Ruta a la tierra del miedo
Francisco Rodríguez miércoles 10, Dic 2014Índice político
Francisco Rodríguez
A velocidad turbo, transitamos en México por un camino vedado: Vamos cruzando la delgada línea fronteriza que define la tierra de nadie, donde cohabitan las omisiones de la autoridad, la impunidad de la delincuencia, la cobardía de la oposición de “izquierdas” y la pusilanimidad de las “derechas”.
Y ya vamos hacia la tierra del miedo, donde reina la anarquía, provocada por el temor a la tragedia, tan consustancial a nuestro ADN. ¿Por qué será?
En este gran interregno del pasmo y la catatonia, el poder civil está ahogándose, materialmente, en un vaso de agua.
La anegación de sus mitocondrias ha sido causada por la tormenta perfecta del concubinato integrado por la ignorancia de sus alfiles.
Los habitantes, que lo único que quieren es respeto, seguridad e integridad, se preguntan —si así pasa lo que ha pasado—: ¿cómo reaccionarían las “autoridades” ante una crisis de regular tamaño?
Lo verdaderamente trágico es que quienes tienen el mando no están preparados.
Por lo anterior, ni siquiera alcanzan a esbozar esquemáticas acciones de previsión, disuasión y aplicación mínima de reglamentos de buen gobierno para la tranquilidad vecinal.
Vaya, hasta de ordenanzas para jueces que otorguen una habitabilidad aunque sea marginal. Y por tal, la furia sigue creciendo.
Tanto le temen al fantasma de la represión que con su cortedad la provocan, la azuzan.
La omisión ante el delito y la ostentación de lo mal habido del presupuesto hacen una agria mezcla, difícil de tragar.
Se hace presente la aforisma de los delincuentes: en tierra de ciegos, el tuerto es rey. ¡Viva la ceguera colectiva!
Cómo dicen en el norte, ya está muy viejo el loro para aprender a hablar. Una legítima reclamación ciudadana sobre justicia criminal, se convirtió en un alud de rebelión que nadie podrá detener. Nadie a la vista. ¿Imposible?