Niños sin clases
¬ Augusto Corro jueves 19, Mar 2015Punto por punto
Augusto Corro
Los maestros oaxaqueños desde hace años iniciaron una lucha para mejorar sus condiciones de vida. ¿Y lograron sus propósitos?
Suponemos que no, porque continúan con sus protestas en las diferentes modalidades para hacerse notar: Cierran carreteras, toman comercios y oficinas públicas, vandalizan la capital, etc.
Quizás se encuentren con todo el derecho de hacerlo, pero sus acciones repercuten inevitablemente en los niños.
Cada vez que se van al paro o llegan al Distrito Federal para realizar manifestaciones, en Oaxaca 1.3 millones de menores se quedan sin clases y los comercios por donde marchan cierran sus cortinas.
¿Es justo? ¡De ninguna manera!
Los menores que se inician en la tarea del conocimiento no cuentan con el mentor que les enseñe. La nula continuidad en la enseñanza, seguramente altera el ritmo del aprendizaje.
El hecho es que la historia de los paros se repetirá indefinidamente.
Para agudizar más el conflicto magisterial, en Oaxaca, el gobierno inútil de Gabino Cué permite que los maestros hagan lo que se les ocurra.
En materia educativa, Oaxaca vive una anarquía total. El propio secretario de Educación, Emilio Chuayffet, dijo que los niños de Oaxaca “solo tienen entre 80 y 100 clases en el ciclo escolar, pero el estado le sigue pagando a los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE)”.
En materia de educación en esa entidad no se gobierna, según palabras del funcionario federal. En medio de las pugnas político-magisteriales, los alumnos oaxaqueños son los más afectados. ¿Alguien saldrá en ayuda de los escolares?
Ayer miércoles, los docentes iniciaron un paro de labores por 24 horas. ¿El motivo de la suspensión de clases? Lo mismo de siempre, con el daño acumulable en el aprendizaje de los alumnos.
NI ÉL, NI NADIE
El gobernador de Guerrero, Rogelio Ortega, reconoció que seis años de gobierno no son suficientes para acabar con los problemas esenciales de Guerrero, como son la pobreza, educación, salud y seguridad.
Ortega llegó al poder en aquella entidad en sustitución del impresentable mandatario Angel Hilario Aguirre Rivero, quien renunció al cargo por el escándalo de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
El gobernador sustituto llegó como apagafuegos en una misión que desde un principio se antojó imposible de realizar, pues tendrán que pasar muchos años para que Guerrero vuelva a ser aquel estado tranquilo y pacificó.
Ni Ortega ni nadie que se vea cercano podrán poner las cosas en orden en un territorio con una espiral de violencia que crece constantemente. El contubernio de políticos y narcos fortaleció a la delincuencia organizada que, por el momento, se encuentra fortalecida.
La desaparición de los normalistas provocó que se destapara la cloaca de los vínculos de los funcionarios públicos con el crimen organizado. Se conoció que los policías municipales y estatales, así como los alcaldes, trabajaban en estrecha relación con los cárteles de la droga.
MATAN A LA CANDIDATA
El ejemplo más notable lo dio el presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, señalado como el autor intelectual del secuestro de los estudiantes, registrado aquella noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre del año pasado. A partir de aquella fecha, los padres de los jóvenes desaparecidos se han mantenido en una campaña para encontrar a sus hijos con vida.
Las manifestaciones de protesta de los familiares de los desaparecidos y otros grupos que se les sumaron se multiplicaron en todo el estado. Esta situación de inestabilidad tiene en jaque a los comicios del próximo 7 de junio.
Los padres de los normalistas y las agrupaciones que los apoyan dijeron que no permitirán que se realicen las elecciones. A lo anterior se suma al ambiente político de por sí enrarecido por la participación de los diferentes partidos políticos y su papel reprobable en Guerrero.
Por ejemplo, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) llevó al poder al gobernador Aguirre, quien por interés u omisión, dejó correr la presencia de los narcos en su entidad. Durante su gobierno, su familia se enriqueció ilegalmente. Un hermano y un sobrino, así como un funcionario de su gabinete se encuentran en la cárcel.
Sobre el alcalde de Iguala, la cúpula perredista conocía los antecedentes de la riqueza de Abarca Velázquez, y aún así, lo condujo a la presidencia municipal. Como si no fuera suficiente el sinnúmero de problemas del PRD, la semana pasada, en la región de la Montaña de Guerrero fue decapitada Aidé Nava González por el Cártel de los Rojos.
En fin, el gobernador tiene razón al decir que seis años no son suficientes para acabar con los problemas esenciales en Guerrero. Tiene razón, aunque yo pienso que ni siquiera en varios sexenios se verá a los guerrerenses disfrutar de paz y tranquilidad.