La Corte
Ramón Zurita Sahagún martes 10, Mar 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Hace varios lustros, un columnista acucioso y divertido (Gustavo Mora) rebautizó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como la Tremenda Corte, en remembranza de aquel humorístico programa que protagonizaba Leopoldo Fernández, mejor conocido como “Tres Patines”.
La referencia era obligada, ya que el máximo tribunal de justicia del país caía en constantes desatinos y sus integrantes, en gran número, respondían a una línea, ya que procedían de la administración pública federal y asumían su nuevo encargo como parte de su actividad burocrática.
Fueron décadas en que la Suprema Corte de Justicia de la Nación era vista como un apéndice del Ejecutivo y no en su dimensión real que es la de ser uno de los tres poderes de la Unión.
Eran los tiempos del presidencialismo, en que constantemente, de acuerdo al Ejecutivo federal en turno, los nombres de los ministros se acomodaban, sin mayores preocupaciones dentro de la cúpula del poder.
La Suprema Corte de Justicia se componía, en muchas de las ocasiones, por personajes cercanos al poder político en turno, aunque eso sí, eran en su mayoría hombres con amplios conocimientos del derecho.
Fueron largas décadas en que la equidad de género se aplicaba con dos mujeres ministros en toda la historia del tribunal hasta principios de la década de los 80.
Desde entonces no han variado mucho las cosas, ya que una decena de mujeres han pasado por la Corte en los últimos 54 años.
La equidad de género que por ley se aplicará desde este período en el Congreso de la Unión, dista mucho de llegar a la Corte, donde hay actualmente dos mujeres del total de 10 ministros.
Los nombres de los ministros siempre han estado relacionados fuertemente con la política, en forma directa o indirecta.
José Vicente Aguinaco Alemán fue un abogado constitucionalista, quien fungió como defensor de los banqueros expropiados por el gobierno de José López Portillo y quien una década después alcanzó el rango de ministro de la Corte y presidente de la misma.
Salvador Rocha Díaz fue secretario de Gobierno de Guanajuato, diputado y senador por su partido (PRI) y alcanzó el rango de ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Jorge Carpizo McGregor fue procurador general de la República y secretario de Gobernación, aunque fue sacado de la Corte para convertirlo en el primer presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Martha Chávez Padrón fue diputada federal y senadora por el Partido Revolucionario Institucional y subsecretaria de la Reforma Agraria.
Irma Cué Sarquís es otra de las pocas mujeres que han sido designadas como ministro de la Corte y antes de eso se había convertido en la primera mujer secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, partido que representó en la Cámara de Diputados. Victoria Adato Green fue procuradora de Justicia del Distrito Federal, antes de pertenecer a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Sin embargo, hay un paralelismo entre el posible ministro de la Corte Eduardo Medina Mora y otro jurista que pasó por el cargo, Ulises Schmill Ordóñez, quien incluso presidió el máximo tribunal de justicia del país.
Como Medina Mora, don Ulises fungió como embajador en diversos países (Austria, Alemania, Hungría), antes de ser electo como integrante de la Suprema Corte de Justicia.
Claro que Schmill Ordóñez no acarreaba los cuestionamientos que pesan sobre Medina Mora por su paso por la secretaría de Seguridad Pública, el Cisen y la Procuraduría General de la República.
Fue durante el período sexenal del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, cuando se realizaron reforma al texto constitucional, pues se introdujeron cambios importantes, tanto a la conformación como a la competencia del Poder Judicial, permitiendo volver a ocupar un lugar de superioridad en el orden jurídico y político nacional, el cual ya ha disfrutado en otras épocas históricas, mismos que le confieren atributos de un verdadero poder. Las características de estas reformas a fines de siglo fueron: 1) La creación de un órgano nuevo en la estructura del Poder Judicial de la Federación, hasta entonces desconocido por completo en la historia judicial de México: el Consejo de la Judicatura Federal. Este nuevo organismo asumió la mayoría de las facultades no jurisdiccionales de la Suprema Corte, que eran las relativas a la administración del Poder Judicial de la Federación; 2) Continuar con la transferencia de atribuciones jurisdiccionales a los Tribunales Colegiados de Circuito y la transformación de la Suprema Corte en un Tribunal Constitucional, lo cual se inició con la reforma constitucional de 1988; 3) Las nuevas atribuciones que se confirieron a la Suprema Corte para otorgarle, de manera amplia y definitiva el carácter de Tribunal Constitucional.
CÉSAR CAMACHO, SIN ARGUMENTOS
Poco aguante ante las críticas o cuestionamientos tiene el presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, César Camacho Quiroz.
La semana pasada, el mexiquense acudió al cumpleaños de uno de sus compañeros legisladores en el Senado de la República y solamente aguantó 20 minutos en la comida.
Camacho Quiroz compartía mesa con los ex senadores Carlos Chaurand, David Jiménez González, Tomás Vázquez Vigil y el ex diputado Jesús Ramírez Stabros, los que preguntaron al dirigente partidista sobre los méritos de los candidatos plurinominales, incluido él mismo para ser nominados por su partido.
El dirigente partidista no pudo responder a los cuestionamientos y menos cuando el jalisciense Vázquez Vigil preguntó de dónde venían los candidatos de su estado y el porqué María Esther Sherman fue sacada de la lista de la primera circunscripción (a la que pertenece) para incrustarla en la cuarta.
Camacho Quiroz prefirió salirse de la comida, sin despedirse de nadie, con el pretexto de ir al baño.
Muchas gracias don Ramón por el recuerdo de mi Padre. Un saludo afectuoso.