El momento mexicano
Roberto Vizcaíno viernes 26, Dic 2014Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Las suspicacias ciudadanas alientan supuestos que corren libres y se potencializan en las redes sociales
- El caso es que en México estamos lejos de vivir el caos y el desgobierno y todo transcurre en normalidad
- Desde ayer el gobierno federal asume el control de la seguridad en el puerto de Acapulco
Hoy mismo, no pocos mexicanos, viven en la suspicacia y dentro de una inconformidad light que se manifiesta esencialmente en las mesas de café, las salas de la reunión finsemanal de los compadres y amigos o en las redes sociales.
No va más allá.
En las calles de las ciudades de la República y de algunos otros países, han proliferado las marchas que fuera de la ciudad de México se realizan y concluyen machaconamente en lo mismo: “vivos se los llevaron… vivos los queremos”.
Estas concentraciones no tienen ninguna propuesta. No derivan en una acción colectiva hacia algo más que no sea entrar en un circuito de amarguras y autodescalificaciones como sociedad.
En el DF y las dos o tres ciudades más importantes de Guerrero -Iguala, Chilpancingo y Acapulco-, estas marchas son aprovechadas por los anarcos y los de la CNTE para cumplir impunemente su propia agenda de violencia y destrucción.
Prácticamente en todos esos casos estos grupos no encuentran ninguna contención institucional porque desde el 68 está prohibido en México usar la fuerza del Estado en contra de ninguna marcha o grupo, menos si lo integran jóvenes y muchísimo menos si son estudiantes.
Así llegan y destruyen, queman, hurtan, asaltan desde edificios gubernamentales hasta que se hartan, sin que nadie se los impida.
Y cuando se deciden a detener a algunos, horas, días después los detenidos salen campantes, casi como héroes, no sin antes emprender una campaña mediática en contra del gobierno y las policías a las que ellos tundieron con todos los objetos posibles –varillas, ladrillos, pedruscos, tubos, cohetones arreglados con clavos y tornillos, bombas Molotov, etc.–, y a las cuales injurian y descalifican.
Es, en síntesis, un momento absurdo. Un momento en que el contexto y el desboque mediático, impulsan a algunos –como mi ex amigo Pereyra, lopezobradorista profundo–, a pensar y creer que estamos en las puertas del abismo de una renuncia presidencial o de una revolución.
Inmerso en su propio mundo de rumores y de señales encontradas, este segmento de la población –con mi ex amigo entre ellos– reciben y transmiten versiones privadas que convierten en verdades públicas que presagian el desastre social y político en México.
Un desastre que sólo ellos ven y que no se refleja ni en las calles donde transitan pacífica y normalmente miles, millones de mexicanos, o en los restaurantes llenos al tope y en los cuales todos comen y platican sin mostrar miedo o enojo alguno, o en las plazas comerciales donde parece que regalan cosas por las enormes concentraciones que presentan, o en los cines y otros muchos lugares, incluidos los centros de trabajo, que operan sin contratiempos.
Sin cultura de verdad legal, muchos mexicanos –como mi ex amigo–, hacen del supuesto su base de pensamiento, pero no de acción. Porque hay que decirlo, esos “inconformes” no salen de sus espacios de confort a expresar su descontento.
Mi ex amigo arremete todos los días contra el gobierno, reclama la renuncia del Presidente, pero se presenta diario puntualmente a trabajar bajo las ordenes de un jefe priísta y cobra su quincena sin chistar.
A este extraño momento mexicano, en el que todo opera normalmente en el que todas las instituciones del Estado operan, contribuye la rapidez de una información cambiante que es retomada y multiplicada por las redes sociales que la extrapolan y la convierten en elementos verosímiles.
En medio de todo eso los factores de opinión –ahora así se llama a personajes con cierta credibilidad– que se disputan el derecho de echar a andar los argumentos más descabellados.
Obligados a la prudencia por su edad, posición y experiencia, aprovechan su acceso a ciertos medios –sobre todo de la radio–, para dinamitarlo todo aventando al aire, supuestos que son asumidos por sus seguidores como verdades absolutas.
Lo único cierto es que fuera del escándalo y los absurdos –sin desconocer que hay una inconformidad comprensible en no pocos mexicanos– en México estamos muy lejos de escenarios como el de los estallidos sociales de Ferguson, Misuri, Estados Unidos o el de Venezuela, donde tienen años de vivir la insurgencia civil y una crisis política, o el de Siria con una guerra civil abierta, o el de los catalanes que atraviesan por una confrontación social y familiar grave por sus demandas de independencia de España.
Así hay otros muchos casos que se dan en este mundo y en los cuales los presidentes no corren el riesgo de renuncias.
Como dice mi ex amigo Pereyra, vamos a ver qué pasa…
ACAPULCO BAJO CONTROL FEDERAL
El Gabinete de Seguridad anunció ayer en Iguala que junto con el control de 36 municipios de Tierra Caliente, en forma adicional y por instrucciones del presidente Peña Nieto, las fuerzas federales toman el control de las tareas de seguridad en Acapulco.
De la misma forma las fuerzas federales y la acción del gobierno federal se concentrarán en las zonas de mayor incidencia delictiva del puerto, que se dividirán en sectores y cuadrantes para una mejor operación policial.
En esta tarea los federales tendrán el apoyo del Ejército y la Marina para actuar en caso de que se requiera. Y se abrirá una mesa única de inteligencia.
Los agentes municipales entrarán en un proceso de reconstrucción de mandos y capacitación”, se indicó.
A su vez el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, indicó que la PGR investiga a todos y cada uno de los alcaldes guerrerenses señalados con vínculos con el narcotráfico.
Pero se negó a decir quiénes son. En todos los casos, agregó, se busca fincar elementos reales de involucramiento a fin de que ocurra que se les detiene y salen libres días después por falta de elementos.
Durante ese encuentro al que asistieron Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación; general Salvador Cienfuegos Zepeda, titular de la Defensa Nacional; almirante Vidal Francisco Soberón, secretario de Marina; Jesús Murillo Karam, Procurador General de la República; Eugenio Ímaz, director del CISEN; Salvador Rogelio Ortega Martínez, gobernador de Guerrero; Eruviel Ávila, gobernador del Estado de México; Graco Ramírez, gobernador de Morelos y Salvador Jara, gobernador de Michoacán, Alejandro Rubido García, comisionado nacional de Seguridad, indicó
“Llegamos aquí, para iniciar las acciones anunciadas por el presidente Enrique Peña Nieto, la semana anterior en Palacio en materia de seguridad, procuración y administración de justicia en esta región de Tierra Caliente”.
Dijo que se trata de un operativo especial que busca fortalecer a los municipios de esta región en Guerrero, Estado de México, Michoacán y Morelos. Este operativo incluye a 22 municipios de Guerrero, 8 del Estado de México, 2 de Michoacán y 4 de Morelos. El operativo se realizará con base en un diagnóstico de la región y determinado por la presencia de organizaciones delictivas dedicadas a la producción y comercialización de distintas drogas.
Recordó que luego de los hechos del 26 y 27 de septiembre anterior, la federación, encabezado por la Policía Federal, asumió el control de la seguridad en 16 municipios de la región. Hoy ya son más de 20, agregó. Todos bajo el mando de la Secretaría de la Defensa. Así se busca recobrar la seguridad y el estado de Derecho y con ello la tranquilidad en esta región.
Bajo la conducción del secretario de Gobernación, en su calidad de Coordinador del Gabinete de Seguridad, se han establecido 3 líneas, dijo Rubido:
Una para intensificar el combate a todas las organizaciones delictivas con la neutralización de blancos estratégicos, minar la operatividad de estos grupos y romper sus líneas de mando.
Otra para fortalecer a las instituciones y combatir la corrupción, desarticulando las redes ilícitas que influyen en ellas, y:
La tercera que incluye labores de inteligencia, a partir de los principios de coordinación y corresponsabilidad.
En síntesis, explicó, el Operativo Especial Tierra Caliente es una acción integral que inicia la Policía Federal para asegurar el control total de 32 municipios de los estados de Guerrero, México y Michoacán.
Mientras tanto los policías municipales serán concentrados en las instalaciones de la Secretaría de la Defensa Nacional, en la Sexta Región Militar en Mazatláhuac, Tlaxcala, donde, de entrada,se les aplicará exámenes de control de confianza.
“Reitero: la instrucción del Presidente de la República es actuar con una estrategia integral sin escatimar esfuerzos ni recursos, para garantizar la tranquilidad en los municipios de la región de Tierra Caliente y en el puerto de Acapulco.
“Eso se hará en un trabajo coordinado y en corresponsabilidad con los gobiernos locales”, concluyó.