta la incredulidad es que ni en las supuestas cartas de Diego, ni en las declaraciones que da el gobierno, se mencione y se haga énfasis en que no hay trasfondo político y todo se reduzca a tú pides tanto y yo ofrezco tanto.
Si en los casos de Fernando Gutiérrez Barrios que era más espinoso políticamente y Alfredo Harp Helú que lo era en lo económico, hubo negociación, intervención e investigación policíaca (el de Julio Hirschfield Almada con Echeverría fue un secuestro de chisguete en el que los malos se llevaron lo que pidieron) y en el fallido de Margarita López Portillo y Pacheco, hubiera sido lo mismo.
Por supuesto que hay trasfondo político también en lo de Diego, aunque no se revela, ni se revelará como dijo Don Teofilito por lo delicado que piden los secuestradores (libertad de capos o el compromiso de no deportarlos a los Estados Unidos, por ejemplo). El secuestro estuvo perfectamente planeado y los captores no son ningunos operados del cerebro, aunque duela y comprometa al gobierno calderonista. Y mientras no aparezca siquiera una insinuación de exigencias políticas, el público no va a seguir dando crédito a las versiones y filtraciones que aparecen un día sí y el otro también.
Por Diego piden un chorro de lana y como cantaba la famosa “Gatita Blanca”, María Conesa: “y algo más también, difícil de decir…”.
— oo0oo —
La amenaza de expulsión de las filas panistas del ex dirigente nacional yunquista, Manuel Espino y el casi ex gobernador de Aguascalientes, Luis Armando Reynoso Femat, son como decía Arturo de Córdoba en sus películas: no tienen la menor importancia. Ninguno representa algo verdaderamente para Acción Nacional. Y no es más que un campanazo que trata de dar César Nava, para revalorar su devaluada imagen. Espino es yunquista y Reynoso elbista, ninguno tiene nada de panista.