Nos dieron en Las Torres
¬ Claudia Rodríguez viernes 23, Jul 2010Acta Pública
Claudia Rodríguez
La construcción del segundo piso en Periférico Norte en la ciudad de México, al que se le nombró Viaducto Bicentenario, se ha vuelto una verdadera ofensa para quienes a pie o en autotransporte público o particular, circulan por ahí.
Es necesario declarar de nuevo, que quien esto escribe no se opone a las obras y al desarrollo urbano, lo que se solicita y reclama es un trato digno para quien tiene que convivir con las obras, al grado que no se conviertan en un martirio cotidiano.
Otro asunto, que ya se ha tocado en Acta Pública, es la lamentable consecuencia que estas obras viales arrojan sobre innumerables comercios y empresas que han cerrado o lo tendrán que hacer, ante el cambio drástico de movilidad de peatones y automóviles, que inhiben el acceso a los comercios.
No obstante lo anterior, lo que hoy se intenta destacar es el trato grosero que nos han dado los constructores de Obrascón Huarte Lain (OHL), a quienes circulamos por el primer piso y la lateral del Periférico con un tráfico caótico y sin un solo aviso de qué es lo que vamos a encontrar en el camino.
Luego que se inauguró la primera fase del Viaducto Bicentenario que corre del tramo Cuatro Caminos a Lomas Verdes en el Estado de México, desaparecieron del escenario los agentes de tránsito y trabajadores de la constructora en cuestión que si bien, no agilizaban el tráfico vehicular, ni la angustia de estar atrapados en un tránsito interminable, al menos dirigían las salidas y entradas de lo que supuestamente es la vía rápida y la lateral del Periférico Norte.
Pero de noviembre del 2009 a la fecha no existe una mínima indicación que notifique de la reducción de carriles del cambio de trazo en el camino -que llegó a ser bastante peligroso y divertido para algunos cuando el rasgo se hizo sinuoso antes de llegar a las mundialmente famosas Torres de Satélite-, y qué decir de la ausencia total de una indicación para avisar que las salidas habituales de los llamados carriles de alta a la lateral se cambian o simplemente se cancelan.
De ese caos, que llega a ser desesperante y rabioso para algunos, en el terreno no hay quien se responsabilice ni ayude en caso de alguna contingencia, de las que a todas horas se presentan.
El miércoles de esta semana fabriqué y coloqué dos anuncios solicitando información a los responsables de las obras y al final del caótico tránsito. En ambas pancartas se exigía atención a quienes convivimos con un tránsito extraordinario a consecuencia de la construcción del Viaducto Bicentenario. Primero, me sorprendí que nadie me dijera nada cuando con mucho trabajo, presión y hasta terror pegaba las cartulinas, pero luego verifique que el “sistema” sigue funcionando. El jueves comprobé que desaparecieron tales carteles.
Total, que nos dieron en Las Torres como un capricho de la constructora OHL en respuesta a la intención de la Asociación de Colonos de Satélite, de inhibir el trazo original del Viaducto Bicentenario. ¿O no?
Acta Divina… El gobierno de la ciudad de México adjudicó a OHL Concesiones una nueva autopista, que se convierte en la sexta del Grupo OHL en México. La nueva concesión, con un plazo de 30 años desde su puesta en operación, tiene como objeto la financiación, construcción, explotación y mantenimiento de una vía periférica elevada sobre bulevar Manuel Ávila Camacho, que discurrirá, de norte a sur, entre el límite del Estado de México (Cuatro Caminos) y el Distribuidor Vial de San Antonio.