¿Se privatiza el agua?
Luis Muñoz martes 10, Mar 2015Segunda vuelta
Luis Muñoz
A propósito de la Ley General de Aguas, que se discute en el Congreso, vale la pena retomar algunas consideraciones que hace Fredrik Segerfeldt en su obra “Agua a la venta”, en la que habla de los peligros de la privatización del vital líquido.
A principios de este siglo las amenazas de crisis energética, alimentaria y ambiental parecían dominar el panorama, sin descartar que la falta de agua, expresión de la crisis ambiental, es especialmente preocupante e incluso su escasez podría llegar a motivar las “guerras del futuro”.
El tema no es un asunto menor, pero también sirve para ser tomado como bandera, dijo ayer el diputado Manlio Fabio Beltrones, quien, de paso, informó que la Junta de Coordinación Política había tomado la determinación de diferir la discusión, el “tiempo que sea necesario”, para aclarar dudas y dejar atrás la desinformación.
Previamente se había dicho que el problema del vital líquido debe estar en la agenda nacional…porque, es tal su importancia, que si el agua se acaba el agua, no hay economía, no hay nada… El asunto repercutió en algunos estados de la República.
Autoridades comunales de diversas localidades de Oaxaca, el pintor Francisco Toledo, fundador del Patronato Pro Defensa del Patrimonio Cultural y Natural del estado, y la diputada federal perredista Aleida Alavez, se declararon en contra de la Ley General de Aguas que se discute en el Congreso de la Unión.
Ellos consideran que con la legislación “se pretende privatizar el líquido en beneficio de las grandes empresas y en detrimento del pueblo de México”.
En opinión de Toledo, estas nuevas leyes, en las que permiten a la iniciativa privada entrarle a los mantos acuíferos y a los ríos, “van a ser un desastre’’.
Aleida sostuvo que la nueva Ley General de Aguas es una legislación con una redacción “tramposa”, porque por un lado afirma que defiende el derecho humano al agua, pero por el otro fomenta una visión mercantil del líquido, al imponer tarifas prácticamente a todo su consumo y elimina los subsidios que apoyan la economía de miles de familias.
¿Pero, que hay detrás de una privatización?
Consideremos lo que dice Segerfeldt al respecto:
¿Por qué cuando se trata del agua, la privatización o cualquier apertura hacia la empresa privada es un asunto tan delicado?
En todas partes del mundo, muchos otros sectores, como el de la energía, las telecomunicaciones y los servicios postales, han sido expuestos de varias maneras a la competencia o a la privatización, por lo general con resultados muy positivos en términos de la calidad, la productividad y la rentabilidad.
En cambio, la distribución del agua se considera diferente de las otras actividades públicas tradicionales porque el acceso a ella es, literalmente, una cuestión de vida o muerte, aun a corto plazo. Aunque ya se ha planteado este punto varias veces, es útil repetirlo: hay muy pocos casos de privatización completa del agua, ya sea como recurso natural, ya sea como distribución del agua potable.
En cambio, el ordenamiento más común es aquel en el que tanto la propiedad como la distribución del agua están en manos del sector público.