Shanghai, en el corazón de China
¬ José Antonio López Sosa lunes 26, Ene 2015Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Shanghai, China.- Esta es la urbe más poblada de la República Popular de China, más de 24.5 millones de personas conviven a diario en sus calles y en los últimos años se ha consolidado como el centro de operación financiera y comercial más importante de este país.
Aquí en China la llaman “París de Oriente”, aunque la comparación queda lejana por el trazo y la historia de ambas ciudades, las calles de Shanghai guardan el rostro de la China milenaria, sus tradiciones luchan por subsistir, mientras la gran ola modernizadora de China la lleva cada vez más hacia la occidentalización.
Está casi terminada la “Shanghai Tower”, el tercer edificio más alto del mundo por encima de los 600 metros de altura, para mediados de este año estará operando como hotel, residencias y oficinas. Hay decenas de rascacielos en la parte central de la ciudad, a un costado del llamado “Times Square de Shanghai” que evoca al original de las calles de Nueva York.
Si bien China tiene marcado sus propio destino, esta ciudad lucha constantemente por competir sobre todo con ciudades de los Estados Unidos, lo mismo que con las milenarias urbes europeas; sin embargo, ello también ha implicado que se pierda parte de la identidad china en la gran metrópoli y sus espacios luzcan con una arquitectura desordenada y muy pretensiosa.
Hay contraste como en casi todos los rincones del planeta, junto a los grandes corporativos del Times Square de Shanghai, está la calle Yunnon Nan Lu, que en sus banquetas es testigo de la preparación de comida callejera más tradicional en Shanghai, es obligada una visita a este sitio, nada como tener la aventura de comer algo sólo por antojo de la vista (pues los menús están sólo en chino y la gente no habla inglés por lo general en la zona).
También existe la idea de lo baratas que pueden ser las compras en China, en especial en Shanghai, ello es cosa del pasado, la globalización ha logrado ajustar los precios —incluso los callejeros—. Hay un mercado muy tradicional donde se vende lo que en México llamábamos “fayuca”, en la calle Huaihai se encuentran todo tipo de modelos electrónicos —evidentemente clonados— a precios muy bajos, con la poca garantía que los productos puedan funcionar al regresar a nuestro país.
Así, Shanghai tiene desde un reloj Mido “pirata”, que cuesta 10 dólares, hasta la tienda Omega más prestigiada del país, donde hay otro que cuesta arriba de 35 mil dólares. Lo mismo con su gente, de un lado vemos al mendigo pidiendo limosna y por otro al potentado chino con guaruras y automóviles Mercedes Benz. Así es el comunismo chino.
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