Lecciones del Plan Mérida
Francisco Rodríguez miércoles 17, Dic 2014Índice político
Francisco Rodríguez
En este espacio le platiqué mi experiencia con el ex presidente colombiano Álvaro Uribe, con quien convivís en Washington: “Lo escoltan tres escritores ‘fantasma’. Sus ghost writers, pues. Fueron quienes redactaron el libro. Les pregunta si eso de lo que está platicando forma parte de la obra redactada. Le dicen que sí. Aunque a veces lo que escucha es un ‘no’, y hace cara de ¡pero qué barbaridad!, ¡cómo se les pudo haber olvidado tan trascendental episodio!
“Él mismo es un espectro. Nada es ya de lo que fue. Y como nuestra ‘Llorona’, lleno de lúgubres lamentos busca asustar a aquellos que aún lo creen políticamente vivo. Pero está muerto. Ya no es el presidente de Colombia consentido de George W. Bush. Ya no es el laboratorista del Departamento de Estado que en su propio país, Colombia, ensayó la intervención militar estadounidense bajo el amparo de la lucha en contra del narcotráfico. Ya no es el modelo a seguir que el propio Bush le impuso a Felipe Calderón. A aquél con el Plan Colombia. A éste con un remedo conocido como Plan Mérida.
“Álvaro Uribe promueve su libro. Justifica su paso por la Casa de Nariño, sí, pero sobre todo critica a su sucesor. Se ha convertido en un dolor de cabeza permanente para el presidente”.
Y no, no es que Calderón haya escrito nada, pero habla, habla y habla… y dice estupideces sin parar. Que su guerra fue para darnos seguridad a los mexicanos… que la corrupción ya se hizo institucional… que no fue él, que fue Teté…
Hace tiempo le decía también: “Uribe twittea a cada rato el número de muertos por la violencia en su país. Su oposición a los acuerdos de paz con las FARC. Su rencor por ya no ser…
“Lo he visto un par de ocasiones durante los últimos días. Cada vez más amargo. Más dolido con él mismo por haberse equivocado en la selección de quien ahora gobierna desde Bogotá. Y es obvio: quiere influir ahora en la sucesión de Juan Manuel Santos. Quiere erigirse en el factótum de la política colombiana. Así persigue el poder sin entender que fue prestado, que a nadie le pertenece para siempre… excepto a los dictadores y, claro, muy limitado a los monarcas.
“¿Es todavía Uribe el modelo a seguir por Felipe Calderón? “Atípico en prácticamente todo, ha dejado entrever seguirá participando en política. En su partido, el PAN, para empezar. Y todo indica que Calderón tiene permiso, como antes en cualquier parte, el michoacano rompe una y otra vez la ortodoxia política que a la letra señala que, calladitos, los ex presidentes están bien comportaditos.
¿Forma parte este activismo de Calderón de los pactos que debió establecer?
La hermana de Felipe, Luisa María Calderón, estaría en esa lista. Ella también habla, habla, habla… y dice cosas que de inmediato le corrigen aquellos a quienes señala con su lengua y dedos de fuego.
¿No se darán cuenta los Calderón, él y ella, que forman parte de los factores que han descompuesto social y económicamente no sólo a Michoacán, sino al país0?
Hace tiempo también leía usted aquí que “el mejor ex presidente, dicen los clásicos, es un ex presidente muerto. “Porque la tentación de permanencia e influencia debe ser, es, enorme.
“Aunque ahora mismo hay dos visiones al respecto. La ortodoxa, primero, que en nuestra historia ha sido la de pasar a un segundo y a veces hasta a un tercer plano, para permitir que aquel que esté en ejercicio del poder pueda hacerlo a cabalidad, sin intromisiones de los antecesores.
“Pero también está otra un tanto cuanto heterodoxa. Aquella que apunta que, por la dignidad del cargo que ejercieron, por convicción de los actos que ejecutaron, los ex presidentes no deben retirarse de la vida activa del país, y sí, por el contrario, deben ayudar en el constante consejo a los jóvenes que opten por encontrar coincidencias.”
¿Será, entonces, que Calderón está ayudando? Y si es así, que no sería mejor decirle aquello de “no me ayudes, compadre”. ¿No cree usted?