Los fantasmas del PAN
Ramón Zurita Sahagún lunes 12, Ene 2015De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El proceso electoral del 7 de junio del presente año será difícil para los partidos contendientes, debido a la serie de problemas que han enfrentado en los meses recientes y que los ha hecho perder credibilidad ante los electores.
La semana pasada expusimos parte de los problemas que arrastra el PRD, uno de los organismos políticos más conflictuados en la actualidad por la serie de situaciones originadas por algunas autoridades postuladas en comicios pasadas y por la hegemonía mantenida por un poderoso grupo en el poder.
Pero los demás partidos considerados nacionales no se escapan de una situación similar en muchos puntos y agravada en otros.
Acción Nacional fue hasta hace menos de tres años el partido en el poder federal, donde acumuló 12 años, aunque no se reflejó en grandes avances para el desarrollo del país, por lo que los electores le dieron la vuelta en los comicios de julio del 2012, lo mandaron al tercer lugar y prefirieron regresar con un partido que había gobernado por 70 años.
En aquel entonces, influyó también el resquebrajamiento de su fuerza interna, ya que resultó postulada una candidata que no reunía el consenso de la militancia.
En la actualidad esa división de grupos sigue pesando dentro del seno del partido, aunque menos, pero se mantiene la lucha por el control del partido y de los principales cargos, algo que se reflejará nuevamente en el reparto de candidaturas.
Parte de los problemas del partido es la pugna entre los calderonistas y los maderistas, aunque los primeros se ven cada día más debilitados y algunos de ellos prefieren aventurarse alejados de uno y otro grupo.
Sin embargo, para Acción Nacional le será difícil navegar a puerto seguro arrastrando en parte un descrédito producto de algunas acciones de sus militantes, autoridades y hasta representantes populares.
El saco de piedritas lo convirtieron en sólidas rocas que amenazan con provocar una avalancha en pleno proceso electoral.
Siendo el partido que promueve la honestidad y la moralidad como unas de sus grandes banderas y un instrumento para el bien común global de la sociedad, y no como gestor transitorio o permanente de intereses parciales, de clase o de grupos en función de oportunidades variables.
Los panistas desde su fundación la importancia de la dignidad humana, el respeto a la libertad del hombre y al bien común.
Por eso, resalta más lo sucedido en los meses recientes en que acontecieron una serie de eventos que desnudan las intenciones de varios de sus militantes, dirigentes y representantes populares.
El principal escándalo protagonizado por los panistas fue la puesta al descubierto de los llamados “moches”, que representó el pedir dinero por parte de los diputados federales para autorizar presupuestos a modo o incluso ajustar algunos otros para privilegiar a ciertas autoridades, especialmente ayuntamientos gobernados por militantes de ese partido.
Se intentó tapar el escándalo, aunque fueron los propios alcaldes los que expusieron públicamente el tema, el que fue ventilado mediante filtraciones de todo tipo.
En el tema fue involucrado el propio coordinador de los diputados panistas, Luis Alberto Villarreal.
Pero fue el mismo coordinador Villarreal el que se vio involucrado en otro escándalo, en el que participaron varios legisladores federales más y hasta asesores de la bancada.
Se trató del caso de la fiesta privada de Puerto Vallarta, donde participaron bailarinas de tabledance, dañando la imagen moralina de los panistas, pero donde germinó la duda de si la fiesta fue o no pagada con recursos públicos para diversiones privadas.
El asunto le costó el cargo a Luis Alberto Villarreal, un personaje cercano al grupo de Gustavo E. Madero Muñoz.
Los escándalos de Acción Nacional no quedaron ahí un diputado local en el Distrito Federal, Edgar Borja, fue exhibido en redes sociales pidiendo comisiones por conseguir contratos de obra pública.
Cercano al grupo del coordinador, Federico Doring, Borja fue expulsado de la bancada, primero y del partido, después, con lo que se intentó hacer un control de daños.
Pero en cuestión de corrupción, el PAN mostró varias facetas, ya que por un lado promueven una nueva ley contra la corrupción, catalogada como Sistema Nacional Anticorrupción, y por otro algunos de sus militantes son mostrados como parte de eso que ellos pretenden penalizar de manera severa.
En el municipio de El Marqués, Querétaro, fue publicitado otro escándalo de corrupción, protagonizado por una autoridad panista.
Fue el secretario de Administración del ayuntamiento, Noé Miguel Marín, quien fue exhibido en un video recibiendo un soborno de parte de un contratista, por lo que fue separado del cargo público.
Otro asunto que mostró a parte de la militancia panista fue lo ocurrido en Brasil, durante el mundial de futbol, cuando unos jóvenes fueron detenidos luego de golpear a un ciudadano de esa nación y se confirmó que uno de ellos era un alto funcionario de la delegación panista Benito Juárez del Distrito Federal y otro de ellos había sido diputado a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, también de militancia panista. El juicio duro varios meses y el encierro de los jóvenes también.
Pero en esos excesos también se ubica el de unos jóvenes panistas de Jalisco que dieron forma a un Movimiento Nacionalista Mexicano del Trabajo, inspirados en la doctrina hitleriana.
Eso, sin olvidar el escándalo de Oceanografía, donde se insertan algunos militantes panistas, como es el caso del ex candidato de ese partido al gobierno de Campeche, Mario Ávila Lizárraga, y en el que se menciona también la influencia del fallecido secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño.