Arreglo de Ebrard
Francisco Rodríguez martes 24, Feb 2015Índice político
Francisco Rodríguez
Debajo de las fosas de Iguala, Las Parotas, Cocula y Meléndez, hay un aroma de glamour y de seres extraños, de costumbres exóticas, que participaron en tejer esa madeja que ha dejado en el luto a muchas familias y presupuestos y socavado lo poco que quedaba de dignidad.
En busca de la “construcción” de una candidatura amarilla-blanquiazul para la presidencial del 2018, los estrategas beneficiados, el anterior jefe del GDF y su padrino —hoy postrado por la vergüenza y la depresión— “convencieron” a un senador tricolor guerrerense para que se postulara por otra franquicia. Total, ya lo habían conseguido en el caso Sinaloa, con la postulación de ese ente raro de sobrenombre raro: “Malova”. ¡Y habían ganado!
Cuando aceptó, Ángel “El Gordo” Aguirre fue postulado por el partido que estaba en el enjuague y tenía la estructura para hacer un paripé “rápido y eficaz”. Convergencia tuvo el “alto honor” de registrarlo ante las comisiones electorales estatales. Dante Delgado se “cubrió de gloria “ y echó a andar a Luis Walton (previa exigencia de que aceptara la alcaldía de Acapulco y postergara sus ansias de gobernador para el 2016) para aceitar la maquinaria del anaranjado y derrotar a Manuel Añorve y a todo su aparato electoral y así hacer ganar al primo incómodo: “El Gordo” Aguirre.
200 MDP PARA CAMPAÑA
El fondeo nunca fue problema: mientras un criminal como Sofío Ramírez —a quien después se le pagó con un escaño en el Senado— pasó la charola entre los caciques y matarifes de la Sierra, la Costa y La Montaña, ”El Chelo” Ebrard designó a Héctor Serrano, secre de Gobierno del GDF, y a Jesús Valencia, pagado con la delegación Iztapalapa, para trasladar los más de 200 millones de pesos —de las arcas de la tesorería capitalina, saqueada con la ayuda del hoy senador Mario “El Ojitos” Delgado— a las manos de Aguirre y su caterva de primos y sobrinos, hoy entronizados en los mandos financieros de Chilpancingo.
Zeferino Torreblanca, otro indeseable —al fin, gusanos de la misma guayaba— acusó al nefasto “Gordo” de tener más de 90 familiares en puestos clave de esa “administración” estatal. Parece que la manzana de la discordia entre los dos fue el affaire Ríos Piter, ex protegido de Torreblanca (lo hizo diputado) que vendió su ficha y sus favores al “Gordo” Aguirre. Entre ese tipo de gente estas traiciones no se perdonan.
David Jiménez Rumbo, líder del Grupo Guerrero, de perredistas de raíz, acaba de declarar que Mar-Chelo andaba apoyando al criminal Sofío Ramírez… “Es un hombre despechado y dolido Marcelo”, dijo Jiménez Rumbo, “hoy odia a “El Jaguar” (Ríos Piter), antes lo amaba, yo no sé qué pasó”, dijo.
NEGOCIO REDONDO DE MEC
Como garantía a los financiamientos chilangos, Aguirre y “El Chelo” pactaron una extraña sociedad, para que el primero retribuyera los favores económicos desde el poder, metiendo a trabajar a las constructoras capitalinas de Ebrard en la edificación de los futuros túneles y vías rápidas que iban a desfogar la costera, así como en el magno proyecto de la presa La Parota, de varias decenas de miles de millones. Un negocio redondo. Quien quedaba en prenda de esos compromisos era Beatriz Mojica, habilitada por la tesorería a cargo de “El Ojitos” Delgado, quien una vez que Aguirre asumió el mando, fue designada coordinadora general de Fortalecimiento Municipal, luego de Prensa y finalmente secretaria de Desarrollo Social. Un currículum también redondo.
El único lugar donde el PRD tenía estructura en el estado era Iguala. Y ponerla a las órdenes de Aguirre fue pagado a Lázaro Mazón con la Secretaría de Salud y la promesa de que, en adelante, el municipio sería cubierto con sus favoritos. Cosa que se cumplió. Sólo que AMLO, aprovechando la frustración de Mazón y el poco oído que se prestaba a su participación, lo inquietó con la idea de hacerlo candidato de Morena. Hasta ahí.
Hoy, la figura de Mazón y de su recomendado José Luis Abarca, son utilizadas para descargar sobre ellos toda la culpa de las masacres y sarracina que la delincuencia y el gobernador cómplice han descargado sobre Guerrero. Las venganzas políticas y personales, asumen el rol de las investigaciones que demandamos los mexicanos. Poco falta para que se diga que Lázaro Mazón jefaturó una conspiración internacional para acabar de tajo con la viabilidad de las “reformas estructurales”.